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Entrevista al decano del colegio de ingenieros industriales de la Comunitat

Puigdengolas (COIICV): "Necesitamos un hub para coordinar la digitalización de las empresas"  

26/12/2019 - 

VALÈNCIA. Un año después de ser elegido decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana (COIICV), Salvador Puigdengolas renueva en el cargo por mayoría absoluta y el respaldo unánime de las Juntas de Castellón y Valencia. Nueva etapa, pero mismo propósito: mantener la presencia social del ingeniero industrial, una profesión casi desconocida para el gran público ante el abanico de sectores que abarca. "El problema es que no nos identifican con un sitio en concreto porque hacemos de todo", admite. 

Funcionario de carrera en la Conselleria de Sanidad, su trayectoria profesional le ha llevado por distintos sectores como la construcción o la automoción pasando del ámbito privado al público. Un bagaje que le permite conocer de primera mano las carencias que padece la industria y la administración ante los cambios que azotan la sociedad como son la movilidad y la transformación digital. "No nos hemos llegado ni a subir al tren de la digitalización y como no lo hagamos, lo perdemos. Tenemos que situarnos en los primeros vagones", subraya.

A su juicio, en el tejido industrial valenciano la adaptación a la era digital es todavía una asignatura pendiente debido a la falta de información y al miedo a dar ese salto. Pero, además, ve necesario un impulso de la administración a través de una ventanilla única o hub que aglutine y coordine la digitalización de las empresas. Y es que el elevado número de organismos que hay con competencias en esta materia como es la AVI, el IVACE, la Conselleria de Economía o la de Innovación generan confusión en el usuario a la hora de solicitar información o acceder a alguna ayuda pública. "Falta coordinación. Puede ser que cada uno esté gestionando sus competencias, pero lo que necesitamos ahora es un concentrador que aglutine o que pueda explicar al empresarios esas competencias", subraya en una entrevista con Valencia Plaza en la que aborda los retos del colegio y analiza la situación de la industria valenciana.

-¿Qué objetivos se ha marcado en esta nueva etapa?
-Principalmente continuar manteniendo la presencia social de lo que es la profesión del ingeniero industrial. Una profesión con muchísimo pasado, muchísimo presente y un mejor futuro inmediato. Se nos abre un abanico de posibilidades en las que los ingenieros industriales, por la formación integral y multidisciplinar que recibimos, tenemos mucho que decir ya no sólo en el sector de las tecnologías de la información, también en economía circular o en el sector energético. El año que viene celebramos el 70 aniversario del colegio, el 150 aniversario de la Asociación de Ingenieros Industriales y el 170 aniversario de la profesión de ingeniero industrial. 

-Habla de asentar la figura del ingeniero industrial. ¿Tiene la percepción de que es una profesión poco reconocida? 
-Si le preguntas a un ciudadano qué hace un arquitecto, te dice construir casas; un médico, curar personas, pero si preguntas qué hace un ingeniero industrial te dicen industria. Tenemos que empezar a poner en valor en dónde estamos y qué es lo que hacemos. Dentro de la ingeniería industrial, el espectro es muy vasto y muy amplio. Es una formación integral y multidisciplinar. Tenemos formación en medio ambiente, energía, gestión y organización. Cuando una persona va a su casa y enciende una bombilla es porque hay un abastecimiento eléctrico y detrás hay un ingeniero industrial. Si hablamos de ir a Madrid en AVE hay un determinado vehículo que ha sido diseñado y construido por ingenieros industriales y la electrificación de la línea también es de ingenieros industriales. El problema es que no nos identifican con un sitio en concreto porque hacemos de todo.

-¿Cree también que existe una falta de figuras que sean referentes y visibilicen la profesión? 
-Totalmente. Por ejemplo, Luis Merelo i Mas era un referente para los ingenieros industriales con una calle en la ciudad de València, pero nadie lo conoce. Él fue quien dijo de montar un teleféricos en València. Tenía una capacidad impresionante, pero no está reconocido. 

-¿Qué planes tiene el COIICV en este sentido?
-A nivel institucional, tenemos convenios con la Conselleria de Sanidad y la de Economía para poner en valor lo que es la ingeniería industrial y principalmente los sectores en los que estamos trabajando. A nivel social, queremos hacernos oír y estamos en la CEV apoyándoles. Al final se trata de ser altavoz porque juntos somos más fuertes.

-Tradicionalmente la ingeniería industrial ha sido una profesión muy masculinizada. En la junta del COIICV se ha aumentado la presencia femenina.
-Cuando me nombraron presidente en la Junta había sólo dos mujeres de 42 personas, mientras que en la Junta Provincial de Valencia, de 28, sólo eran dos mujeres. Había que hacer un cambio y renovar la imagen del colegio y rejuvenecer sus órganos para que entraran más compañeras, pero no por serlo, sino por mérito y capacidad. Ahora son 12 de 28. Tenemos gente muy buena que nos va a servir también de altavoz y de espejo al que las mujeres también se pueden mirar para meterse en el sector de la ingeniería. Uno de los grandes problemas que tenemos ahora mismo es que en las carreras STEM no entran mujeres.

-¿Por qué cree que se produce esta situación? ¿Por qué las mujeres no se decantan por titulaciones más técnicas?
-Parece ser que por sesgo de género los hombres tenemos que ir a las partes técnicas y las mujeres a la parte sociosanitaria. Es algo que tenemos que cambiar en esta sociedad. Tenemos que trabajar en los primeros estadios de la formación. Ahora toda la programación la están haciendo hombres, con lo cual las máquinas van a tener un sesgo de género. Tenemos que conseguir que el género femenino también tenga tendencia a ocupar puestos en las carreras STEM y, de esa forma, eliminar ese sesgo de género.

