'Las invisibles' retrata la situación de las sintecho y de las asistentes sociales que luchan por su reintegración
El director francés Louis-Julien Petit no es Ken Loach, ni tampoco lo pretende. Por eso tiró a la papelera el primer borrador de su película Las invisibles, una comedia social sobre la situación de las mujeres en riesgo de exclusión: “Era una crónica muy dura, ambientada en la calle, así que la deseché, porque el humor es el único género que puede acercar este tema tan doloroso al espectador. Utilizamos la risa como escudo”.
Petit plasma las realidades dramáticas de las mujeres sin hogar y de las asistentes sociales que las apoyan en un retrato combativo, conmovedor y, por momentos, divertido de sus protagonistas.
El punto de partida fue el documental de Claire Lajeunie para el canal France 5 Mujeres invisibles, sobreviviendo en la calle y el libro testimonial que completó su experiencia en centros de acogida. Al cineasta le chocó los momentos de júbilo que se referían en el texto, así que para formarse su propia opinión, frecuentó diversos albergues durante un año, donde conoció a varias sintecho y se familiarizó con el trabajo de las profesionales que tratan de reinsertarlas. Descubrió a mujeres que se reían de sí mismas, alejadas de la autocompasión.
En su segundo borrador, Petit decidió introducir la cámara dentro de un centro de día al que van a echar el cierre en tres meses. Esa cuenta atrás le daba a la trama un carácter épico, heroico y cierta picaresca. Las trabajadoras sociales van a sobrepasar sus funciones durante una contrarreloj de 90 días con tal de dar a esas féminas borradas un lugar digno.
“Las mujeres representan el 40% de la población sin hogar en Francia. Puede que no nos demos cuenta porque tienden a esconderse, para protegerse de las agresiones. De modo que estar en un albergue, más allá de servirles para darse una ducha, tomarse un café o cargar el móvil, les da una sensación de protección. No hay terror. Todas sus integrantes están al mismo nivel”, informa el director.
Entre las películas que tuvo en mente para calibrar su tono se encuentran estandartes de la comedia social británica como Mi hermosa lavandería (Stephen Frears, 1985) y The Full Monty (Peter Cattaneo, 1997).
“Quería hacer una película luminosa, llena de esperanza y centrada en un grupo reducido, plasmar su cohesión y el apoyo mutuo frente a la adversidad”, resume.El filme muestra el trabajo que realizan unas estructuras francesas llamadas ressourceries, donde se contrata a personas con dificultades de integración para reutilizar objetos y darles una segunda vida. De esa forma, además de procurar empleos se fomenta la conciencia medioambiental y el reciclaje.
“Son programas donde se reparan electrodomésticos y aparatos tecnológicos al tiempo que las trabajadoras se reparan a sí mismas”, explica Petit.
En su intención de ser honesto con la violencia y la dureza del contexto que representa, en el rodaje integró a actrices no profesionales, de diferentes etnias y edades, todas ellas supervivientes de una vida en la calle. Durante el casting, les pidió que adoptaran un alias. Los sobrenombres se mantuvieron en el set. De modo que el equipo nunca supo cómo se llamaban en realidad y se dirigieron a ellas por los apodos de Édith Piaf, Brigitte Macron, Françoise Hardy y Lady Di.
“Esto les dio una cobertura, la posibilidad de esconderse detrás de una personalidad diferente. De esa forma se olvidaron de la cámara y encontraron el coraje para ser absolutamente sinceras”, recuerda el cineasta.
Las invisibles se filmó en orden cronológico. Los tres meses de rodaje tuvieron una intención terapéutica, a fin de que sus actrices debutantes reencontraran la visibilidad y la confianza: “Era muy importante ver en pantalla la trayectoria vital de estas personas que han conocido la precariedad y que el proyecto les sirviera de interfaz para retomar su identidad”.
El estreno en EE.UU. le sirvió para comprobar que esta realidad y el talante con que la recrea funciona en públicos foráneos: “El mensaje de humanidad, amor y humor de esta película no tiene fronteras. La reacción es directa, no hay desfase cultural”.
Tanto es así, que Annie Lennox tardó sólo cuatro días en cederles los derechos de la canción de 1985 Sisters Are Doin’ it for Themselves, interpretada por Eurythmics y Aretha Franklin. Su llamada a la sororidad funciona como banda sonora de la película. “La letra de la canción es simbólica, como una marcha de mujeres unidas en la batalla”, valora Petit.
Su anterior filme, Discount (2015), versaba sobre el desperdicio de alimentos. Unos meses después de su estreno, la Asamblea Nacional votó por unanimidad la prohibición a los grandes supermercados de arrojar y destruir la comida que todavía se puede consumir. Todavía no se sabe si Las invisibles también tendrá efectos políticos, pero por lo pronto, en febrero Emmanuel Macron se preocupó por verla y el elenco compartió con él un pase privado en el Elíseo.
Está producida por Fernando Bovaira y se ha hecho con la Concha de Plata a Mejor Interpretación Principal en el Festival de Cine de San Sebastián gracias a Patricia López Arnaiz