Es también un generoso plato de risotto a la milanesa servido al atardecer en la terraza de Nómada, en el Moll de la Pansa, con vistas a Denia y a su castillo. Este es uno de esos lugares en los que practicar el dolce far niente: lo acuñaron los italianos, pero aquí también somos duchos en tal ardua labor que, muy probablemente, nació en el Mediterráneo.
Massimo nos confiesa que este es el plato (el risotto a la milanesa) que más le identifica porque es el que siempre se ha cocinado y comido en su casa: habla de sus orígenes. “Lleva oro alimentario, que es el azafrán, y en Nómada además lo terminamos con oro verdadero”, nos explica. Aunque no nos confundamos: en Nómada no reniegan de la pasta y de la pizza, pero cuando pruebes las suyas lo entenderás todo. Con sus masas madre (tienen una de 25 y otra de 35 años) elaboran sus panes, la focaccia, los muffins, el pan de hamburguesa o, claro está, la masa de pizza. En su carta tienen más de 10 pizzas tradicionales (margherita, marinara, diavola, vegetariana o quattro formaggi) y 5 pizzas gourmet. ¿Una de nuestras favoritas? La pizza Arancia, en la que sustituyen la base de tomate por una crema de calabaza, mozzarella fior di latte, queso taleggio, chalota confitada, pancetta arrotolata y la rematan con una crema de setas y trufa negra.
Y si lo tuyo es la pasta, tienes que probar su ravioli de anguila, en el que funde sus raíces italianas con esta zona: “combina el trabajo manual de la pasta, algo típicamente italiano, con un ingrediente como la anguila de la albufera de Valencia”. Algunos ingredientes, evidentemente, los traen de allí (la burrata o la mozzarella de búfala) pero otros no. “No me interesa comprar un tomate en Italia, aquí tenemos una verdura buenísima”, reflexiona Massimo.