ALICANTE. No sería de extrañar que los profesores del instituto donde Óscar Esplá cursó su enseñanza secundaria se preguntaran cómo era posible que un alumno tan brillante, tanto en ciencias como en letras, dispusiera de tiempo para aprender música fuera de las horas lectivas y que, además, destacara en esa materia. Sin duda, más de uno vaticinaría que llegaría a ser una figura de renombre, aunque sin saber en qué disciplina lo haría.
Óscar Esplá nace en 1886, cursa el bachillerato y después marcha a Barcelona para estudiar Filosofía y Letras, carrera en que se doctoró, e Ingeniería Industrial, pero sin abandonar su formación musical. En 1904 ingresa en el Conservatorio del Liceo y pronto da sus primeros pasos en la composición. A finales de la década escribe su primera partitura orquestal que presenta a un concurso de Viena y el jurado, entre cuyos miembros figura Richard Strauss, le concede el primer premio dotado con 3.000 marcos.

- Acta de un examen de Óscar Esplá con 12 años -
- Fuente: Archivo Histórico Provincial de Alicante
Acude a recogerlo y aprovecha su estancia para conocer a los más afamados músicos de la época, llegando a recibir de algunos de ellos clases magistrales. Al regreso, su amigo Gabriel Miró lo anima a dedicarse por completo a la música. Esplá le hace caso y con tan solo veinticuatro años empieza una fulgurante carrera con actuaciones y composiciones que son un completo éxito. Pasa las navidades de 1918 en una finca que ha adquirido cerca de la Santa Faz; y en esas fechas Joaquín Sorolla, que se encuentra en Alicante pintando El Palmeral de Elche (ejecutado en el Palmeral de Babel), se acerca a saludarlo pues lo considera "un joven maestro de mucho talento”.
Al año siguiente recibe la Legión de Honor francesa, y poco después le encargan revisar la parte musical del Misteri d'Elx. En 1928 compone una obra que es premiada en Nueva York en un concurso internacional con motivo del centenario de la muerte de Schubert; y unos meses más tarde se casa con María Victoria de Irízar, hija del notario de Alicante Lorenzo de Irízar, con quien tendrá tres hijos.

- Caricatura de Óscar Esplá tras ser premiado en Viena -
- Fuente: AMA (Diario de Alicante, 21-1-1911)
El matrimonio se traslada a Benimantell para residir en una casa construida por la ladera norte de la sierra de Aitana porque el paraje le parece inspirador para la composición, llevando naturalmente su piano. Pero una vez instalado, piensa que sería mejor componer al aire libre ya que el paisaje, la aromática vegetación y el silencio, que apenas es roto por los sonidos de la naturaleza, favorecerían aún más su inspiración creativa. Por ello, en diversas ocasiones contrata a una cuadrilla de lugareños para que con dos burros suban su piano a un pequeño llano que había localizado montaña arriba.

- Gerardo Diego, Óscar Esplá y García Lorca (Madrid, 1932) -
- Foto anónima
Exilio a Bélgica
Irrumpe la República y es nombrado presidente de la Junta Nacional de Música, y lo primero que resuelve es declarar el Misteri Monumento Nacional. Estalla el golpe de Estado y al mes siguiente el Gobierno lo designa director del Conservatorio Nacional de Música y Declamación. Pero el asalto de un grupo de milicianos a su finca de Benimantell y en vista de la situación del país, el matrimonio se expatria a Bélgica, aceptando una invitación que Esplá había recibido de una acreditada fundación musical.
A su llegada, es investido Oficial de la Orden de la Corona por el rey belga y empieza a trabajar como periodista musical en el diario Le Soir. Publica más de doscientos artículos, y de entre ellos sobresale uno que revela su interés por las obras de Jung, Rank y Baudouin en relación a la aportación que el psicoanálisis puede ofrecer al conocimiento de la esencia de la musica.

- Óscar Esplá y Mª Victoria de Irízar en su casa de Benimantell -
- Fuente: Ayto. de Benimantell
Estalla la Segunda Guerra Mundial y a los pocos meses Bélgica es invadida por el Ejercito alemán. Continúa con sus columnas y una de ellas es censurada por criticar a un mediocre compositor alemán que era del agrado de Hitler. Finaliza la guerra y el Gobierno belga, al conocer su formación en Ingeniería Industrial, le ofrece la dirección de un laboratorio dedicado a la investigación psicológica y acústica aplicada a la música; y al poco de ocupar el cargo la UNESCO le solicita un estudio para definir el diapasón único universal. Esplá combina este cometido con su profesión y por aquel entonces la ONU lo selecciona, junto con los mejores compositores del mundo, para escribir una obra conmemorativa con ocasión del centenario de la muerte de Chopin.

