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entrevista a andrés antón, de bioarray

"Salimos fuera a buscar inversiones porque allí sí se perciben las bondades del sector biotecnológico"

29/10/2017 - 

ELCHE. Andrés Antón es un inconformista visionario que ha sabido aprovechar el impulso y el conocimiento acumulado en la empresa familiar del calzado y su formación para iniciar una apasionante singladura por los desconocidos, apasionantes y rentables mundos de la genética. En el proyecto ha integrado mucho talento local que le acompaña en esta aventura desde el primer momento y el conocimiento de las universidades gracias a las constantes sinergias que genera con los equipos de investigación. Con estos pilares ha puesto en pie una empresa innovadora, capaz de adaptarse a los constantes cambios tecnológicos globales de la biotecnología, que crece compitiendo en un mercado dominado por las multinacionales. Los trabajos de vanguardia dirigidos al sector médico, de investigación y al biotecnológico les sitúa en posición de liderazgo en sistemas para diagnosticar enfermedades monogénicas en embriones. Bioarray afronta su proceso de internacionalización con una plantilla de 22 trabajadores muy especializados y una facturación de 1,7 millones de euros el pasado ejercicio.

-¿Cuál fue la chispa que encendió el proyecto Bioarray?

A principios de 2007, cuando la deslocalización del sector calzado estaba en su apogeo, empezamos a percibir que era más que posible que en nuestro territorio se abandonase la producción de zapatos y, por tanto, nuestra empresa de componentes para el calzado corría riesgo de perder mercado. Pensamos que era un buen momento para diversificar la actividad. En este escenario, dándole vueltas a lo que podíamos hacer, conocí a dos personas que me han acompañado en esta trayectoria: Luis Alcaraz, nuestro director técnico y co-fundador, y Francisco Galán, un genetista de reconocido prestigio en la provincia de Alicante, actualmente Director Médico en Bioarray.

“Empezamos a desarrollar un proyecto innovador en el campo de la genética que nos permitía diversificar nuestra actividad en la industria del calzado”

Empezamos a desarrollar un proyecto innovador en el campo de la genética que nos permitía diversificar nuestra actividad en la industria del calzado, que generara alto valor añadido para todos los implicados en el proyecto, principalmente para los trabajadores gracias a que los puestos son más cualificados relacionados con actividades de I+D, al tiempo que abría la posibilidad de desarrollar un negocio exportable basado en el talento y la investigación.

-¿Por qué se centraron en esta gama de productos para arrancar el proyecto?

Estudiamos diversas alternativas en el campo del diagnóstico genético y los temas relacionados con la medicina regenerativa. Analizamos la situación de las distintas tecnologías y, durante la búsqueda, encontramos algo muy novedoso, que empezaba a salir de los centros de investigación, la tecnología de arrays de adn. Tuvimos la intuición de que en poco tiempo se podía convertir en un sistema de referencia en el diagnóstico de enfermedades raras o patologías relacionadas con el retraso mental, autismo, y del retraso en el desarrollo en edades pediátricas. Apostamos con decisión por esta tecnología, entonces en fase inicial, que ya se ha convertido en una herramienta básica para el diagnosticar con mucha precisión. Esto nos permitió dar nuestros primeros pasos en el sector de la biotecnología, para posteriormente continuar innovando con la incorporación de nuevos proyectos y nuevas tecnologías, lo que nos ha permitido ampliar y mejorar nuestra cartera de servicios.

-En su sector las multinacionales mantienen una posición dominante ¿cómo una empresa de dimensión local ha encontrado un espacio en que se siente cómoda?

Nosotros tratamos de definir nuestro espacio en el mercado estando siempre a la vanguardia tanto en innovación, como en calidad y servicio. Somos exigentes en estas cuestiones, lo que ha generado una buena imagen de nuestra marca entre nuestros clientes.

Además, para diferenciarnos siempre hemos buscado nichos de mercado donde empresas pequeñas como la nuestra puedan ser más ágiles. Consideramos que somos muy competitivos en mercados a los que las grandes empresas no pueden atender, a veces por falta de atención o por lo complicado de su desarrollo. En esos espacios es donde jugamos con ventaja por capacidad de adaptación y flexibilidad.

“Para diferenciarnos siempre hemos buscado nichos de mercado donde empresas pequeñas como la nuestra puedan ser más ágiles”

Pondré un ejemplo. Estamos lanzando un kit para diagnosticar las enfermedades monogénicas en embriones, bajo una nueva marca PGD-Seq. Hace cinco años empezamos a introducirnos en la genética reproductiva y, gracias a la experiencia que hemos acumulado en el desarrollo del diagnóstico genético preimplantacional a través de la secuenciación masiva, hemos desarrollado este producto destinado a laboratorios de genética reproductiva y a clínicas de reproducción que ya disponen de técnicas de secuenciación masiva. A primera vista se trata de un nicho pequeño, pero si lo extrapolas al mercado mundial estamos hablando de cientos de millones de dólares. Para nosotros es un gran avance disponer del primer kit del mundo que te permite hacer en una biopsia única un PGS más un PGD. Es una gran satisfacción ser los únicos que podemos ofrecer esa tecnología.

