AlicantePlaza

recuerdos de campeonato

Calpisa: Cuando fuimos campeones

  • Labaca, Perramón y Cabanas muestran orgullosos su mejor recuerdo de aquel momento.

ALICANTE. En el Pabellón Pitiu Rochel solo hay dos imágenes que recuerdan al equipo deportivo más laureado de la ciudad: un panel con un perfil del jugador que le da nombre a las instalaciones, el alicantino Rochel, y una fotografía enmarcada en la conserjería, donde se puede ver una panorámica en blanco y negro desde media cancha, con unas gradas repletas hasta el pasillo superior, de la celebración de la primera liga del Calpisa, un equipo legendario que en el inconsciente colectivo alicantino adquiere la categoría de mito, ya que gran parte de la vecindad ni siquiera sabe de su existencia.

Entre los años 1974 y 1981 la ciudad de Alicante disfrutó del periodo más exitoso del deporte profesional en toda su historia. Cuatro campeonatos de Liga de División de Honor, cuatro Copas del Rey, un subcampeonato de la Copa de Europa, campeón de la Recopa de Europa en 1980. En el mundo contemporáneo, donde la virtualidad se sobrepone a aquello que llamamos el mundo real, estos trofeos descansan en la memoria de quienes los vivieron, dentro de la cancha, o desde las graderías llenas hasta la bandera del pabellón que los propios éxitos del equipo obligaron a construir al municipio, en 1974. No hay vitrinas que los alberguen, no hay espacio memorial, no hay un lugar donde visitar y revivir momentos de gloria pasada que son algo más que un efímero accidente en el tiempo.

Lea Plaza al completo en su dispositivo iOS o Android con nuestra app

Labaca, Gómez, Poli, Novoa, Perramón, Melo, Uría, Albizu, Núñez, Taure, Mario, Cascallana, Goyo, Castaño, De Miguel, Cabanas y los dos hombres alrededor de los que pivotaba aquel equipo, el entrenador Miguel Roca y el gran capitán y más tarde entrenador, Pitiu Rochel. Pronunciar estos nombres en voz alta es como invocar el espíritu inocente de los años setenta, una década que transitaba entre la luz del turismo, la voz de Nino Bravo y las grúas que empezaban a crear bosques de cemento en la costa mediterránea, al amparo del progreso, como una huida hacia adelante, sin mirar atrás, a los tiempos de oscuridad que todavía tejían su red bajo la apariencia de normalidad. Alicante necesitaba un nuevo imaginario optimista y luminoso, y el balonmano se lo iba a ofrecer envuelto en el color celeste de su zamarra.

Varios miembros de aquel equipo campeón han seguido vinculados a la ciudad de Alicante, donde residen y han hecho su vida laboral y familiar, tras abandonar el deporte profesional la mayoría de ellos, con la excepción del más joven, el junior Javi Cabanas, que ha desarrollado una exitosa carrera como entrenador.
Convocados para recordar la memoria invisible del mejor equipo deportivo profesional de la historia de Alicante, el primero en responder la llamada es el que fue sin duda el fichaje estrella que transformó el querido Obras del Puerto liderado por Pitiu Rochel, en el imbatible Calpisa, José Perramón Acosta, Papitu Perramón, el niño de oro.

 «Cuando me dedicaron la calle, yo le dije al alcalde —entonces Gabriel Echávarri— muchas «gracias por la calle, pero yo creo que hay un equipo de balonmano en Alicante que también se merece que se le ponga una calle, el Calpisa». Al final del discurso, se me acercó y me dijo, «Perramón, te tomo la palabra y vamos a trabajar en ello». Ahora no sé cómo está el tema, tras el cambio de gobierno, pero sería de justicia, el Calpisa ha hecho historia en Alicante».

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo