Cultura

Juan Manuel de Prada: "Ser alternativo es ir vestido como un mendigo yanqui"

  • Juan Manuel de Prada.

ALICANTE. Quizá sea cosa de la providencia, pero en mi intuición, sabía que al charlar con Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 8 de diciembre de 1970), íbamos a terminar hablando de la Iglesia. Con ella hemos topado, pero ya dice el evangelio que donde se reúnan dos en el nombre de Dios allí estaba Él. Así, hablamos de lo divino y de lo humano, lo terrenal encarnado en su novela Mil ojos esconde la noche 2: cárcel de tinieblas (Espasa) y su protagonista Fernando Navales, que refleja a la perfección la historia de la humanidad, versada en la redención. Divagamos sobre el bien y el mal, sobre ese enfrentamiento titánico e histórico y como por desgracia el pecado está ganando la batalla a la virtud.     

Dijo en otra entrevista que Fernando Navales, el protagonista de la novela, le pedía paso, ¿tienen personalidad propia los personajes en el sentido literario? 

Los personajes son de quien los crea, y aunque pienses que están muertos, en realidad están dormidos, en proceso de hibernación. En el caso de Navales siempre quise resucitarlo, no encontraba el momento hasta que apareció la oportunidad coyuntural que estaba esperando. No fue difícil recuperar el tono de su voz, su mirada sobre el mundo. Esta novela es de las más extensas que se han escrito en España. 

Escribe a mano, ¿cuánto tiempo le ha llevado terminarla? 

Entre el tiempo de documentación, la creación de personajes…cinco años. 

En la novela habla de la cultura española, destaca algunos nombres manidos que han ganado una fama en ocasiones inmerecida, incluso en alguna ocasión has hablado en entrevistas de Picasso, ¿por qué se le dio ese bombo? 

Hay una relevancia histórica considerable a nivel artístico, eso no se lo puede negar nadie. Después hay otras cosas que son más discutibles, se le ha proyectado como un santón. En la cultura parece que si eres clásico pasas sin pena ni gloria, que se debe ser vanguardista para hacer historia. Gracias a que Picasso fue un artista vanguardista ha tenido una relevancia que otros no han podido disfrutar. Sin embargo, creo que por muy vanguardista que uno sea, eso no puede determinar la relevancia cultural. 

Usted es un gran defensor del tradicionalismo (me corta y se afana en matizar el término) 

A mí el término tradicionalismo no me gusta, ninguna palabra con -ismo me agrada, porque esconde cierto toque ideológico, me siento más cómodo con la defensa del pensamiento tradicional.    

Buen matiz.  

La modernidad está hecha en torno a la adoración de la realidad, sea buena, mala o mediopensionista. Todo lo que sea vanguardia está bien considerado, creo que el arte tradicional tiene artistas que son derivativos pero que hay otros que a partir de la tradición consiguen hacer obras novedosas. Hay mucha pacotilla que puede embaucar a los pequeños burgueses pero a mi me parece algo ridículo.  

Con la ropa pasa lo mismo, hoy en día ser alternativo ya no es tal, ya que todo el mundo viste así, quizá llevar la alternativa sería vestir con un estilo clásico. 

Ser alternativo es ir vestido como un mendigo yankee. Ahora mismo hay un seguidismo, una aceptación de la moda como motor del cambio histórico. Creo que hay que ser rompedores, llevar la contraria a la novedad, si los señores de la tele se quitan la corbata para parecer jóvenes hay que ponerse la corbata para parecer viejos. 

En la novela hablas de la maldad, es una historia de redención del protagonista, una crónica de cómo la maldad mezquina de Navales queda descafeinada con la inmensa maldad que representa el nazismo en la II Guerra Mundial, ¿no cree que una barbarie nace de una pequeña maldad? Me estoy acordando de los nazis que intentaron derrocar a Hitler cuando vieron la ejecución del Holocausto. 

No creo que nadie apoyara la matanza de los judíos, nadie apoya las matanzas, la gente piensa de forma un poco abstracta quienes son los buenos y los malos. Si los suyos van ganando la guerra la gente se siente feliz de forma un poco absurda. Eso le ocurrió a los alemanes, percibían a los judíos como una amenaza que estaba perjudicando a Alemania, y cuando apareció un demagogo le siguieron. No reaccionan hasta que se dan cuenta de lo que estaba ocurriendo, dudo mucho que los ciudadanos de la calle supieran los planes reales de los nazis con los judíos.  

Navales se redime de sus pecados, me acordaba mientras leía la novela de lo que cuenta Manuel Vilas en América sobre la admiración que despierta en los estadounidenses las historias de redención, de aquellos que han sido capaces de escapar del infierno. En España, sin embargo, caemos mucho en el puritanismo, parece que no creemos en las segundas oportunidades y en el arrepentimiento, ¿no es curioso teniendo en cuenta que somos un país católico y EEUU es protestante?

