Dicen que después de la tormenta siempre viene la calma y hemos podido comprobar en estos días que efectivamente así es. El temporal de la semana pasada en Alicante por suerte nos ha traído a continuación un tiempo envidiable, con temperaturas de primavera, que nos permiten quedarnos en mangas de camisa a finales del mes de enero. Un atractivo sin duda para los visitantes y para los residentes, que podemos disfrutar de este clima verdaderamente privilegiado y de la belleza de nuestras costas. Sin embargo, Alicante no ha de perderse en la ensoñación y la autocomplacencia, como si ya tuviera bastante con la belleza del litoral y no hubiera que hacer nada más para destacar como ciudad atractiva, moderna y cosmopolita, porque ni mucho menos esto es cierto.
Hace poco me invitaron a unirme a una página de Facebook, que tenía como reclamo el lema “En Alicante nunca pasa nada”, o algo parecido, lo que, después de la sonrisa inicial, me trajo a la mente la preocupación de pensar que, efectivamente, muchas personas tienen esta sensación, la de que aquí no hay nada que hacer. Preocupante. En realidad no es que no haya oferta cultural atractiva en Alicante, sino que le falta conseguir ser un referente de primer orden en este aspecto, que lo ponga en el mapa mundial, como por ejemplo ha ocurrido en Málaga con los nuevos museos Picasso, Museo Carmen Thyssen y Centre Pompidou. Hay que conseguirlo.
No estoy en absoluto de acuerdo con esta teoría de que aquí no pasa nada. Si bien es cierto que podría haber más vida cultural y más actividades de índole lúdica, también a nuestro alrededor hay quien se esfuerza por contribuir a que la vida de los alicantinos tenga otro sentido y más contenido. Pienso, por poner algunos ejemplos, en la revista cultural “Lo Blanc”, creada por el infatigable Juanjo Cervetto, que nos mantiene al tanto de las convocatorias y oferta de toda la provincia en su conjunto. En la promotora cultural Marina Vicente, alias “Beckett”, con los encuentros literarios “El sabor de las palabras” en una mano y la librería 80 Mundos, que comparte con sus socios, en la otra. Esta librería, con 35 años de vida, recibió hace poco el Premio Librería Cultural, otorgado por Cegal (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros), que reconoce a aquellas librerías que realizan una tarea continua de dinamización cultural y de difusión del libro y la lectura. Pero también pienso en la librería Pynchon, que al igual que la anterior no para de organizar encuentros, conferencias y talleres culturales. En otro orden de cosas, destacaría la labor realizada por Villavieja 6, el local que considero con más sabor de Alicante, con su música en directo y sus exposiciones, una apuesta arriesgada y decidida de Susana Ruiz y Pepe Bornay. Pero no deseo terminar este recorrido sin hablar de Javier Hergueta y de la Casa Mediterráneo. Considero que Casa Mediterráneo no podría tener mejor director que Hergueta, posiblemente hiperactivo, ni con mayor grado de implicación: un día con el aniversario de la Policía Nacional, y a la otra semana con Croacia como país del Mediterráneo invitado, en la que se ha presentado el interesante reportaje realizado por Anabel Rosas y Rafa Arjones, entre otras muchas citas de interés. Y qué me dicen de los museos, con ese notición de la exposición de los Guerreros de Xian, prevista para finales de año en el Marq, que espero arrastre numerosos visitantes. Citaría así mismo como evento de este año el aniversario de los 100 años del nacimiento de Mario Benedetti, que se celebrará con un Congreso Internacional el próximo mes de octubre, organizado por el CeMaB de la Universidad de Alicante, con el apoyo del Instituto Cervantes. No me olvido del Festival de Cine, con los hermanos Seva al frente, ni de la biblioteca Desantes del Colegio Notarial. Y quiero concluir este recorrido hablando de la música, de la guitarra en Alicante, de la que ya ampliaré información en otro momento, y de la importante programación del ADDA, o del esfuerzo ingente que realiza la Sociedad de Conciertos por traer a nuestra ciudad a músicos destacados a un precio asequible. Todo esto y otras muchas posibilidades está ahí, a la mano, así que no me digan que aquí no hay nada que hacer; sacúdanse, quiero decir en realidad sacudámonos la pereza de encima, y salgamos a ver qué nos ofrece esta ciudad que, ya lo ven, está llena de vida. Y, sobre todo, apostemos por hacer compatible el turismo de playa con el turismo cultural.