VALÈNCIA. Llega el 8 de marzo y es inevitable que los medios se llenen de artículos y análisis sobre la situación de las mujeres en tal o cual campo. Ojalá no fuera necesario hacerlo, pero es que hay mucho que explicar, pensar y analizar. Y mucho qué hacer, por supuesto, mucho qué hacer. Así pues, nos sumamos a la coyuntura y veamos qué pasa en el mundo del cine.
Vamos a echar un vistazo a la cartelera cinematográfica de València y a hacer unas cuentas fáciles de andar por casa. Hoy, 7 de marzo, cuando se publica este artículo, hay 27 películas de estreno en las salas comerciales (no hemos tenido en cuenta otro tipo de salas, ni Filmoteca, ni cine clubs). De esas 27 películas solo seis (6) están dirigidas por mujeres, el 22,2%. En concreto: Vermiglio, de Maura Delpero; Lee Miller, de Ellen Kuras; Nosotros, de Helena Taberna; El secreto del orfebre, de Olga Osorio; La infiltrada, de Arantxa Echevarría, y Un bany propi, de la valenciana Lucía Casany.

- Un bany propi -
Es el porcentaje habitual cualquier semana del año. Hay muchas semanas que es menor y muy pocas en las que es mayor. Más o menos, a lo largo del año, el porcentaje de títulos dirigidos por mujeres fluctúa entre el 15% y el 30%. No es mucho, no. Y es un jarro de agua fría, porque se ha extendido una sensación de que la cosa está bastante equilibrada, al ver con asiduidad a mujeres cineastas entrevistadas en los medios y recogiendo premios en certámenes y festivales nacionales e internacionales, lo cual es estupendo, pero esto es lo que hay.
Estas cifras riman perfectamente con los datos de la industria. El último informe anual, correspondiente a 2023, sobre la representación de las mujeres del sector cinematográfico del largometraje español, publicado por CIMA - Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales no deja lugar a dudas (dense una vuelta por su web y sus informes, donde hay mucha información al respecto). El porcentaje de mujeres directoras en el cine español es del 29% y, en general, el de los puestos de responsabilidad (productora, guionista, jefa de equipos, directora de fotografía, directora artística, etc.) es del 38%. Y no es un fenómeno nacional, son cifras muy similares a las que ofrece Hollywood.

- Vermiglio -
Veamos otra forma de leer la cartelera desde esta perspectiva de género: películas protagonizadas por mujeres. Aquí la diferencia es menor, aunque tampoco sale esa igualdad que algunos creen que existe. De las 27 películas, 16 tienen protagonista masculino, 10 femenino y en una, Nosotros, el protagonismo es claramente compartido. Eso es un 37% de personajes femeninos al frente del relato, frente a un 59% de hombres. Estas cifras no varían mucho a lo largo de todo el año, basta con echar un vistazo a los carteles exhibidos en cualquier multicine para darse cuenta de ello.
La desigualdad surge en cualquier estudio sobre el medio cinematográfico que se haga: si se analiza cuánto hablan hombres y mujeres en las películas de Hollywood se descubre que el 77% de las películas de 2023 tenían más personajes masculinos que femeninos en papeles hablados, cuando se revisan las edades de los y las nominadas a los Goya y se descubre que el 53% de actrices nominadas tienen menos de 40 años y el 74% de actores más de 40. Y así todo.
Además de analizar el cine actual, hay otra tarea imprescindible que se está llevando a cabo y es la recuperación de los nombres y la obra de cineastas femeninas del pasado. Como en cualquier otro terreno al que comienza a aplicarse una mirada de género, se descubre que las mujeres, sean en el campo artístico, científico o cualquier otro, siempre hicieron cosas, siempre crearon. O lo intentaron. Y por eso, y aquí sí que hay un gran avance, las programaciones de filmotecas, museos y centros culturales proyectan películas dirigidas por mujeres con asiduidad y una normalidad antes inexistente, y las páginas de libros y revistas especializadas se llenan de esos nombres del pasado que hicieron cine contra viento y marea. En concreto, contra el viento y la marea patriarcal que todas sabemos.

- Nosotros -
Y así, por ejemplo, se descubre que en los años setenta, ese momento mitificado por la llegada del llamado Neo Hollywood, con Coppola, Spielberg, Lucas, Scorsese y demás, muchísimas mujeres intentaron hacer cine desde sitios bien distintos: el ámbito comercial, el género de terror, la comedia, el independiente, el underground, la militancia feminista, el cine de autor, etc. Y muy pocas lo consiguieron en un entorno profundamente masculino y masculinizado. Cuando la revista Caimán. Cuadernos de cine decidió dedicar un bloque de textos a estas cineastas y comenzó a buscar, se encontró con una avalancha de nombres a rescatar. Una auténtica generación perdida, con directoras como Nancy Savoca, Claudia Weill, Joan Mickilin Silver, Lizzie Borden, Elaine May, Stephanie Rothman y muchas otras.
A los que no paráis de repetir que qué quieren las mujeres si están ya en todas partes y la igualdad se ha conseguido, os digo que me encantaría que tuvierais razón. Ojalá no hubiera que escribir artículos como este y celebrar un 8 de marzo cada año. Pero también quiero dejar constancia, al finalizar este texto, de que, a pesar de las cifras, hemos avanzado mucho y lo seguimos haciendo. Sostenidas en ese creciente legado esencial y valiosísimo, en el conocimiento de las mujeres que fueron y en el acceso cada vez mayor a su obra, ahora hay más mujeres que nunca haciendo cine y en cargos de responsabilidad. Y más que habrá. Esto no ha hecho más que empezar.

- La infiltrada -