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44 AÑOS SIN NINO BRAVO 

Spoilers musicales: el nuevo Nino Bravo no existe

Se cumplen 44 años del accidente de Nino Bravo y, casi medio siglo después, se sigue buscando al heredero de su voz

20/04/2017 - 

VALÈNCIA. “Pocas veces una masa de público que pasaba de las cinco mil personas exponían, con su asistencia, la gran admiración hacia el extraordinario cantante muerto trágicamente en accidente de tráfico”. Así comenzaba una de las crónicas impresas del 19 de abril de 1973 sobre el funeral de Nino Bravo. Esta semana se cumplen 44 años de ese instante  y del accidente que se cobró la vida del cantante, que tres días antes conducía su BMW 2800 junto a José Juezas y Fernando Romero y Miguel Ciaurriz (Diaurni, en las primeras crónicas del accidente), Dúo Humo, para grabar las voces de su nueva referencia, apuesta de la agencia Brani (suerte de anagrama de Nino Bravo). 

La ascendencia que Nino Bravo sigue teniendo en determinados ámbitos -especialmente, claro, el de los solistas- de la música valenciana y nacional es notable. En Valencia, por algún motivo retorcido, todavía se le busca sucesor con cierto ahínco: hubo una época, no hace tanto, en la que la etiqueta de continuador de Nino Bravo tenía más sustancia tangible que, por ejemplo, la del trip hop. No siempre sucede, pero en muchas ocasiones sí es cierto que Google ofrece la medida exacta de las cosas; al menos, de ese tipo de cosas por las que deberíamos preocuparnos en mayor o menor medida. Las búsquedas sencillas de “sucesor de Nino Bravo” y “el nuevo Nino Bravo” arrojan en el buscador más de 1.600 resultados; lo mismo, pero cambiando al valenciano por Michael Jackson, devuelve algo más de 6.000.

El nuevo Nino Bravo no existe

El 16 de abril de 1973 se inauguró la temporada infinita de designar sucesores de Nino Bravo. Hoy en franco retroceso con respecto a sus inicios, esa especie de Pokemon Go musical tuvo su auge principalmente entre los 70 y los 80, claro. También resulta evidente que, atendiendo a las carreras de todos aquellos nuevos Ninos Bravos, la respuesta a esa constante de incógnita irresoluble de “hasta dónde hubiera llegado si” deja en evidencia a todos: a ninguna parte. Por fortuna, ninguno de ellos sirve de ejemplo para ejercitar la fantasía. Hasta a Tino Casal se le quiso poner el traje de Nino Bravo; y él precisamente lo de los trajes lo tenía bastante claro.

Juan Bau o Juan Camacho (que murió en el 82 también como consecuencia de un accidente de tráfico) forman parte de una lista que encabeza indefectiblemente Francisco, que irrumpió ya a principios de los 80 ganando el Festival de la OTI. Si alguien ha sabido cómo rentabilizar la etiqueta del nuevo Nino Bravo, ese es Francisco; entre esa y la de estandarte de la música valenciana durante la época más casposa de la ciudad, es difícil interpretar en qué medida, tres décadas después, Francisco ha terminado siendo en algún aspecto el sucesor del cantante de Aielo de Malferit. Se hace difícil, y duele de tanto intentarlo, pensar que una canción de Francisco tenga la entidad suficiente como para que presos políticos la canten en su cautiverio (algo que sucedió en el Chile de Pinochet, cuando los presos cantaban ‘Libre’ en el Estadio Regional de Concepción, tal y como explicó en su momento Marianella Ubilla).

Siglo XXI: buscando a Nino Bravo en concursos

Cabría pensar, después de comprobar lo de Francisco, que los exploradores de la voz valenciana optarían, ya en el siglo XXI, por olvidar aquello de encontrar el verdadero relevo de la figura de Nino Bravo y refundar la Iglesia de la Santa Voz Valenciana. Nada más lejos de la realidad. Tras el régimen de Francisco, que se extendió hasta los 90 merced en gran medida a Canal 9, las presentaciones del Valencia en Mestalla o las galas de TVE1, los buscadores de oro continuaron incansables. Lejos de rastrear en los locales, bandas o coros de la ciudad en busca del nuevo Nino Bravo, observaron que era más sencillo encender la televisión. Vicente Seguí, el primer valenciano ganador de Operación Triunfo (la de la preocupante ausencia de carisma), emergió con la etiqueta bravista en 2003, y aún hoy le sigue proporcionando rédito suficiente.

