SANT JOAN D'ALACANT. Un abanico con dos telas: la original lucía los colores de la bandera republicana, pero el miedo de la propietaria la llevó a sustituirla por una tela blanca al finalizar la guerra civil española, momento en que su hermano (un concejal del PSOE de Sant Joan d'Alacant) se vio obligado a emigrar, convirtiéndose en el único santjoaner que consiguió zarpar a bordo del Stanbrook. Sin embargo, la miembro de la familia Sala guardó ambas telas, convirtiéndose este abanico en uno de los objetos que, noventa años más tarde, forman parte de Villa Rusia. La Guerra Civil en Sant Joan d'Alacant. Fuentes para su estudio.
Así se titula la exposición sobre la guerra civil española que, desde mayo de 2019, se ha hospedado en el Centro Cultural de la localidad. La muestra, impulsada por la concejalía de Cultura y comisariada por el Archivo Municipal, se despedirá de la sala Roberto Mira el viernes 31 de julio, tras más de un año entre vaivenes de visitas y después de haber obtenido el reconocimiento Bon Govern, otorgado por la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP), como ya informó Alicante Plaza.
El abanico cedido por la familia Sala no se mostró en el momento de la inauguración, sino que se embarcó más tarde, fruto del carácter adquirido como muestra viva. Y es que, como traslada Gaspar Belmonte, director del Archivo Municipal, "cada vez que venían visitas nos contaban sus historias, por lo que se han ido sumando voces y recuerdos mientras la exposición estaba abierta". Una acción que ha desembocado en testimonios polifónicos, variados y ricos, los cuales han tejido una historia cercana del municipio.
No es este el único objeto que se ha convertido en pieza expositiva, pues al abanico también lo acompañan unos cuadernos que pertenecieron a José Sala cuando estudiaba en la escuela municipal o un casco de un obús antiaéreo "bombardeado por los aviones desde la costa de Alicante. Uno de los carabineros que vigilaba encontró el casquete del obús entre las rocas y se lo entregó a un niño de 10 años que lo guardó durante toda la vida. Ese niño se acabó convirtiendo en el cronista de Sant Joan, Isidro Buades", cuenta el relato tras el objeto.
Además de estos pedazos de historia, la exposición también incluye fuentes documentales y bibliográficas como cartas, artículos de publicaciones o fotografías bien pertenecientes al Archivo Municipal, bien provenientes de testimonios personales. Unas labores de recopilación que se llevaron a cabo desde el programa T'estime Sant Joan, cuyos integrantes comenzaron a realizar entrevistas en 2016, con la mirada puesta en que todo el material recabado diera luz a una exposición en 2019, como efeméride de los 90 años de finalización de la guerra.
El objetivo de la muestra, en palabras de Belmonte, era "dar a conocer qué fuentes tenemos que nos hablen de aquel momento para mostrarlo y animar a las personas a profundizar en el conocimiento de esa época". Al hilo, menciona la "fragilidad del recuerdo, ya que a veces desconocemos mucho una historia que nos es demasiado cercana y queríamos reactivar el recuerdo". Pero no solo se fija como meta alentar a la investigación, sino también el "reconocimiento a las personas que sufrieron aquel momento y la dictadura posterior", comenta la intención.
Para contar la abundante historia del municipio a lo largo de esos tres años (1936-1939), la exposición se ha desarrollado a través de un eje cronológico "que comienza con las elecciones de febrero de 1936", sitúa el archivero, "cinco meses antes de que se produjera el detonante de la guerra, con el alzamiento en julio de ese mismo año". La cronología cuenta todo lo que acontecía en Sant Joan mientras que compara lo que pasaba en ese mismo momento a escala provincial o estatal. "Además, hemos elaborado paneles que recogen temas clave en el progreso del conflicto, como los refugios antiaéreos, qué pasó con los maestros y maestras que fueron represaliados o el asalto a la iglesia parroquial a manos de anarquistas anticlericales, quienes quemaron todas las imágenes", revive la historia.