El director de Riesgos de Ebury apunta que esta semana es escasa en cuanto a datos que puedan mover el mercado y no hay reuniones críticas del banco central
MADRID. Ni los sólidos datos de EE UU ni las cifras, considerablemente más débiles, de la zona euro fueron suficientes para sacar al dólar de su recesión la semana pasada. El dólar cayó frente a todas las demás divisas del G10.
A la cabeza de la tabla estaban las monedas relacionadas con commodities, como la corona noruega y los dólares australianos, neozelandeses y canadienses, impulsados por la fortaleza con la que han comenzado el año los precios de commodities. El comentario de la Reserva Federal parece haber eliminado gran parte de la penumbra de fin de año en los mercados financieros y los inversores están ocupados tomando activos de riesgo, lo que, por ahora, está siendo utilizado como excusa para vender dólares.
Esta segunda semana del mes es tradicionalmente escasa en cuanto a datos que puedan mover el mercado y no hay reuniones críticas del banco central. La política estará en el centro de las miradas. El cierre del gobierno federal de EE UU y la votación del Parlamento sobre el acuerdo de Brexit centrarán toda la atención.
Los datos macroeconómicos de la zona euro continúan sorprendiendo a la baja. La decepción en la producción industrial de noviembre podría, quizás, atribuirse a la situación actual de la industria automotriz que se prepara para el cambio en los estándares de emisión, pero si no se produce un repunte en enero en los índices PMI, los comentarios del BCE deberían volverse notablemente más moderados en las próximas semanas. En vista de estos datos negativos y la reciente y notable fortaleza del euro, nos preguntamos si esta fortaleza es, al menos en parte, el resultado de signos de degradación institucional en Estados Unidos bajo la administración Trump, sobre todo ante el cierre del Gobierno y la aparente falta de preocupación por sus consecuencias.
Las recientes derrotas del Gobierno de Reino Unido en el parlamento son realmente una buena noticia para la libra ya que reducen, notablemente, las posibilidades de un desastroso Brexit sin acuerdo. Los comentarios de Theresa May y Jeremy Corbyn durante el fin de semana, en los que rechazan la posibilidad de tal resultado, nos llevan a creer que el aplazamiento de la fecha límite del 29 de marzo se está convirtiendo rápidamente en el escenario central. La Cámara de los Comunes vota el acuerdo este martes y es, casi seguro, que será rechazado por una gran mayoría. Esto está totalmente descontado por los mercados y las claves del impacto en la libra estarán en la reacción política que se vea inmediatamente después de la votación.
Tras los recientes comentarios por parte de la Reserva Federal, los mercados están evaluando la posibilidad de un solo aumento de tipos en 2019. En parte, esto refleja una creciente preocupación por el cierre del gobierno federal de Estados Unidos como un signo de debilidad institucional en EE UU. Además, los datos macroeconómicos clave no se publicarán, lo que aumenta la incertidumbre y la negatividad general en torno al dólar estadounidense. En ausencia de una resolución, esperamos que el dólar continúe con su reciente tendencia a la baja, especialmente si vemos alguna señal de un rebote en los datos de la zona euro.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury
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