La maquinaria no se para en esta nueva centuria. Encontrar al nuevo Nino Bravo es como hallar la fuente de la vida: es casi más divertido buscarla que encontrarla. Si 2003 parece una fecha lejana, heredera todavía de todo lo fastuoso y absurdo de los 90, no pasa nada, hay más. Hace sólo cuatro años, en 2013, los buscadores del oro vocal se volvieron a manifestar en el más extraño de los escenarios: El Corte Inglés de la Avenida Francia. Allí, como parte del homenaje al cantante en el 40 aniversario de su muerte, se organizó el Concurso de Voces Nino Bravo, una especie de audición tributo a Nino Bravo en el que cantaron hombres, mujeres y niños en un ambiente aparentemente más propio de junta de accionistas que de concierto.

Por aquel encuentro, en el que hubo voces más finas que otras, pasó José Luis Palmer. Y no porque trabajara en El Corte Inglés, que también, sino porque se ha labrado cierta relevancia interpretando a Nino Bravo desde que en 1996 participó en el espacio buscatalentos Lluvia de Estrellas. El programa que presentaba Bertín Osborne, y que premiaba a quien más acercara su interpretación al cantante emulado, fue un buen barómetro de la obsesión, no sólo valenciana, de suceder a Nino Bravo: en los primeros dos años, los de las mejores audiencias registradas por el formato, hasta tres cantantes participaron imitando al artista de Aielo de Malferit.

Chimo Bayo, Seguridad Social y un legado indiscutible

La persistencia en el deseo de encontrar voces que alcancen la profundidad de Nino Bravo no deja de demostrar que, más allá de la urgente necesidad de escuchar música nueva en algunas personas, el legado del cantante valenciano es indiscutible. Tanto dentro como fuera de su entorno. La influencia de Nino Bravo se encuentra incluso en figuras como la de Chimo Bayo, que ha reconocido en aluna ocasión que su obsesión por el cantante le llevó incluso a presentarse a un concurso (y ganarlo) cantando ‘Un Beso Y Una Flor’ cuando tenía 14 años; es más, el mismo Bayo tiene su propia versión de la canción -que, por cierto, presentó hace poco más de un lustro en el talent show homónimo de Canal 9-, como también la tiene Seguridad Social.

“Nino Bravo es el valencià mes gran parit a la nostra terra”, escribió alguien en uno de esos foros que resisten al efecto 2000. La trascendencia de su figura, sin embargo, es tal que no resulta extraño encontrarse un homenaje a Nino Bravo en la almeriense localidad de Roquetas de Mar -entre otras calles dedicadas a Rocío Jurado, Carlos Cano y José Luis Perales, por cierto-; o en Las Playitas, Fuerteventura, cuya lectura recuerda a la Miss Mundo canaria, Noelia Afonso, que supuestamente originó la letra de ‘Noelia’.

Sin embargo, un dato resume la ascendencia de Nino Bravo tras su muerte. Un disco, más bien. Los Artistas Españoles A Nino Bravo, el vinilo doble que recoge el concierto celebrado el 12 de septiembre de 1973 en la Plaza de Toros de Valencia como homenaje al cantante, da una pista de la dimensión de la sombra del protagonista. Julio Iglesias, Víctor Manuel, Bruno Lomas, Fórmula V, Juan Pardo, Manolo Escobar, Dova, Mari Trini, Mocedades reunieron a 22.000 personas en el concierto de despedida, tal y como escribe Guillermo J. Ortigueira en el disco doble que se editó para la ocasión. También, por cierto, el Dúo Humo con Fernando Romero y Miguel Ciaurriz “se estrenó cantando en público... nerviosos, muy nerviosos, sintieron una doble emoción”.


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