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SILLÓN OREJERO

Thumbs, una distopía sobre ejércitos privados dirigidos por magnates de Silicon Valley

Con el aumento de la desigualdad, los adultos trabajan en extenuantes jornadas laborales que no les dejan tiempo para ver a sus hijos, los cuales son criados por una nueva App "niñera" gratuita. Con esta premisa, el guionista Sean Lewis propone un cómic en el que un millonario de las nuevas tecnologías, tipo Zuckerberg o Musk, aprovecha esa situación para difundir un videojuego gratuito al que se enganchan todos los críos y con el que crea su ejército privado para hacer la revolución

17/06/2019 - 

Algo que tienen los grandes cambios, las revoluciones, es que llegan sin pedir permiso. En ese aspecto, se parecen mucho a la verdad, que tiene por costumbre salir a flote sin que nadie solicite su presencia. Eso de que alguien se está cayendo y nadie se da cuenta hasta que no llega a estamparse contra el suelo, aplicado a la sociedad, solo se dice después de que ocurra lo que quiera que sea que lo cambie todo para siempre. En la actualidad, con el progreso tecnológico, de lo único que no hay dudas es de que los nuevos juguetes serán fundamentales en el siguiente giro que pegue la civilización, ya sea para bien o para mal.

Con estas ideas que barruntamos todos juega Sean Lewis en Thumbs, de Image, una distopía sobre los magnates de Sillicon Valley y el uso o abuso de las nuevas tecnologías que hacen, sobre todo, las nuevas generaciones. El escenario que se plantea es uno de creciente desigualdad, algo que no nos extraña, en el que los adultos no tienen tiempo prácticamente para ver a sus hijos, que son criadas por Apps "niñera". Esa es la fisura que aprovecha un multimillonario llamado Adrian Camus para difundir un videojuego gratuito que engancha a todos esos chavales hasta el punto de que le sirve para sentar las bases de su propio ejército privado.

Se ven rasgos de la ambición de Elon Musk o Mark Zuckerberg, la megalomanía de Steve Jobs y la filantropía de Bill Gates y, en definitiva, todos los millonarios salidos de creación de nuevas tecnologías. En este caso, la revolución del personaje de Camus es para que todo el mundo tenga acceso a la tecnología y le facilite la vida. La brecha que se abre entre ricos y pobres tiene que cerrarse con nuevas tecnologías gratuitas para todos. El Gobierno no está por la labor de permitir la utopía y Camus les echa encima un ejército privado que ha reunido clandestinamente gracias a un videojuego y su App "Mom", con la que crió a los hijos de los trabajadores proletarios como au pair de inteligencia artificial.

Serán cinco números hasta final de año. El primero, aparecido el 5 de junio trata de la infancia del se basa en la infancia del protagonista, Thumbs. A base de flash-backs se va construyendo toda la historia. El chico empieza a recordar mientras entra malherido en un hospital de campaña y está preocupado por su hermana, Tabitha.

El millonario había crecido como esos niños, con unos padres a los que apenas veía por el trabajo. En un momento dado se desliza la frase "dicen que Camus nos da juegos gratis para controlarnos porque somos estúpidos". Es para anunciar la operación que ya está en marcha de reclutar a todo ese ejército de hijos del proletariado. Los chavales mejores en el videojuego son enviados a un bosque para que aprendan a luchar también en la realidad. Un entrenamiento para la revolución. Las viñetas en las que los chicos llevan una especie de sostén en la cara, como unas gafas, para colocarse el móvil pegado a los ojos son impactantes y sugerentes.

Fantasmas de la falta de conciliación familiar

Los miedos latentes que activa una historia de estas características son los que puedan tener los padres que se sientan culpables por no pasar las suficientes horas con sus hijos; tiempo que los chavales pasan con la cabeza metida en la tablet o en el ordenador aislados de lo que les rodea. La tecnología de alguna manera ha sustituido a los padres con la inquietud que este nuevo escenario supone.

Para Lewis, el progreso es aterrador en muchas facetas. Se pueden replicar seres humanos -explicó en una entrevista-, con las impresoras 3D se pueden fabricar armas fácilmente en casa, con la información nos podemos manipular y espiar... Mientras tanto, aunque es cierto toda la tecnología facilita también nuestra vida y nos permite un acceso a la información prácticamente ilimitado, dijo, "sé muy bien que nada de esto se ha hecho de forma altruista".

Además, le preocupa que en una época en la que no es fácil desarrollar la empatía si la gente se pasa desde pequeña la vida metida en dispositivos, también tenemos por añadidura que los intercambios dialécticos políticos son "los más odiosos que se recuerdan". Partiendo de todo esto, la idea de Thumbs se le ocurrió al comprobar su propia adicción al teléfono y preguntarse qué pasará cuando haya aplicaciones para cuidar de los hijos sin perder demasiado tiempo.

Aunque tampoco se puede decir que antes de la revolución tecnológica derivada de Internet nuestros padres tuvieran mucho tiempo para nosotros, nunca ha habido nada como las pantallas para captar el cien por cien de la atención de los críos. Ni la caja tonta tuvo tanto poder de atracción. Esta distopía surge de la muy plausible hipótesis o pregunta de ¿Qué pasaría si alguien emplease esas horas y acceso a los menores para educarlos y manipularlos a su antojo? Un escenario como el que se supone que hacen las fake news y demás formas perversas de conducir el debate en redes sociales con los adultos, pero con los menores.

El dibujo de Hayden Sherman emplea pocos colores y un trazo vibrante que transmite tristeza en un contexto de premura y tensión. La tecnología aparece siempre junto al color rosa fucsia y el resto del mundo es gris monocromático. Es un recurso con el que quiere mostrar la sensación del poder que tienen estos cacharros sobre nuestra visión del mundo. En su trabajo anterior en The Few ya lo empleó, aunque el color en ese caso fue para la sangre. Háganse las analogías pertinentes entre ella y la tecnología de nuestro tiempo. 

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