Los ingleses cumplen 10 años desde su debut con un disco con el que recuperan todo lo que se dejaron por el camino
VALÈNCIA. Los miembros de The Horrors, y el grupo en sí mismo, encapsulan parte de la esencia de una generación. En concreto, esa a la que se le contó que en el futuro tendrían empleos que todavía estaban por inventar. Esa generación que hace 15 años creía firmemente que estudiar daría la felicidad porque estudiar daría un trabajo y un trabajo daría una nómina generosa a final de mes. Y resulta que el capitalismo te falló. Quién lo iba a imaginar. La generación de los viejóvenes desencantados. La de los que, cruzada la treintena, ya se encuentran al borde de abismos que en otras eras muchos no llegaban siquiera a vislumbrar, mucho menos a afrontar. “Necesitábamos escenarios diferentes”, asegura Rhys Webb, bajista de The Horrors: “si no hubiéramos disfrutado haciendo este disco juntos y no hubiéramos tenido la sensación de que alcanzamos el resultado que queríamos, no sé si seguiríamos juntos”.
Rhys Webb -ha pasado el tiempo ya en el que utilizaba el sobrenombre “Spider”- atiende al teléfono con una amabilidad inesperada. Los prejuicios. Aunque lo suyo parece más bien ADN, no sería de extrañar que en eso también hubieran evolucionado desde que en 2007 The Horrors publicaran su primer disco de garage punk. “Es cierto que hay una parte del público a la que le gustaría que nunca hubiéramos dejado de sonar como cuando grabamos Strange House, pero es complicado”, reconoce Webb tras haber participado en un disco desfibrilador. “Ya lo dijimos desde el principio: si hiciéramos todo el tiempo lo mismo no podríamos disfrutar”.
Con Skying (2011), pero sobre todo con Luminous (2014), habían perdido parte del crédito que habían obtenido tras sus dos primeros discos. Estancados en la autocomplacencia -ellos mismos produjeron aquellos trabajos-, para su quinto disco decidieron arriesgar lo que no habían arriesgado aún. “Grabamos nuestros últimos dos discos por nuestra cuenta y si lo volvíamos a hacer con este a lo mejor no conseguíamos acabarlo: es más, a lo mejor ni siquiera la banda volvería a existir”. Con Paul Eppworth (Bloc Party, The Rapture) al frente de la producción, The Horrors han conseguido que V sea un disco revitalizante para todos: para ellos y para el público. Una de las mejores noticias de 2017. El 13 de diciembre estarán en València (Sala Moon) como parte de su gira española.
-Han pasado 3 años desde Luminous… ¿Teníais ganas de volver con canciones nuevas?
-Particularmente yo estoy muy emocionado. Hemos disfrutado mucho de volver a tocar juntos, y encima estas canciones creo que son las más divertidas que hemos hecho. Utilizando además instrumentos y materiales nuevos. Es exactamente lo que queríamos: sentirnos bien tocando sonidos pesados. Creo, además, que ha sido un disco muy importante para nosotros porque han pasado 10 años desde que sacamos Strange House y todos queríamos grabar un disco potente, pero potente de verdad; pienso que lo conseguimos, así que todos nos sentimos bastante positivos. Teníamos la necesidad de revitalizar de alguna forma el grupo, renovar la energía, y creo que este disco lo ha conseguido.
-Un disco muy importante. ¿Sentisteis algún tipo de presión al grabar, sobre todo viniendo de un disco con no muy buena aceptación?
-Siempre hay presión, siempre hay elementos externos de presión, pero también hay presión interna: somos cinco personas en el grupo y es cierto, con Luminous todos teníamos la sensación de que podríamos habernos puesto mucho más a prueba de lo que lo hicimos, que podríamos haber arriesgado más o haber explorado más de lo que lo hicimos. Sentimos la presión de querer grabar algo de lo que nos sintiéramos orgullosos. A veces fue duro. Pero siempre hay presión, es complicado.
-A pesar de que se pueden encontrar texturas diferentes, existe una continuidad en la evolución del sonido, a mi modo de ver… ¿Tenéis la sensación de haber hecho algo diferente?
