ALICANTE. En la ciudad de Alicante se puede despedir el año refugiándose en la cultura con una variedad de planes con los que bajar el telón del mes de diciembre en lugares donde detenerse, mirar y escuchar: entre escenarios, vitrinas y miradas que dialogan con el tiempo. Un final de año para recordar que la cultura también es hogar.
Teatre Arniches: caer por la madriguera y volver a casa
Hay algo profundamente simbólico en cerrar el año dentro de un teatro. El Teatre Arniches abre ese paréntesis el sábado 27 con On està Alícia?, de Marea Danza, una relectura oscura y contemporánea del mito de Carroll. Aquí no hay maravillas ingenuas, sino trampas brillantes, halagos falsos y un mundo que promete mucho y devuelve poco. Alicia cae —como caemos todos— en un país donde todo parece real, pero nada lo es. La coreografía de Paco Berbel y Rosa Sanz convierte la danza en una metáfora incómoda de la espera, de la desconexión y de ese deseo infantil —y desesperado— de que suene un sonido capaz de devolvernos a casa.
Un día después, el domingo 28, el Arniches cambia de tono sin perder ambición. Viaje a Oz, el musical, de Trencadís Produccions, recupera la épica del relato clásico desde la imaginación de una niña que dibuja lo que no entiende del mundo. Tornados, aulas atrincheradas y cuentos que se abren como refugio. No es casual que Trencadís sea referencia absoluta del teatro musical familiar: aquí la fantasía no es evasión, sino una forma de aprender a mirar. Un show premiado y pensado para compartir generaciones, justo cuando el año se despide y los niños (y no tan niños) aún creen que todo es posible.

- Maestros de la magia
Teatro Principal: el arte de dejarse engañar
El Teatro Principal suma magia literal a la ecuación. Maestros de la magia despliega durante el fin de semana un espectáculo de gran formato inspirado en el imaginario de Ahora me ves. Jammes Garibo, Premio Nacional de Magia y habitual del Magic Castle de Hollywood, convoca a ilusionistas de distintos estilos para recordarnos algo esencial: que todavía merece la pena sorprenderse. Cartas, grandes aparatos y ritmo para toda la familia, como si el truco final fuera salir del teatro con los ojos un poco más abiertos.
MARQ: canibalismo por amor
Quien prefiera el silencio elocuente de los museos encontrará en el MARQ una de las propuestas más contundentes del año. Rituales de pastores. Canibalismo y enterramientos en la Cova del Randero no es una exposición cómoda, pero sí necesaria. Treinta piezas arqueológicas —entre ellas un cráneo utilizado como reliquia, un conjunto excepcional de puntas de flecha y la mandíbula de un infante con evidencias de manipulación— obligan a mirar de frente a las comunidades neolíticas que habitaron el norte de la provincia hace más de cinco mil años. Lejos del morbo, la muestra habla de duelo, creencias y rituales. De cómo la muerte, incluso entonces, necesitaba ser explicada.
Mubag: el museo se sueña a sí mismo
El Museo de Bellas Artes Gravina propone un diálogo íntimo entre pasado y presente con Pablo Genovés. Un mundo como el nuestro. Trece fotografías creadas expresamente para el Mubag convierten el museo en escenario y materia prima. Las obras del siglo XIX se fusionan con espacios y objetos de Alicante en imágenes que no solo se miran: se descubren. Algunas dialogan frontalmente con su referencia; otras aparecen casi por sorpresa, como si el edificio se observara a sí mismo desde dentro.

- Piezas en depósito cedidas por la familia de Juana Francés
MACA: antes de la consagración
El recorrido se cierra en el MACA con una revisión imprescindible. Juana Francés. La construcción de una artista moderna, 1945–1956 revisa la primera década de trabajo de la pintora alicantina, antes de lanzarse a la abstracción que la consagraría. Óleos, dibujos y documentación inédita trazan la cartografía íntima de una creadora en proceso. Ver ese camino es, en cierto modo, entender que el arte —como los años— no se resuelve de golpe, sino paso a paso.