VALÈNCIA. De tener que resignarse con las ocurrencias impuestas por los adultos a convertirse en prescriptores de obras que les han entusiasmado. De receptores pasivos a creadores de contenido. Con estas premisas comenzó el pasado mes de marzo La Figuera, un programa de radio colaborativa confeccionado por y para la población infantil, sí, esa gente con pocos años pero muchas ganas de absorber toda la vida que se cruce en su camino. Aquí niños y niñas se transforman en agentes fundamentales, pues son ellos quienes deciden qué contenidos van a protagonizar cada sesión.
Nacido en el seno del proyecto cooperativo de nombre homónimo afincado en Benimaclet, La Figuera reivindica así una infancia con voz propia, con deseos, miedos, inquietudes y pasiones. Una infancia que se reivindica como interloctura válida. Los episodios se emiten en directo los jueves a las 18.00 y más tarde pueden consultarse online en formato podcast. En las diferentes entregas estos ciudadanos de nuevo cuño recomiendan libros y películas, plantean temas de debate, relatan cuentos en directo y comparten sus vivencias diarias durante el confinamiento. Incluso dan consejos a otros menores sobre cómo pasar la cuarentena con esos adultos tan pesados con los que conviven y a los que tienen que educar (reconozcámoslo, con edad de votar y conducir podemos llegar a ser bastante insoportables). Además, la librería La Repartidora propone lecturas semanales. “Desde distintas plataformas nos están bombardeando con ideas para pasar el tiempo con tus hijos, como si eso fuera una carga terrible. Hemos querido darle la vuelta y plantearlo desde la perspectiva opuesta: cómo sobrevivir al confinamiento con tus padres. Y, por ejemplo, plantean juegos para realizar con ellos, pero también critican que no les puedan hacer suficiente caso porque tienen que teletrabajar”, apunta Teresa Mata, una de las impulsoras de la iniciativa.
Así, los contenidos radiofónicos se generan a partir de la participación de las familias: en cada entrega se hace una conexión en directo con una casa “y los niños nos cuentan cómo están, qué parte de su vivienda les gusta más o menos, de qué están haciendo estos días…Luego dejamos un espacio para que ellos propongan temas de los que les apetezca hablar”, relata Mata. “A menudo lanzan cuestiones que ellos consideran casi ‘prohibidas’, temas un poco escatológicos que les resultan muy divertidos, pero también películas como Frozen, animales…Los niños tienen mucho que decir y es el momento de escucharles y aprender de ellos”, señala Oller. El resultado es una tertulia con un cromatismo más que variopinto: “intentamos no poner demasiadas premisas y simplemente dejarles un espacio en el que puedan hablar de lo que realmente les apetezca, sin esos filtros que a menudo tenemos los adultos. La clave está en arriesgarse y dejarse sorprender, pues, aunque obviamente tienen menos años de experiencia, también se atreven a abordar todo tipo de cuestiones simplemente porque les interesan en ese momento”.
Además, periódicamente lanzan retos artísticos para que cada familia los pueda reinterpretar con los materiales que tenga más a mano. Las obras resultantes son más tarde compartidas en las redes sociales de La Figuera Y como en cualquier emisión radiofónica que se precie también hay aquí un hueco para los minutos musicales: en este caso, protagonizados por bandas de rock y punk con canciones dirigidas a la gente bajita. Por ejemplo, la versión guitarrera de ‘Pimpón es un muñeco muy guapo y de cartón’ o transgresores temas de Los Punkitos como Caca, culo, pedo pis (chúpate esa, Sid Vicious).
Según expone Alba Oller, otra de las responsables de este proyecto radiofónico, la idea surgió como una forma de “mantener el contacto con las familias que participaban en el espacio físico de La Figuera, las echábamos de menos y teníamos muchas ganas de volver a hablar con ellas”. Sin embargo, pronto decidieron que, puestos a jugar, valía la pena hacerlo a lo grande: “pensamos que, teniendo en cuenta la situación actual de aislamiento, valía la pena ir más allá y crear una propuesta abierta a todos los hogares”, apunta Teresa Mata.
“EN ESPAÑA LOS NIÑOS ESTÁN HACIENDO MUCHÍSIMOS ESFUERZOS PARA LLEVAR BIEN ESTA CRISIS"
Gerard tiene 5 años y es un apasionado de los dinosaurios. “El velocirraptor y el anquilosaurio son mis favoritos”, concreta. Por ello, no resulta sorprendente que propusiera charlar sobre la fauna jurásica. “Cuando hablo en La Figuera cuento las cosas que estoy haciendo estos días: cocinar pasteles, jugar, aplaudir…a veces me aburro un poquito, pero no tanto. También escucho a amigos míos que llaman. Y he explicado que mi sitio preferido para estar en casa es el comedor porque es donde descanso”, relata a Culturplaza. Para este futuro paleontólogo, La Figuera constituye su primera experiencia con la radio “mi mamá se pone a veces noticias, pero yo nunca había escuchado un programa. Este me gusta mucho porque ponen música muy chula y una niña que se llama Aitana recomendó un libro que me pareció muy guay”.
Abrir ventanas de imaginación durante el encierro se vuelve especialmente necesario en el caso de la población infantil, que está sufriendo el confinamiento más duro, sin ningún supuesto permitido para pisar la calle. Y es que, en estas interminables semanas de cuarentena gran parte de la sociedad parece haber olvidado a sus miembros más jóvenes. O quizás los haya confundido con autómatas de tamaño reducido que pueden vivir plenamente a base de ver dibujos animados en bucle y ser alimentados con regularidad. Ficus con pijamas de osos panda.