-A lo largo de este tiempo seguro que ha tenido que tomar decisiones críticas para el desarrollo del negocio, ¿Cuáles han sido las cruciales?

Yo destacaría dos momentos. El primero lo vivimos en el arranque del proyecto, cuando empezamos a desarrollar una tecnología que nadie conocía en el mercado y que no estaba implantada en la rutina clínica ni descrita en los protocolos de los colegios médicos. Abrir mercado en esas circunstancias fue muy complicado. Tuvimos una larga travesía del desierto, que duró casi dos años, hasta que empezamos a realizar ventas significativas. El camino para introducir los productos en los hospitales fue largo, porque demostrar que una tecnología es válida es un proceso largo, complicado y muy costoso.

El segundo momento decisivo llegó en 2011 cuando la crisis se trasladó a la Administración pública y empezaron a producirse recortes muy notables en los presupuestos de sanidad, lo que conllevó una reducción en el número de pruebas que desde el Sistema Nacional de Salud se externalizaban a laboratorios. Esta caída de las ventas nos obligó a ajustar nuestra producción y nuestra estructura a la nueva demanda. A esto se sumaron los retrasos en los pagos que llegaron a ser de doce meses, incluso algunas comunidades autónomas bloquearon los pagos. Para superar este obstáculo los socios tuvimos que inyectar liquidez, como hacen todos los empresarios cuando las cosas están tan complicadas, hasta que llegó el FLA, lo que nos permitió salvar  esta complicada situación.

-¿Han tenido decisiones de este calado en el ámbito tecnológico?

En nuestro sector estos cambios en la tecnología se producen prácticamente todos los años. Por hacer un paralelismo, hace 22 años que tengo relación empresarial y familiar con el sector del calzado y en ese tiempo no he visto ningún cambio tecnológico significativo, la mayoría de los avances se centran en la moda, no en la tecnología. Por ejemplo, en ese tiempo las máquinas de inyección han mejorado la productividad, han introducido mejoras de seguridad , mas electrónica, pero sigue siendo la misma tecnología, la de inyección por moldeo que se invento hace mas de 60 años.

“Tuvimos la intuición de que en poco tiempo se podía convertir en un sistema de referencia en el diagnóstico de enfermedades raras o u otras patologías”

 

En Bioarray en 10 años hemos vivido dos cambios completamente disruptivos, dos tecnologías que hace diez años no existían. El  primero con los microarrays, que permiten relacionar el cambio del número de copias de cromosomas con las enfermedades genéticas, y el segundo la secuenciación masiva que hace una década tampoco existía, que ha permitido desarrollar el proyecto de secuenciación de genoma humano y que ha sido fundamental para descubrir y relacionar muchas más mutaciones con enfermedades genéticas. Este salto tecnológico ha permitido mejorar la calidad de los datos y abaratar mucho los costes de secuenciación, pues si hace cinco años secuenciar el gen BRCA1 o BRCA 2, que son los que más relación tienen con el cáncer de mama, podía costar 1.200 euros, cada uno de ellos , hoy ambos genes no cuestan mas de 800 euros. Esto significa que hay que estar atentos para estar en la cresta de la ola, pero en el momento que te bajas de ella este sector terminas de bruces en la playa.

-¿Cómo han conseguido el talento necesario para acompañar al que ya tenían inicialmente en la empresa, en un entorno poco acostumbrado a la investigación biotecnológica?

Ese es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos. Es cierto que aquí no disponemos de una base de empresas del sector con trabajadores especializados, por lo que en algunos casos hemos tenido que traerlos desde otros territorios, medida que no siempre sale bien.

Nuestra principal política de recursos humanos ha sido y es formar gente. Todos los años tenemos entre 10 y 15 personas en prácticas para captar talento, formarles y después promocionarles dentro de la empresa. Este sistema nos está proporcionando excelentes resultados.

Creo que tenemos mucho talento en la provincia. Hay jóvenes que salen con una gran formación y a los que no se les da ninguna oportunidad. En nuestra empresa no podemos incorporar a todo el mundo, pero siempre estamos dispuestos a ayudar, de hecho muchos biólogos y biotecnólogos hacen prácticas con nosotros y después los recomendamos a otras empresas que están buscando profesionales.

-¿Cuenta Bioarray con las empresas auxiliares que precisa para seguir avanzando?

