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el cineasta argentino estrena  'EL CUENTO DE LAS COMADREJAS'

Juan José Campanella: "El cine nos va a dejar a nosotros antes de que yo pueda dejarlo a él

  • Foto: Vale Fiorini

CASTELLÓ. Cuando en 2009 el director y guionista argentino Juan José Campanella estrenó El secreto de sus ojos no era par nada conocedor de que su film ganaría, un año después, un Óscar a Mejor película en lengua no inglesa. La Academia de Hollywood no había reconocido una producción de Argentina desde 1985 con la La historia oficial de Luis Puenzo. Eran buenas noticias, pero este no fue un reconocimiento aislado. La carrera del cineasta está copada de galardones y buenas palabras entre el sector por otras obras como El mismo amor, la misma lluvia (1999), El hijo de la novia (2001) -nominada también a un Óscar-, Luna de Avellaneda (2004) y Metegol (2013). El cine lo ama a él, pero sobre todo, él ama el cine. De aquí, su última película El cuento de las comadrejas. Una comedia negra que respira como un homenaje al séptimo arte. 

Campanella se sirve del film Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976, José Martínez Suárez) para crear una historia sobre los anhelos de la fama, así como el reconocimiento y las alabanzas que suscita el cine. Su protagonista Mara Ordaz (Gacriela Borges) aparece en la primera secuencia llorando mientras sostiene un Óscar. Fue una de las grandes actrices de la época dorada del cine, pero de eso solo le quedan sus recuerdos. Igualmente, en la casa donde la actriz vive, están Nomberto Imbert (Oscar Martínez), un viejo director bastante bizarro; Pedro de Córdova (Luis Brandoni), un actor en el ocaso de la vida; y Martín Saravia (Marcos Mundstock), un guionista frustrados. Los cuatro pasan su día a día recordando los buenos tiempos cuando el éxito estaba de su parte. 

"Cada minuto de cada hora de cada día" les gustaría volver a la industria. No obstante, también estos brindan por tener un día a día que nada tiene que ver con las historias que aparecen en el televisor. "Brindo porque nuestra vida no fue de película", sostiene Nomberto, mientras estos siguen apartados de la civilización en una casa a las afueras de Argentina. Ahora bien, si algo ha enseñado precisamente el cine es que brindar puede ser bastante premonitorio. Es pues cuando llega una joven pareja, interpretada por Clara Lago y Nicolás Francella, que su destino cambia. Los tres hombres harán todo lo posible para que la actriz, empujada por sus deseos de retomar su profesión, no venda su actual casa. Del mismo modo, los jóvenes moverán aire y tierra para que así sea.

-"El lujo no cansa nunca", dice la protagonista Mara Ardaz ¿Es complicado retirarse en una profesión tan fantasiosa como la del cine?
-Es complicado para muchos de los que trabajan, especialmente para los actores, que son los que más reciben el aplauso. Es decir, ese amor extremo que tiene una persona por sus ídolos. A los directores -u otras personas que trabajan en cine- no nos ocurre porque no recibimos tanto este sentimiento. Pero es duro que de repente te olviden. 

Foto: Tornasol

-La elección del casting no fue al uso. Vemos a actores con una historia detrás muy importante. Y, consecuentemente, los guiños a su reconocimiento y a su carrera aparecen durante muchas de las tramas. ¿Qué significado ha tenido para ustedes mismos abordar esta historia?
-Siempre fui consciente de que necesitaba a cuatro glorias del cine para hacer la película. El actor no solo trae su talento y personalidad, también su historia y la gente que la conoce. No se cómo se vivirá en otros países, pero ver a esta gente junta es realmente importante. Un actor llega a tener una carrera de calidad gracias a su presencia en pantalla y todos ellos tienen una presencia muy fuerte. Pero más allá de que se les conozca, o no, tienen ese algo por el que son estrellas. Mira, la cara de los actores es mi gran paisaje, me rodogeo en sus rostros, en su personalidad y en su capacidad para generar risa y emoción. Y por suerte, el profesional cuanto más experiencia tiene, más conoce lo que es necesario en un rodaje, conoce el rol de los técnicos, sabe esperar y sabe esperar y sabe lo que se espera de él. Sabe lo importante que es un buen clima de filmación. 

-Hay un momento en el que los protagonistas brindan por no haber tenido una vida de película. Sin embargo, a lo largo del film vamos viendo como sí tienen un pie en la realidad y otro en un mundo más fantasioso. 
-No. En realidad, ellos son extremadamente realistas. Tanto que se armaron una realidad de acorde a su idealismo que es el de una película. Son gente que ha vivido toda su vida en un ambiente hostil y duro como el cine y como los años 60 y 70, un tiempo de sexo, rock and roll y dictaduras. Es gente que ha tenido una vida muy vivida y armaron esta realidad en la que no molestan a nadie ni nadie les molesta a ellos. Quizá una realidad pacífica por haber vivido tanto. Pero de pronto entran los dos personajes jóvenes como las comadrejas que vienen a invadir el gallinero. 

Fotos: Tornasol

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