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datos para el optimismo

Alicante coge aire ante la incertidumbre

  • Un avión despega en el Aeropuerto Alicante-Elche, que vuelve a datos similares a 2019. FOTO: Rafa Molina.

ALICANTE. La provincia de Alicante afronta, como el resto del país, la amenaza de una recesión en los primeros compases de 2023 debido a la inflación galopante que ha llegado tras la crisis sanitaria de 2020 y 2021. Un proceso que se inició con la crisis de los fletes marítimos del otoño del pasado año, que continuó con la falta de materias primas y el inicio de una escalada de precios, y que se desbocó cuando el precio de la energía y el de los carburantes entraron en una espiral alcista sin final hasta situarse en niveles que prácticamente han llegado a doblar el precio de antes de la pandemia. Todo ello agravado en este ejercicio con la invasión rusa de Ucrania, el corte de suministros que provenían de ese país y las sanciones europeas a Rusia, que han contribuido a encarecer aún más el acceso a la energía.

Para terminar de pintar este cuadro, el Banco Central Europeo ha puesto fin, como se esperaba, a la política de tipos bajos (realmente, negativos) con varias subidas consecutivas, y han tocado a su fin también los incentivos y moratorias que se aprobaron con motivo de la pandemia del coronavirus, como la de los concursos de acreedores o la devolución de los créditos ICO. Finalizado el mayor programa de estímulos económicos conocido desde la Segunda Guerra Mundial, cabe preguntarse en qué condiciones afrontan la provincia y su tejido productivo la posible crisis que nos espera, según distintos expertos, a la vuelta del calendario, y que según esos vaticinios sería también una recesión más breve y menos profunda que la que conocimos entre 2008 y 2014.

Y lo cierto es que las condiciones en las que las empresas alicantinas llegan a esta encrucijada no son ni mucho menos malas, teniendo en cuenta de dónde vienen. La provincia se ha recuperado de forma notable desde el hundimiento de la primera mitad de 2020, aunque no lo suficiente como para tener una especie de ‘colchón’ por lo que pudiera suceder. Pero eso sí, en la mayoría de parámetros analizados la economía alicantina ya mejora las cifras de 2019, que en su momento ya fueron las mejores en una década. Aunque también hay nubarrones, empezando por la propia inflación, que en la provincia es algo más acusada que la cifra general.

Con el último dato publicado, de octubre, la tasa de variación anual del Índice de Precios de Consumo (IPC) en la Comunitat Valenciana se queda en el 5,6% acumulado durante 2022. En el mes de octubre la variación anual (es decir, respecto a octubre de 2021) fue del  7,3%, y la mensual (respecto a septiembre), del 0,3%. El comportamiento de los precios en la Comunitat apunta a una ligera moderación tras meses de crecer interanualmente a dos dígitos, ya que la variación del IPC en octubre es dieciocho décimas inferior a la experimentada el mes anterior. No obstante, este comportamiento, generalizado en todo el país, obedece a la intervención sobre los precios de la luz y el gas, mientras que el de los alimentos se disparó un 15%. Cabe destacar también que en octubre la tasa de inflación valenciana ‘empató’ con la nacional, tras haber ido por encima casi desde que comenzó el proceso inflacionista.

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