La provincia cuenta con un buen número de empresas diversificadas que nos ayudan mucho. Además, tenemos las universidades de Alicante y la Miguel Hernández, que cuentan con grupos de investigación y disponen de equipamientos muy modernos y potentes, con investigadores de renombrado prestigio. Lo que más echamos en falta es que el sector de la biotecnología esté más unido y fortalezca sus posiciones y reivindicaciones. Por ese motivo fundamos la Asociación Empresarial de Biotecnología de Alicante (AEBA). Cuando llegué al sector me llamó mucho la atención que los empresarios de la provincia no se conocían, para solventar esta falta de comunicación pusimos en marcha, hace cinco años, esta organización empresarial que nos ha permitido crear sinergias entre algunas de las empresas que estamos dentro de la asociación.

-¿Hay suficiente transferencia tecnológica entre las universidades y las empresas de la provincia?

No está suficientemente aprovechada. Estamos fallando en los últimos “diez metros” en los que la universidad tiene que conectar con la empresa. En el mundo anglosajón esos últimos “diez metros” los suelen cubrir organizaciones público-privadas que se encargan de una manera más profesional de comercializar esos resultados y de poner en contacto empresas y universidades. Estamos fallando en eso, lo que provoca una pérdida constante de información y de innovación. Las universidades tienen proyectos, patentes y know how de los que no se hace una comercialización activa, profesional y orientada a resultados. Hay una gran cantidad de dinero invertido en todas estas investigaciones que deberían tener un claro retorno y que no lo tiene.

-¿En ese sentido qué importancia le da a la marca y a la patente?

Son fundamentales. En nuestro sector la empresa que no tenga una marca no existe. En cuanto a las patentes, considero que es la única manera de generar una protección real de tu valor añadido. Cuando estás compitiendo en un mercado global, o tus desarrollos están protegidos o serán copiados en cuanto salgas al mercado porque trabajando con productos de precio alto, con una demanda elevada, si no tienen ninguna protección lo más lógico es que en un plazo de tiempo muy corto sean copiados.

“Para nosotros es un gran avance disponer del primer kit del mundo que te permite hacer en una biopsia única un PGS más un PGD. Somos los únicos que podemos ofrecer esa tecnología”

-¿Hacia dónde va su sector?

Por lo joven que es y por lo rápido que crece se dirige hacia una integración.  Vemos como de una manera muy rápida las empresas que han nacido en ese sector se están globalizando y están adquiriendo tamaño. Estamos jugando en las grandes ligas y, por tanto, el que no consiga una economía de escala y un tamaño adecuado perderá, porque no va a tener los recursos necesarios para afrontar la competencia global en la que estamos inmersos.

-¿Cuál es el camino de su empresa en un mundo de disrupciones globales?

Nosotros aspiramos a tener un posicionamiento global también, de hecho, a pesar de los jóvenes que somos, exportamos el 30% de nuestra facturación. Tenemos presencia en Europa, en Asia y en Latinoamérica donde estamos abriendo filiales. Nuestra vocación es convertirnos en una empresa internacional y lanzar al mercado productos novedosos de nicho con alto valor añadido.

-¿Disponen de la financiación que necesitan para crecer?¿Los inversores se implican en las empresas de base biotecnológica?

Ese es uno de los temas que echo en falta en nuestra zona. No existe conciencia inversora ni mercado de capitales que apoyen el crecimiento de empresas como la nuestra. Para buscar inversiones salimos fuera de nuestro territorio porque hay empresarios que sí perciben las bondades del sector biotecnológico, me refiero tanto a capital privado como el mercado alternativo bursátil.

-¿Qué opinión tiene de la provincia?

Nuestra provincia es envidiable. Es la quinta por aportación al PIB y cuenta con una balanza comercial positiva, dos datos muy importantes que no ponemos en valor. Creo que para avanzar tendríamos que ser más reivindicativos con el gobierno de la Comunitat Valenciana, que muchas veces nos quiere ningunear. Sufrimos un déficit notable de infraestructuras y de inversión, que la provincia ha sabido suplir con creatividad y con el tesón de los trabajadores y de los empresarios. Ante estas carencias la sociedad civil en su conjunto y el colectivo empresarial debemos ser firmes para reivindicar frente a València nuestra representatividad en las instituciones.

"Para avanzar tendríamosque ser más reivindicativos con el gobierno de la Comunitat Valenciana, que muchas veces nos quiere ningunear”

-¿Qué me diría de Elche?

Elche es una ciudad increíble por su dinamismo y por la cantidad de veces que ha sabido reinventarse. Sigue siendo un territorio donde el calzado sigue teniendo el monocultivo industrial y, a pesar de todas las vicisitudes que ha pasado, cuando analizas la balanza comercial sigue siendo el sector líder en exportación en la provincia de Alicante.

La llegada al mercado laboral de una nueva generación de emprendedores está siendo clave para la diversificación del tejido empresarial. Están apostando por proyectos en otros sectores emergentes que generan riqueza y que, en muchos casos, generan sinergias para mejor la competitividad también del calzado. Elche es una ciudad muy emprendedora, por algo somos la tercera ciudad de la Comunidad Valenciana.

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