Cultura

Manuel Asín: "La librería Pinchon & Co no cierra, sino que 80 Mundos alquila la gestión"

El impulsor de la librería explica por qué ha decidido arrendar el negocio a 80 Mundos, que dispone del local desde este miércoles, 1 de octubre, y reflexiona sobre la "turistificación" y el futuro del mapa librero en Alicante

  • Manuel Asín, propietario de la librería Pynchon & Co

ALICANTE. El empresario y librero Manuel Asín, propietario de la librería Pynchon & Co, ha optado por dar un paso al lado tras más de once años al frente del establecimiento y, desde este miércoles, 1 de octubre, ha cedido la gestión del espacio cultural a un nuevo equipo que podrá funcionar con libertad durante la próxima década. Según explica, no se trata de una despedida, sino de una transición. Asegura que tenía mejores ofertas económicas sobre la mesa, pero ha preferido garantizar la continuidad de un proyecto que considera esencial para la ciudad. Y es que los cuatro socios de la librería 80 Mundos pasan ahora a regentar el negocio uniendo las dos marcas comerciales a través de un arrendamiento de la gestión, tras la brusca salida de estos del local de la calle Marvá en el que se encontraban. En su entrevista con Alicante Plaza, Asín repasa las razones de su decisión, habla sobre la turistificación y denuncia la fragilidad de las pequeñas librerías frente a un sistema que, según afirma, "exprime al pequeño empresario hasta dejarlo sin margen de reacción".

—¿Qué te llevó a plantearte dejar la dirección y gestión de Pynchon & Co?

Pinchon no iba a cerrar ni tenía dificultades para funcionar. Lo que me planteé fue apartarme de la dirección y entregarla a otras personas, preferentemente de dentro de la empresa. Esa idea surge unos tres o cuatro meses antes de que apareciera la noticia de 80 Mundos. Recibí ofertas de terceros, incluso una muy concreta para instalar una zapatería, y eso me hizo reflexionar: yo ya no tenía la misma fuerza ni la misma visión que hace once años. El tiempo desgasta y sentía que hacía falta un nuevo equipo que funcionase como un nuevo motor.

— Entonces, ¿nunca estuvo sobre la mesa cerrar la librería?

No. Si hubiera aceptado aquella oferta, que era muy atractiva económicamente, Alicante habría perdido un espacio cultural, y no quise ni quiero que eso suceda. Igual que no quiero que desaparezca 80 Mundos ni Cilsa o cualquier otra buena librería de la ciudad.

— ¿Cómo abordaste, entonces, el proceso para encontrar unos nuevos gestores?

Encargué a un profesional que mediara para encontrar personas dispuestas a arrendar la gestión del negocio, pero sin traspasarlo ni alquilar solo el local. Finalmente, se llegó a un acuerdo para un arrendamiento industrial por diez años: el nuevo equipo asume la gestión y la responsabilidad comercial, laboral e institucional, a cambio de una renta mensual.

— ¿Qué ocurre con los trabajadores, el producto con el que ya cuenta la librería, los proveedores, etcétera?

Con los proveedores se han alcanzado acuerdos: lo que está en depósito sigue en la librería y lo que está en firme pasa a 80 Mundos. En cuanto a los trabajadores, negocian individualmente con el nuevo equipo y, según me consta, se les ofrecen las mismas condiciones de horario y salario. Después, ellos deciden libremente si continúan o no.

  • Interior de la librería Pynchon & Co

— El nombre comercial también se podría mantener, entonces...

Sí, Pinchon & Co se podría mantener como marca porque forma parte del arrendamiento.

—  Quienes asumen ahora la gestión se vieron obligados a dejar su anterior local por lo que se ha denominado "turistificación" de la ciudad. ¿Qué opinas de ello?

El público ha cambiado radicalmente. Cuando abrimos, un 80% era alicantino; hoy hablamos de un 60-70% extranjero. Eso es un cambio radical que te obliga a adaptar horarios, oferta y personal, incluso buscando empleados que hablen idiomas. Alicante siempre ha sido turística, pero ahora el turismo ya no es estacional: es constante. Buscábamos la desestacionalización del turismo y ahora ya la tenemos. Eso tiene un lado positivo, pero también implica que tu cliente cambia.

Con todo, lo preocupante es la dificultad para encontrar locales o viviendas. Los precios suben y los pequeños empresarios no pueden adaptarse porque funcionan al día y no tienen músculo financiero, pero el problema de fondo no es el turista, sino que las pymes carecemos de apoyo y funcionamos con una fragilidad enorme.

— Como empresario del sector del libro, ¿cómo ves la situación en Alicante?

Alicante es una anomalía. Es probablemente la ciudad española donde menos apoyo reciben las librerías. Basta con ver cuántos libros compran las bibliotecas municipales, cuánto se invierte en fomentar la lectura entre los jóvenes o en actividades de animación. Aquí, prácticamente nada. En otras ciudades hay una apuesta clara; aquí, sobrevivimos casi de milagro. Que quede una librería física en Alicante es un auténtico milagro, sostenido por unos 2.500 clientes que creen en la libertad que da leer.

—¿Debería haber más librerías en la ciudad?

No necesariamente más librerías tradicionales, pero sí más espacios culturales que funcionen como reductos de libertad. Pynchon & Co ha sido eso: un lugar donde podías estar horas sin que nadie te presionara para comprar. Un contrapunto a la realidad. Debería haber más sitios así.

  • Un mural de la librería Pynchon & Co

— ¿Es complicado vender libros en Alicante?

Seguramente sea la ciudad más complicada de España para dedicarse al negocio del libro. Lo dicen los distribuidores y editores: cuando abrimos Pynchon & Co, ninguno nos servía sin un aval como garantía porque desconfiaban de que una librería pudiera funcionar aquí. Más tarde, al intentar que Alicante entrara en el mapa de presentaciones de grandes autores, las editoriales nos decían que no valía la pena porque cada vez que se traía a alguien de primer nivel, la afluencia de público era mínima.

Eso ocurre en Alicante ciudad, no en la provincia, donde sí hay dinamismo cultural en comarcas como las de Elche, Orihuela o Alcoy. El problema es que la provincia está mal comunicada: sin trenes ni transporte público eficiente, todo depende del coche y eso dificulta la creación de sinergias. Alicante, como capital, es más administrativa que intelectual o cultural. Y, respecto a los libros, es probablemente el lugar más difícil de todo el país.

— La ciudad está viviendo una reordenación del mapa librero, con traslados como el de 80 Mundos a Pynchon & Co, pero también Cilsa, que ha cambiado de local. ¿Crees que está relacionado con lo que cuentas?

No sé las causas. Históricamente, Alicante ha tenido dos polos. Por un lado, el centro, con las grandes librerías como Fnac, La Casa del Libro o El Corte Inglés y, por otro, el eje Quintana-Marvá, con Celuloide, Naranja y Negro, 80 Mundos y Pynchon & Co. Una ciudad es lo que quiere ser: en Alicante hay cosas muy importantes, como las Hogueras o el verano, y otras que parecen no importar, como los libros.

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