-Sí, diría que sí. A ver, en todo momento sonamos como The Horrors, pero nos gusta aproximarnos desde diferentes enfoques. Al final, sí, siempre va a sonar como nosotros, pero creo que es interesante explorar diferentes caminos para comunicarnos: en todo lo que hacemos en el estudio, con Paul (Eppworth), con nuevos entornos de producción, con diferentes instrumentos y formas de procesarlos… Intentar disfrutar de distintos sonidos es parte importante de nuestro proceso creativo, y eso se extiende a la propia música; por eso, por ejemplo, ‘Something to Remember Me By’ es la canción más electrónica y pop que hemos escrito. Hay dos canciones, de hecho, que son mis favoritas porque nos abren diferentes mundos de sonido: ‘Ghost’ y ‘Weighed Down’: son bastante oscuras, con atmósferas muy densas y con sonidos que no habíamos grabado aún. Es muy emocionante poder ponerte a prueba de esa manera.
-Sin embargo, lo habéis conseguido sin abandonar ese halo de oscuridad tan característico de The Horrors.
-Exacto. Lo hemos conseguido a lo largo de los años. Al final somos eso: cinco individuos diferentes. Nos encanta explorar diferentes atmósferas.
-Por ejemplo, veo una especie de acercamiento a la psicodelia y a la pista de baile. Como en ‘Press Enter to Exit’ o ‘Something to Remember Me By’. ¿Vuestros fans entienden la evolución desde 2007?
-En realidad creo que la mayor parte de ellos lo entiende. Hemos tenido mucha suerte de poder haber madurado, o evolucionado, como prefieras, y hemos tenido mucha suerte de que la gente haya compartido ese viaje con nosotros. Han abrazado cada nuevo sonido y cada idea diferente tanto como nosotros. De hecho, cuando empezamos a tocar las canciones nuevas la gente respondió como si fueran sus favoritas de siempre. Fue fantástico. Es bastante loco, pero cuando empezamos a tocar en directo ‘Something to Remember Me By’ nadie la había escuchado porque no había salido aún, pero podías ver cómo disfrutaban con ella en el público. Hemos tenido suerte en ese sentido.
-Es cierto que hay una parte del público a la que le gustaría que nunca hubiéramos dejado de sonar como cuando grabamos Strange House. Pero es complicado. Una de las cosas con las que tienes que comprometerte cuando estás en una banda es con la idea de avanzar y evolucionar siempre, explorar nuevos conceptos… Ya lo dijimos desde el principio: si hiciéramos todo el tiempo lo mismo no podríamos disfrutar. A lo mejor el problema con Luminous es que los sonidos, las sensaciones o incluso las canciones resultaban quizá demasiado familiares; necesitábamos hacer algo más divergente. Creo que tiene mucho sentido lo que dices: seguimos sonando como The Horrors.
-Respecto a ‘Something to Remember Me By’. Cuando la escuché por primera vez pensé: “vaya, la primera canción de festival de The Horrors’.
-Sí, podría ser. A ver, sin duda es una de las canciones que, por ahora, mejor respuesta tienen por parte del público. Cantan, saltan, corean el estribillo… Será una gran canción para festival, sí; es una de las destacadas del repertorio ahora mismo, eso es cierto. Desde mi punto de vista, sobre el escenario, puedes ver ese tipo de energía en el público y va a ser muy divertido comprobar cómo funciona en festivales el año que viene.
-Quizá es demasiado pronto, pero… ¿Sabéis cuál será vuestro próximo paso en ese poneros a prueba?
-Bueno, en realidad, después de acabar el disco y empezar a tocar las canciones en directo todos estamos como muy entusiasmados, muy motivados a continuar escribiendo y creando de momento. Estamos hablando de volver al estudio pronto, con el cambio de año, para ver qué pasará. Creo que, más que nunca antes, tengo la sensación de que vamos a ir mucho más lejos y esa es una de las reacciones que provoca este disco; uno de los elementos sobre los que profundizar quizá sea esa atmósfera de la que hablábamos, más densa y oscura, de guitarras pesadas. Otro de los elementos sobre el que profundizar quizá sea la electrónica. Si nos metiéramos ahora mismo en el estudio esa sería la dirección que tomaríamos. Sin embargo, también disfrutamos mucho tocando algunos de los sonidos más sucios del disco, como en ‘Machine’. La idea es empezar en ese tipo de oscuridad y ver qué sucede.
-Al escuchar el disco me acordé mucho de Depeche Mode. Más tarde me enteré de que erais sus teloneros. ¿Han sido una referencia para este disco?
