BANYERES. La textil Belda Llorens, que la pasada semana dio a conocer un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de extinción para los 103 trabajadores de la firma ubicada en Banyeres de Mariola, ha trasladado que irá a liquidación, según ha trascendido tras la reunión mantenida este miércoles de cara a la negociación del expediente. La pasada semana ya se anunció que presentaba preconcurso de acreedores, con el fin de buscar acuerdos con estos antes de llegar al concurso, y la intención es avanzar hacia la liquidación.
En esta primera sesión, representantes de los trabajadores han seguido pidiendo más documentación que les permita valorar en profundidad la situación de la empresa, de cara a una negociación que sienta a los representantes de los trabajadores, los asesores del comité y la representación de la empresa. Se han emplazado a una nueva reunión la próxima semana de cara a avanzar en una negociación que debe durar como máximo un mes desde su inicio.
Belda Llorens es una empresa histórica, con cerca de 70 años de trayectoria, que ha sido un referente en el sector de la hilatura y pionera en hilos reciclados. Su cierre supone un duro golpe para la economía local e incluso comarcal, tanto por los empleos directos como por los indirectos que venía generando.
Según la información facilitada por fuentes cercanas a la empresa, el motivo del cierre está en las pérdidas económicas, con una parálisis del mercado. Belda Llorens ha llegado a acumular cinco años con pérdidas, que en 2022 eran de 1.652.901 euros. Sin embargo, en 2023 parecía mejorar su situación, ya que cerraba el ejercicio con unos beneficios de explotación de 382.918 euros, y unos beneficios después de impuestos de 89.808 euros, tal y como se recoge en las cuentas depositadas en el Registro Mercantil. Pero, en cualquier caso, la cifra de negocio seguía bajando, y en 2023 descendía el 19,4% respecto a la anterior anualidad, al facturar 13,57 millones.
En las cuentas de 2023 depositadas en el Registro Mercantil también se recoge el plan de negocio de la empresa, con medidas como la reestructuración de la plantilla que se había ajustado a la productividad, un ajuste de los turnos para optimizar en maquinaria y costes básicos, la venta de maquinaria obsoleta y de menor rendimiento, así como de inmuebles que no afectaban a la actividad.