ALICANTE. Ahora sí. La compañía especializada en la producció acuícola con sede en Alicante, Aquaculture, pone el contador a cero para poner en funcionamiento en fase de pruebas su primera piscifactoría en la ciudad, que quedará asentada íntegramente en tierra (salvo sus conducciones de toma de agua y vertido de efluentes depurados) sobre la explanada del muelle 11 del Puerto de Alicante, frente a la terminal de mercancías de Hub Portuario de Alicante que gestiona JSV Logistic. El proceso de construcción de la granja de pescado ya se da por concluido, después de que se haya conseguido concertar el suministro eléctrico: uno de los últimos escollos que venía retrasando el estreno de las instalaciones.
Así, el inicio de su operativa queda programado ahora para finales del mes de julio, cuando se prevé que queden incorporadas y testadas las cámaras frigoríficas necesarias para procurar la conservación de la cosecha, según precisa el CEO de la compañía, Roman Skoryy, a consulta de Alicante Plaza. Su redistribución en la planta forzó a Aquaculture a modificar el proyecto original y a elevar la inversión prevista en su construcción desde los 4.798.808,67 euros (impuestos no incluidos) hasta los 6.591.555,42 (igualmente, sin impuestos) en un actuación que, precisamente, logró el último aval del consejo de administración del Puerto este jueves.
Ese ajuste del proyecto (que supone un aumento del 3,83% en la superficie construida y del 9,99% en el volumen total) incluye, además, la incorporación de un muelle de carga en la fachada oeste del edificio, así como la reubicación de la sala de proceso, con el propósito de optimizar la operatividad de las instalaciones y adaptarse a los avances tecnológicos y normativos actuales. En cualquier caso, ese modificado no altera su capacidad de producción, ni el volumen de captación de agua o de vertido generado con su funcionamiento. De ahí que el consejo del Puerto avalase esos cambios.
Tras el testeo de las instalaciones, se dará el pistoletazo de salida a la producción con el cálculo de que la primera remesa de seriola o pez del limón (la especie a la que se dedicará la planta) pueda estar disponible para su venta en el inicio del próximo verano, en un margen de entre nueve meses (el periodo estimado para obtener pescado de 2 kg) y un año (con lo que los ejemplares alcanzarían los 3 kg), según apunta el máximo responsable de la compañía.
Lo cierto es que su comercialización ya estaría garantizada de forma íntegra, en función de los acuerdos que Aquaculture ha ido cerrando durante la fase de construcción de la planta con distintos operadores del sector de la hostelería y de la hotelería del centro y del norte de España, que han mostrado su interés por incorporar la seriola en las cartas de sus establecimientos ante el auge que ha tenido esa especie -muy valorada en los países asiáticos- en los últimos años. En concreto, la compañía ha dimensionado su planta con el objetivo de obtener una producción de 600 toneladas de seriola al año que, inicialmente, se preveía exportar de forma mayoritaria a países del centro y este de Europa y a Japón. Sin embargo, Aquaculture habría descartado esa primera opción al constatar el nivel de demanda registrado en territorio nacional.
Segunda fase
De hecho, como avanzó este diario, ese nivel de demanda es el que ha llevado a Aquaculture a impulsar la ampliación de su planta con el desarrollo de una segunda fase, provista de otros cuatro tanques de engorde, con los que aspira a ampliar su cosecha en otras 300 toneladas de pescado adicional. Esa ampliación se pretende ejecutar literalmente junto al edificio de la piscifactoría original, sobre una parcela de otros 3.700 metros cuadrados, con el propósito de aprovechar sus infraestructuras de toma de agua y vertido asociadas al inmueble principal, que dispone de otros 5.353,73 metros cuadrados de superficie construida.
Con ello, la compañía alcanzará las 900 toneladas de producción anual que podrían ampliarse hasta el millar en el momento en el que se optimice el funcionamiento de las dos fases. Así, los cuatro futuros tanques previstos en la segunda fase quedarían conectados a la nave central y seguirían compartiendo el mismo proceso de depuración y regeneración de caudales previsto para la primera fase, gracias a un sistema de producción en circuito cerrado, basado en la tecnología de Recirculación en Acuicultura (RAS por sus siglas en inglés), que captará agua en el mismo Puerto para someterla a entre 45 y 50 filtrajes por hora. Con ello, se conseguiría que el agua dispusiese de una calidad óptima para la cría de los peces, y una depuración exhaustiva de los efluentes finalmente vertidos en el mar, con lo que -según la empresa- se conseguiría minimizar el residuo final y se evitaría la contaminación.