- Óscar Esplá y Mª Victoria de Irízar en su casa de Benimantell -
- Fuente: Ayto. de Benimantell (Foto restaurada en color)
Regreso a España
En 1950, tras sortear diversas dificultades, regresa a España donde es recibido con entusiasmo por los círculos oficiales y sociales. Alterna su residencia entre Madrid y Alicante, y enseguida se reincorpora a la vida musical del país: imparte conferencias, escribe artículos, edita sus partituras, graba sus obras, continúa componiendo y da numerosos conciertos como pianista y en calidad de director de orquesta. Ingresa en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Academia de Bellas Artes de París y el Gobierno francés lo inviste como Oficial de la Orden de las Artes y las Ciencias.
A principios de los sesenta es nombrado director del Conservatorio de Alicante. El músico alicantino Juan Miguel Asensi, que tuvo el privilegio de conocerlo, así lo recuerda: “Yo tendría veintitantos años y estaba interesado en ir a Salzburgo para hacer un curso que me interesaba. Decidí ir a ver a Óscar Esplá, sin conocerlo personalmente, con el fin de ver si podía hacer algo para que me concedieran una beca para realizarlo. Me trató muy bien y, sin dudarlo, habló con la Caja de Ahorros del Sureste para que me la concedieran. Su presencia inspiraba respeto, era serio y muy educado, y siempre iba muy bien vestido con un traje elegante. Todos se dirigían a él como maestro y con mucha consideración. Tiempo después coincidi con él un día que actuó en el Conservatorio y me preguntó cómo me fue por Austria”.
Óscar Esplá fallece la noche de Reyes de 1976 en Madrid, y con su pérdida numerosos homenajes se sucedieron por toda España y el extranjero, pero sobre todo en Alicante. Es inhumado cumpliendo con su deseo en el monasterio de la Santa Faz, y a partir de entonces su esposa se dedicó a preservar su impresionante legado: más de medio centenar de composiciones entre música orquestal y de cámara, piano, guitarra, órgano, coro, ballet y ópera.

- Óscar Esplá en su piso de Alicante (1951) -
- Foto: Sánchez, AMA
Oscar Esplá, un artista aún por descubrir
Estando ultimando este artículo, pensé en recabar la opinión sobre Óscar Esplá de Marta Espinós, la pianista de Xàbia con una reconocida trayectoria internacional, y que accedió amablemente a escribir las siguientes líneas:
“Óscar Esplá bebió del folklore español, concretamente del levantino. Su música combina la esencia de los ritmos y melodías populares del Mediterráneo con armonías innovadoras de las corrientes modernistas europeas del siglo XX influenciadas por el impresionismo y el neoclasicismo. Pero, ¿por qué no es tan conocido e interpretado como sus colegas Falla, Granados, Turina o Albéniz?
A diferencia de estos, que tienen un sello claramente identificable, la música de Esplá no se asocia fácilmente con un 'sonido español' reconocible. A su vez, su estilo se sitúa en un punto intermedio entre el nacionalismo y la modernidad, sin encajar del todo en ninguna corriente, lo que ha dificultado su reconocimiento posterior. El exilio lo alejó de la vida musical española en un momento clave. Entre sus obras más destacadas se encuentran Suite levantina, Sonata del sur y la Sinfonía Aitana, todas reflejo de su profundo vínculo con la luz y el paisaje de su tierra.
Desgraciadamente, en España la promoción de compositores nacionales no siempre ha sido prioritaria. Las instituciones no han promovido una política activa de recuperación y difusión del patrimonio musical, lo que ha contribuido a que haya quedado marginado. No obstante, su legado es el de un artista que supo modernizar la música española sin perder sus raíces, creando un sonido elegante, evocador y muy personal aún por descubrir”.

- Óscar Esplá -
- Foto anónima sin datar, AMA
Al hilo de la penúltima frase de Espinós, se impone recordar lo que escribió el historiador alicantino Joaquín Santo Matas en su biografía: “Óscar Esplá es uno de los grandes compositores europeos contemporáneos, y hay testimonios irrefutables que lo corroboran. Alicante le ha hecho justicia en cuanto a su reconocimiento, pero su música no se escucha en los conciertos al uso, ni aquí ni fuera, toda una flagrante injusticia”.
Enlazando con estas dos voces autorizadas es de suponer que las instituciones alicantinas conmemorarán este aniversario a lo largo del próximo año. Pero considero que esta iniciativa no debería enmarcarse únicamente en el mero ámbito provincial, sino que habría que involucrar a entidades culturales del país, tanto oficiales como privadas, y acompañarse de una campaña de difusión informativa y pedagógica sobre su obra en medios de comunicación nacionales.