Los países que no se vendieron al protestantismo ahora están más sometidos que los países protestantes, ahora España es más protestante que Estados Unidos. Durante mucho tiempo el puritanismo americano nos escandalizaba, y sin embargo ahora lo percibimos como algo normal. Eso dice mucho del país que tenemos, en cómo la sociedad española se ha convertido en una completamente decrépita.  

¿La bondad escasea? 

Hoy en día efectivamente la bondad cuenta con una consideración negativa. Parece que es más interesante la maldad, el cinismo, las actitudes de desconfianza hacia el bien. La bondad muchas veces se identifica con la idiotez, el candor, y precisamente el candor es algo positivo en su esencia. La gente más inteligente es la más bondadosa, tiene más conocimiento de la naturaleza humana, tiene más sensibilidad. Normalmente se desprecia a los que han escogido el camino de la bondad. Elegir el bien es algo normal y sin embargo nuestra época ha escogido el mal.  

¿La maldad es mera ausencia de bondad? 

No, no es algo pasivo, exige renuncias, exige muchas cosas. Implica nuestra entrega, nuestra donación. La bondad es compleja, la maldad es más sencilla, odiar es fácil. Para amar necesitas conocer a esa persona. El bien es mucho más paciente pero es mucho más gratificante. Para ser bueno no hay que simplemente no ser malo, es un trabajo muy activo, no pasivo. 

Decía que hoy en día nos sentimos atraídos por la maldad, eso lo percibo en círculos de amigos, en allegados que se codean fraternalmente con gente moralmente cuestionable. Hoy en día gente que antes estaría marginada por su maldad hoy tienen muchos amigos. 

Eso tiene que ver con la degradación que vivimos. El mal resulta atractivo, el mal es más tajante y promete soluciones más simples, el mal siempre ostenta más poder que el bien. Las series de Netflix muchas veces están montadas para que te identifiques con el malo, antes en el cine clásico se exaltaba al virtuoso, ahora no, se pone al malo como referente. Deberíamos preguntarnos si nos estamos aproximando a una era demoníaca.   

La Iglesia Católica antes ponía ejemplos de redención, Javier Cercas menciona en su libro El loco de Dios en el fin del mundo de santos como San Agustín o San Pablo, expresaba que no había santo sin pecador. Sin embargo, en los últimos tiempos ha preferido quedarse con historias vírgenes como la de Carlo Acuti, ¿se han perdido los referentes de la redención? 

No, la Iglesia tiene muchas puertas, no te voy a negar de que se ha contaminado la Iglesia un poco de protestantismo y tiene ciertas conductas puritanas. Esto se ve con la actitud de la institución con los abusos, que cae en ocasiones en el puritanismo. No te niego que hay sectores que están cayendo en el puritanismo pero hay otros que no se dejan llevar por esas conductas desquiciadas, hay que entender que la debilidad humana es el campo de trabajo de Dios, esto se ve en mi novela, Navales es un hombre que cuando se esfuerza por cambiar lo consigue. 

Por cierto, no pude evitar al leer el libro de Cercas, imaginarme a usted escribiendo ese libro, que a lo mejor un autor católico hubiese sacado otra perspectiva, ¿cree que la Iglesia trata mejor a los autores ateos que a los católicos? 

Si hubiese escrito yo el libro hubiese escrito un libro mucho mejor, me parece una obra un poco endeble. Como sabes existe la parábola del buen pastor que sale en busca de la oveja descarriada, yo creo que se debe ir a buscar a la oveja descarriada, lo que pasa es que a veces olvidamos a la oveja dócil. En ocasiones no consigues que esa oveja descarriada vuelve y la oveja dócil se termina yendo también. El papa Francisco ha caído mucho en eso, en intentar agradar al mundo, se ha centrado demasiado en la oveja descarriada y se ha olvidado de la otra, una que se ha terminado yendo y enfadando. Vamos a ver qué pasa con el nuevo papado, lo bueno de la visión católica de la vida es que uno puede empezar de nuevo siempre que se lo proponga y sin mirar atrás.  

Hay mucha gente atea que se encandilaba con el papa Francisco que sin embargo no se ha llegado a acercar a la Iglesia… 

Los guiños de Francisco al mundo no creyente ha tenido un saldo negativo, ha representado a la sal que se vuelve sosa. La Iglesia se ha desnaturalizado tanto que no ha resultado atractiva para nadie. Estoy seguro que una actitud de llamada hacia quienes están fuera pero sin renunciar a los signos definitorios de quienes están dentro, va a ser mucho más cautivadora que para quienes están fuera de la Iglesia. Francisco ha tenido cosas buenas, me ha encantado que haya encabronado al mundo liberal que le definía de rojo. Sin embargo, creo que era un hombre completamente desfasado, su papado lo ha sido en sí mismo, representaba una época que ya no existe. Al que quiere romper con la dinámica del mundo no le servían las coordenadas que daba Francisco. 

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