ALICANTE. Una mañana de 1958, dos adolescentes paseaban por un barrio de las afueras de Alicante y, casualmente, se encontraron con un vecino que jugueteaba con un cernícalo que, por su aspecto, no parecía recibir buenos cuidados. Uno de ellos hizo una seña al otro para apartarse un poco y que así el hombre no los pudiera escuchar, y le susurró que el famoso pintor Gastón Castelló, a quien conocía y que incluso una vez lo había invitado a verlo trabajar, le había dicho que estaba buscando un ave rapaz que le sirviera de modelo. No lo dudaron un instante, se lo compraron y fueron a verlo a su estudio de la calle San Fernando. El otro chico de nombre Lorenzo —que nunca había pisado el sanctasanctórum de un pintor— quedó deslumbrado por la atmósfera que se respiraba en su interior y, tras entregarle orgullosos el ave al artista de Benalúa, tuvo el pronto de preguntarle si podía admitirlo como aprendiz.
A Gastón Castelló, probablemente, le hizo gracia la propuesta de un chaval tan resuelto y aceptó. Pero no se arrepintió de su decisión, enseguida se dio cuenta del talento que atesoraba. Se instruyó en todas las técnicas del amplio abanico de las artes plásticas que dominaba su maestro y de todas ellas se vio atraído, sobre todo, por la acuarela y el mosaico. (Recordemos que Castelló fue uno de los mejores especialistas en el difícil arte del mosaiquismo que aprendió del suizo Lachat y el mejicano Siqueiros, los grandes del siglo XX).

- Fuente del niño flautista del Parque de Canalejas de Alicante -
- Lorenzo Ajo, 1989
El joven discípulo, para complementar el aprendizaje práctico, resolvió formarse a nivel teórico y para ello devoró todos los libros de historia del arte y de monografías de pintores que tuvo a su alcance.
Marchó al servicio militar y fue destinado a Madrid. Y justo en ese periodo, Gastón Castelló recibió el encargo de realizar un gran mosaico para el diario Pueblo y con el fin de que se uniese al equipo de dicha obra consiguió que le concediesen un permiso. Finalizada la mili, volvió al estudio de Castelló y al poco inició su andadura individual. Un óleo suyo fue seleccionado en la I Bienal de pintura de Alcoy de 1967 y un año después abrió su primer estudio a espaldas de la concatedral de San Nicolás.

- Els Castillets y el Puig Campana desde Sella -
- Lorenzo Ajo, 1989
Por esas fechas, el artista Manuel Baeza recibió el encargo del Hotel Gran Sol para que decorase con mosaicos dos de sus muros. Entonces, Baeza se dirigió a Lorenzo Ajo —conocedor de su experiencia como mosaiquista— para que se incorporase a su plantel de trabajo y realizar la colosal obra de 900 m² que requeriría millones de piezas para su construcción. Ajo contó en su día lo peligroso que fue ejecutarla. De hecho, sufrió un accidente que estuvo a punto de costarle la vida.
Terminado el Gran Sol reanudó la actividad en su estudio y fue seleccionado en los dos primeros Certámenes Provinciales de Artes Plásticas de Alicante celebrados en 1969 y 1970.
Durante esos años, realizó también, junto con Wigberto Sapena, un mosaico en la Hermandad de Labradores y Ganaderos de Denia. Poco después, fue requerido de nuevo por Gastón Castelló para que colaborase en la ejecución de dos mosaicos: uno en el edificio Capitol de Alcoy y otro en el de la Mutua Patronal de Alicante en el que también intervino el reconocido artista José Pina.
En 1973 presentó su primera exposición individual en la Galería de la Caja de Ahorros Provincial de Benidorm con la serie "Esculto-pinturas con abalorios y monotipos" en que se adentró en la abstracción.

- Isla del Descubridor de Xàbia, Punta de Moraira y Peñón de Ifach desde el Cabo de la Nao -
- Lorenzo Ajo, 1986
A lo largo de la década de los setenta participó en varias exposiciones colectivas en Alicante, Elche, Orihuela y Benidorm. En 1974 trabajó de nuevo para su maestro, junto con Pina, en la realización del mosaico El Misteri d'Elx para el Aeropuerto —entonces llamado El Altet—; y al año siguiente se inició otro de mayores dimensiones en el mismo recinto denominado Canto a la Provincia, en el que colaboraron también otros mosaiquistas alicantinos. A su término se celebró una exposición con cuadros de todos los que trabajaron en esta obra.
En 1980 el Casino decidió remodelar el edificio y le encargó la restauración de los cuadros y murales del techo, trabajando junto con Dionisio Barceló que llevó a cabo la labor de marquetería. Ese mismo año ilustró un hecho histórico de la ciudad de Alicante para el coleccionable Nuestra Historia publicado por La Verdad; y tras la finalización de las entregas, el diario exhibió una muestra con obras de los pintores participantes.

- libro 'Diez canciones para la escuela', de Juan Miguel Asensi -
- Lorenzo Ajo, 1983
1984 fue especialmente intenso para Ajo. En marzo realizó una exposición individual en la Galería Amics —una de las más prestigiosas de la capital —presentando 44 acuarelas entre paisajes de la provincia, marinas y composiciones. Colaboró con una ilustración en el libro de partituras infantiles Diez canciones para la escuela del músico Juan Miguel Asensi, con letra de Consuelo Jiménez de Cisneros, en el que también participaron, entre otros, los artistas alicantinos de mayor renombre como Gastón Castelló, Xavier Soler, Manuel Manzanaro y Roberto Ruiz Morante. Participó en dos exposiciones colectivas: primero en Xaloc —otra de las grandes salas alicantinas— y luego en la Caja de Ahorros Provincial de Alicante. Y para culminar ese frenético año fue invitado a intervenir en un happening de la asociación Espardenya, que aunó a artistas plásticos, poetas y músicos.
Con relación a esta manifestación artística multidisciplinar, debo señalar que Lorenzo Ajo no solo estaba involucrado en el mundo artístico alicantino, sino también en el cultural. Conoció a la arqueóloga Solveig Nordström, al escritor Enrique Cerdán Tato y al filólogo y poeta Lluís Alpera, por citar a algunos. Y al hilo de este último, me permito contar un curioso momento que tuve la oportunidad de vivir. A mediados de los ochenta, Alpera invitó a Ajo, al mencionado Asensi y al arriba firmante a recitarnos en primicia su siguiente libro de poesía en el pub Llop Marí de El Campello. Quería saber la opinión sobre su obra de personas fuera de su entorno académico, es decir, un pintor, un músico y un galeno. Fue una velada memorable.

- Lorenzo Ajo y Gastón Castelló con el mosaico El Misteri d'Elx del aeropuerto, 1974
Ajo prosiguió con su exitosa andadura profesional, pero como era un artista inquieto se interesó por el arte de otras culturas, como la china y la japonesa, en especial todo lo relativo a la técnica del dibujo a la tinta china. Incluso en su afán de búsqueda de nuevos temas artísticos viajó a Marruecos donde pintó una serie de acuarelas de bellísima factura.
En 1986 falleció Gastón Castelló hecho que lo afectó profundamente, ya que desde que se conocieron guardaron una estrecha amistad, incluso el mismo Castelló fue testigo en su boda. Tres años más tarde, Lorenzo Ajo emprendió una serie de acuarelas sobre paisajes de la provincia y otras temáticas con el fin de presentar una exposición, pero desgraciadamente nos dejó el 4 de octubre de 1989, a los 45 años, cuando se encontraba en plena efervescencia creativa.

- Gastón Castelló y Lorenzo Ajo en su exposición de Benidorm, 1973 -