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Turismo y Vivienda: objetos de deseo en Podemos

14/10/2018 - 

VALÈNCIA. En las últimas semanas el clima preelectoral lo ha impregnado todo, desde las relaciones institucionales entre los socios de gobierno a la vida orgánica de los partidos: los desencuentros entre PSPV y Compromís por la comisaría especializada en violencia de género; la exhibición de músculo de PP y Ciudadanos en sus comidas de inicio de curso; e incluso las propuestas de reformas que son complejas de acometer a escasos siete meses de que se termine la legislatura como el vaciado de diputaciones que quiere abanderar Podemos o la modificación del Estatut de Autonomía que puso encima de la mesa la semana pasada el partido de Albert Rivera en la Comunitat. Todo ello, en medio de la negociación de los últimos Presupuestos del Botànic.

En este ambiente, la dirección de Podemos trabaja estos días en la elaboración de una lista de consenso que impida el desgaste de la formación y permita acudir a las urnas en el proceso de primarias con un candidato, Rubén Martínez Dalmau, que les ofrezca opciones de mantener los resultados de 2015. Precisamente esto, lo que suceda el día después de las elecciones de mayo, se ha convertido en tema recurrente de debate en los mentideros del partido, ya que la predisposición de la formación morada ante una posible reedición del Botànic sería entrar a formar parte del gobierno.

En este sentido, resulta curioso el cambio de posición que ha adoptado el partido que lidera Antonio Estañ respecto al año pasado en la negociación de los Presupuestos para el próximo año. Si durante el trámite de las últimas cuentas la formación morada adoptó un rol agresivo propio de precampaña electoral e hizo peligrar la ley de Acompañamiento con su abstención, este año el tono es radicalmente distinto. 

Las propuestas de resolución del Debate de Política General fueron la antesala de cómo se iba a desarrollar las negociaciones este año: por primera vez excluían de ellas sus principales reivindicaciones, -SDDR y tasa turística-. Algunas, como el impuesto para gravar las actividades turísticas, no obstante, sí serán defendidas y demandadas este año en las cuentas. Pero en ningún caso serán una línea roja para dar su apoyo al Presupuesto que presente el Consell. Otras, como el SDDR o ahora la tasa de azúcar, ni siquiera estarán contempladas.

Con su pretensión de entrar en el Gobierno en 2019, los morados no quieren tensar la cuerda en exceso con PSPV y Compromís de manera que esto pueda desembocar en una falta de acuerdo que concluyera en una prórroga de las cuentas y que impediría a grandes rasgos la ampliación de gasto en las consellerias más allá de las modificaciones puntuales. Una situación que terminaría perjudicando al propio partido de Estañ en caso de llegar al Ejecutivo valenciano porque se vería en la obligación de trabajar en la gestión de áreas con limitaciones presupuestarias.

En este sentido, las áreas que suscitan más interés en Podemos no son otras que en las que se han mostrado más vehementes en los últimos años en las negociaciones de los presupuestos: Turismo y Vivienda. Esta última se convirtió en una prioridad el año pasado, un área en la que la formación consiguió arrancar 15,1 millones de euros de incremento al área de María José Salvador y una previsión de 20 millones de inversión en 2019 y otra partida equivalente en 2020.

¿Vendiendo la piel del oso antes de cazarlo?

Así, fuentes de Podemos consultadas por Valencia Plaza aseguran que en las últimas semanas desde distintos sectores de la formación morada se da ya por sentada su entrada al gobierno valenciano después de las próximas elecciones. E incluso se 'fantasea' en diferentes chats con gobernar estas dos áreas y ocupar distintos puestos de alta dirección.

Ahora bien, conviene apuntar que el partido debe tener cuidado con la aritmética, ya que son varias las encuestas que señalan que Podemos no resultaría necesario para reeditar un gobierno progresista en 2019. El último sondeo encargado por Plaza a SyM Consulting y realizado entre los días 1 y 3 de septiembre indicaba que el PSPV que lidera Ximo Puig sería la primera fuerza política si se celebraban elecciones y obtendría un resultado de entre 35 y 37 diputados, lo que les permitiría mantenerse al frente de la Generalitat solo con el apoyo de Compromís, que sacaría 22-23 diputados.

Asimismo la misma conclusión se desprende de la encuesta más reciente publicada por Levante-EMV e Información este 9 d’Octubre encargada a la empresa Invest Group y realizada entre el 21 y 28 de septiembre. Los socialistas aumentarían en una decena los escaños conseguidos en 2015 –obtendrían ahora 33 diputados– y los valencianistas sacarían 18 puestos. Unos resultados que permitirían a ambas fuerzas gobernar sin el apoyo de ningún otro partido al sumar 51 escaños del total de 99 que componen Les Corts Valencianes.

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