-Bueno, es interesante… Nos lo pasamos genial en la gira con Depeche Mode y fuimos muy felices por poder tocar con ellos cada noche, pero, claro, el disco ya se había grabado cuando todo esto sucedió. Pero, a ver… Básicamente respondería que Depeche Mode no fue una influencia directa para este disco. Sí, puedo ver que en canciones como ‘Machine’ tenemos ese tipo de gancho tan suyo, sin duda, quizá como ‘Personal Jesus’; en ese sentido, sí, es una influencia y Depeche Mode han sido siempre fuente de inspiración. Sin embargo, he escuchado más sus discos desde que acabó la gira que lo que lo había hecho antes. Creo que tenemos algunas semejanzas en cómo hacemos las cosas, de explorar ideas parecidas, de probar el lado oscuro del rock con ese espíritu punk y la actitud electrónica de este disco, pero tengo que ser honesto: me encanta Depeche Mode, pero no han sido una influencia fundamental en este disco.
-Esto es lo interesante: después de tocar con ellos en la gira, escucho el disco y pienso “oh, Dios mío, esto es tan Depeche Mode” (risas). Y está el ejemplo de ‘Point of No Reply’. Escribimos esa canción y nunca pensamos en Depeche Mode; empezó como algo tipo disco, y luego evolucionó a… bueno, a lo que es ahora. Escuchaba esa canción, el estribillo, y para mí tenía un toque Bowiesque evidente. Sin embargo, ahora, después de la gira, la escucho y creo que un fan de Depeche Mode podría pensar que ese el clásico estribillo de Martin Gore, con un recuerdo a ‘Policy of Truth’ o ‘Shake the Disease’. Y entonces piensas “¡ahora sí!”. Puedo escuchar a Depeche Mode en mí mismo, pero no lo descubrí hasta que tocamos con ellos y empecé a escuchar más discos suyos. ¡Perdona, creo que te he dado una respuesta muy larga! ¿Ha tenido sentido?
-Sí, sí. Todo el sentido del mundo. ¿Hubo entonces alguna influencia directa para este disco?
-Normalmente la inspiración nos viene de tocar o escuchar música en un momento dado, pero no de algo concreto o nuevo. Somos cinco personas a los que nos encanta la música, y todas las canciones que escuchamos y los sentimientos que nos provocan se mezclan. No es tan sencillo como como decir “estábamos Kraftwerk, Depeche Mode o el Low de Bowie”. No va de eso. Nunca es algo tan específico como “oh, he escuchado esto y, ¿qué os parece si metemos algo de psicodelia zombi?”. La inspiración viene de las cosas menos particulares.
-Lo has mencionado antes. ¿Cuánto ha tenido que ver Paul Epworth en todo esto que estamos hablando sobre la evolución del sonido de The Horrors?
-En primer lugar, definitivamente queríamos trabajar con un productor. Grabamos nuestros últimos dos discos por nuestra cuenta y si lo volvíamos a hacer con este a lo mejor no conseguíamos acabarlo. Es más, a lo mejor ni siquiera la banda volvería a existir. Para nosotros fue muy difícil y, sobre todo, estresante. Necesitábamos escenarios diferentes. Además, queríamos trabajar con alguien que creyéramos que podía sernos de ayuda en un área diferente. Queríamos a alguien que potenciara la calidad de las composiciones. Nosotros somos buenos experimentando y explorando, y no necesitamos un productor excesivamente creativo, necesitamos alguien que esté interesado en la composición. La carrera de Paul empezó al final de los 90 y principios del 2000 con The Rapture, hizo el primer disco de Bloc Party, era dj en clubs de electrónica, salía con James Murphy de LCD Soundsystem… Era el tipo adecuado para hacerlo. Tiene, además, ese tipo de energía y entusiasmo que hace que las cosas se muevan. Hicimos una prueba de una semana de composición con él, y en ese tiempo escribimos ‘Weighed Down’ y ‘Press Enter to Exit’, así que nos dimos cuenta de que él era la persona adecuada. Lo pasamos muy bien grabando con él.
-¿Os tomasteis este disco como, quizá no una última oportunidad, pero sí como una revancha de lo que no os atrevisteis a hacer con Luminous?
-Sí, de alguna manera sí. Hay muchas cosas que nos gustan en Luminous, pero es cierto que si no hubiéramos disfrutado haciendo este disco juntos y no hubiéramos tenido la sensación de que alcanzamos el resultado que queríamos, no sé si seguiríamos juntos. Era vital que disfrutáramos del proceso. Pero no tanto como una revancha. Era más algo tipo: “vale, bien, nos gusta hacer lo que hacemos, nos encanta tocar juntos y escribir canciones juntos, siempre hemos querido entusiasmarnos con lo que hacemos, así que tenemos que hacer este disco, y si no lo disfrutamos, entonces tendremos que pensar en el futuro”.