VALÈNCIA. Si pensamos en él a estas alturas, con suerte conseguiremos configurar una cara que será una versión aproximada del que fue el rostro del terror internacional durante décadas, pero no lograremos componer la verdadera cara, la cara exacta de Sadam Huseín, porque es probable que pese a lo mucho que protagonizó noticias en la prensa y en los telediarios desde los setenta, en realidad nunca hayamos llegado a fijarnos en detalle en cómo eran sus ojos, su frente, su barbilla, sus orejas o sus pestañas. Seguro que no hemos observado con atención una fotografía o un fotograma estático de un vídeo de Sadam Huseín durante al menos un minuto, así que lo único que tenemos, lo único a lo que podemos acudir es a una imagen nebulosa de alguien que nos dijeron que era Sadam Huseín, y que ahora está muerto. Lo cierto es que solo conocemos las intimidades de las caras de nuestros seres queridos, y ni siquiera eso, porque al parecer nuestro cerebro guarda una versión de las caras conocidas para no tener que fijarse en todas sus características cada vez que nos topamos con ellas y así optimizar recursos, y con esa versión vamos tirando y por eso a veces se producen cambios en estas caras cercanas y no reparamos en ellos hasta que nos fijamos detenidamente y entonces resulta que nuestra pareja, familiar o amigo se ha cambiado el pelo o incluso se ha puesto gafas. Esto de las versiones faciales explica por qué a veces no podemos afirmar si alguien lleva gafas o no, por qué hasta las caras que más hemos querido y con las que más hemos compartido acaban desdibujándose en nuestra memoria en mucho menos tiempo del que desearíamos. Ni qué decir tiene la de Sadam Huseín, al que odiábamos muy fuerte.
Reconozcámoslo sin vergüenza: en realidad si alguien nos preguntase ahora mismo vida y milagros del tirano iraquí no sabríamos qué responderle, no tendríamos la menor idea de quién o qué era Sadam Huseín. Quien sí sabe cosas es Mr. Perfumme, pero de eso uno se da cuenta del todo cuando termina de leer Transirak, la nueva novela del escritor y músico valenciano que ha publicado con una edición magistral niños gratis* -es tan buena la edición que la sobrecubierta [la segunda imagen un poco más abajo] que han diseñado los Hnos. Paadín es un póster con elementos interpretados de la historia-, y entonces lo muy ficticio queda claro pero lo demás no, y por primera vez uno visita la página de Wikipedia de Sadam Huseín y la mente se le parte en dos con un relámpago de esos del anime tras los cuales los cuerpos se desgajan en dos trozos perfectamente seccionados, o como esa especie de radiografía que en pleno partido mostraba cómo sufría el corazón a Julián Ross, el aristócrata del terreno de juego y capitán del Mambo que puso a Oliver Atom en verdaderas dificultades. ¿Ha alterado Mr. Perfumme la Wikipedia para que la información que ofrece cuadre con su nueva novela? Podría ser, pero también estaría feo, y además los bibliotecarios voluntarios de la plataforma habrían intervenido. ¿Es Transirak ficción, o una revelación codificada en un lenguaje comprensible solo para iniciados? Entre los capítulos se aparece una virgen, la Virgen del Casquete de los enfermos de cáncer, y se nos introduce a sus misterios, y también hay otra referencia fatimística, mucho menos encubierta, mucho más clara: la mujer de Mohamed, doble del auténtico Sadam Huseín -muerto de sida en mil novecientos noventa y siete-, se llama Fátima. Wow. ¿Llegó a desarrollar Irak un programa tan descabellado como Fuego Devastador? Hay precedentes en el ocultismo nazi que tan bien hizo llegar al gran público el Hellboy de Mike Mignola. O en las perversiones del Rasputín de los zares. ¿Sería demasiado rebuscado leer Rasputín como Ras Putin, haciendo uso de Ras en el sentido monárquico que emplearon los rastafaris que deificaron al Ras Tafari Makonnen, el príncipe y rey Tafari Makonnen, más conocido como Haile Selassie I, último emperador de Etiopía, encarnación de Jah en la Tierra?