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CAMPUS DE LA ACADEMIA DE CINE

El cine valenciano aprende de diversidad

  • Foto: ACADEMIA DE CINE

VALÈNCIA. Se comprende lo diverso como aquello que es diferente a lo que le rodea, con nuevas características o cualidades. La diversidad, a su vez, está en todos los sitios: en cada historia, cada objeto y cada persona. No hay tanta diversidad siempre tras la pantalla, y por ello la Academia de Cine organiza en València su Campus de Verano para guionistas, en el que impulsar historias que llevan por bandera este concepto. En esta segunda edición del Campus de Verano (celebrada del 18 de junio al 1 de julio) hasta ocho proyectos han podio contar con el asesoramiento de expertos para ir un paso más allá. Cineastas emergentes, o profesionales, especializados en la dirección han podido presentar sus guiones terminados para poder trabajar la materia de diversidad en estos. 

Entre los proyectos que entran dentro de la Academia hay tres voces valencianas que han llegado para quedarse, ellos son: Claudia Estrada con Salen las lobas, Víctor Sánchez con Baladre y Claudia Ortega con Oh, cariño. Todos ellos son proyectos que tratan la diversidad con una mirada diferente, buscando el espacio propio para comprender el término desde todas sus aristas. Culturplaza conversa con los cineastas valencianos para comprender las bases de su proyecto y explorar lo que pasa dentro del Campus de Verano, en el que cada opinión y visión externa ayuda a construir una mejor historia

De izquierda a derecha: Victor Sánchez, Claudia Estrada y Claudia Ortega (Foto: ACADEMIA DE CINE)

Historia de las lobas traperas

En el largometraje de ficción Salen las lobas la cineasta Claudia Estrada cuenta la historia de una adolescente que ve la vida pasar desde dentro de un centro de menores, en lo que la creadora define como un “encierro”. Ahí conoce a las llamadas “Las lobas”, que son un grupo de internas que buscan la manera de escaparse a un concierto de trap. Con esta premisa y pocas más pistas Estrada lleva trabajando en el guión más de tres años, y confiesa que lo que la Academia le aporta es profundidad en los personajes, la materia que se trata y por supuesto en parecer que le da un toque clave de realidad.

 “Puedo profundizar más en ciertos personajes y ver cómo todo se hace realidad”, explica contenta. En un día normal comienza a estructurarlo todo y darle forma, el contacto con actores reales suele ser lo que más le enriquece cuando habla del guión: “Son las propias actrices las que aportan nuevas perspectivas y eso es clave para el proyecto, es un proceso que enriquece muchísimo el guión”. Para escribir y crear en materia de diversidad una de las cosas que se lleva es la conexión en la que se ayuda con los compañeros “siempre sin juzgar y con mucho apoyo”, pues todos están ahí para aprender. 

La manera que tienen los directores jóvenes, y no tan jóvenes, de poder crear este tipo de historias con tranquilidad es siempre desde una mirada en la que no hay fallo, y donde poder mirar las historias desde nuevos prismas. Tal y como lo explica Estrada en un proyecto tan consolidado como el suyo el único cambio puede venir realmente de las miradas externas, que busquen siempre un paso más adelante en el proyecto. 

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