-Las empresas se quejan de la dificultad que tiene para encontrar ciertos perfiles profesionales. ¿Existe un desequilibrio entre la formación académica y las necesidades en el mercado laboral?
-Sí. Tenemos que empezar a diseñar los programas formativos junto a las empresas porque son ellas las que demandan un perfil laboral que ahora mismo la sociedad no le está dando. Debemos engranar las necesidades de las empresas con las necesidades formativas para que los que salen formados encuentren trabajo rápidamente. Por ejemplo, en conocimientos sobre las TIC, las empresas están teniendo muchísimas dificultades para encontrar gente capacitada y formada. Eso es un lastre que tenemos como sociedad y más en un país como España con la tasa de paro que tenemos. Los políticos se tendrían que dar cuenta de que hay que empezar a formar a los jóvenes para no quedarnos atrás en lo que es la era digital y cubrir las demandas de las empresas.

-Si no se produce esa transición, ¿España corre el riesgo de quedarse a la cola en transformación digital?
-Ese es el problema que tenemos. Como no nos subamos al tren de la digitalización, lo perdemos. Tenemos no solo que subirnos, sino que ponernos en los primeros vagones. No quiero decir que seamos locomotora, que sería lo idóneo, pero por lo menos estar en los primeros vagones, en aquellos que van a transformar nuestra sociedad y el mundo. 

-¿En qué estadio estaría España ahora mismo?
-No nos hemos llegado ni a subir al tren. El 93,57% de las empresas son pymes y, de ellas, el 40% son trabajadores autónomos. No tenemos tamaño de empresas que puedan competir a nivel internacional en un sector como es la digitalización. Tenemos que fomentar el tamaño de la empresa y retener el talento que se está generando en las universidades. 

-¿El problema es la gran dependencia al sector servicios?
-La tercerización lleva a empleos no estables y de baja calidad y digitalización, con lo cual tendríamos que apostar por sectores industriales que fuesen tractores. En España, el peso de la industria llegó al 24% del PIB, pero en la época de crisis estuvo en torno al 13%. Ahora hemos recuperado tres-cuatro puntos, pero no hemos llegado al 20%. Lo suyo es que la economía se sustenten en torno al 20-25% en el sector industrial. Eso sería lo idóneo. En el País Vasco es el 25% y los niveles salariales son mucho más altos y la calidad del empleo es mucho mayor. Pongámoslo de referente, queramos ser como los vascos. 

Por tanto, la agenda valenciana tiene que ir hacia la industria y una apuesta por la innovación si queremos competir a nivel global. Tenemos que tener una investigación en desarrollo junto con una innovación primordial y, para eso, tenemos unas herramientas que son los Institutos Tecnológicos que están haciendo una gran labor. 

-El tejido industrial valenciano se nutre de microempresas y pymes. ¿Cómo se les incentiva para dar el salto a lo que se conoce como Industria 4.0?
-Una empresa lo primero que tiene que saber es dónde está y cómo está. Esto es como quién corre una maratón. Primero te tienes que preparar, saber qué es lo que tienes, empezar a explorar, a jugar, a ver qué es eso de la digitalización y cómo funciona. Conocer muy bien cuáles son los procesos que tienes y son digitalizables y cuáles no. También hay que conocer muy bien a los proveedores y, principalmente, a los clientes. Si tu cliente se ha adaptado y tú como proveedor no, buscará a otro que le dé una respuesta de manera inmediata. Si conseguimos que haya empresas tractoras que empiecen a tirar del carro y sean locomotoras, el resto de empresas se irán sumando.

-¿Es la digitalización una asignatura pendiente en las empresas valencianas?
-Totalmente. Las pymes tienen que fabricar, comercializar y vender y el empresario está más preocupado de cobrar que de digitalizar cuando lo que no sabe es que a lo mejor digitalizando sus procesos y teniendo clientes digitales el cobro es inmediato. Hay que saber explicarles qué es eso de la transformación digital y los beneficios que tiene, ya no sólo como empresa, sino en sus relaciones con proveedores y clientes. 

-¿Ve necesario un mayor apoyo por parte de la Administración para trasladar este mensaje?
-Sí. El problema que tenemos es que, por un lado, está la Conselleria de Innovación, por otro la Agencia Valenciana de Innovación, el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial y luego las administraciones locales también tienen sus propias agencias de innovación. ¿Dónde va el usuario? ¿A quién se dirige? Tendremos que hacer un hub, un concentrador que consiguiese divulgar la información y hacer esa labor pedagógica que no se está haciendo porque al final el empresario no sabe qué ayuda es la mejor para él.

-¿Cómo debería de arbitrarse ese hub?
-Podría depender de una Conselleria o ser un consorcio, eso habría que verlo. Lo importante es que toda la información esté en un único punto y que cuando yo vaya a esa ventanilla única a pedir una información, la tenga toda y la solicitud sea única y no tenga todos esos estamentos.

-¿Ve entonces un error la fragmentación de la administración valenciana en materia de digitalización e innovación? 
-Prefiero concentrar, pero si lo que tenemos está desconcentrado habrá que agrupar para divulgar todo a través de una ventanilla única para ser más eficientes con esos recursos. Falta coordinación. Puede ser que cada uno esté gestionando sus competencias, pero lo que necesitamos ahora es un concentrador que aglutine o que pueda explicar al empresario las competencias de cada Conselleria y agencia que es lo que ahora mismo no se tiene. Puede haber diferentes estamentos, cada uno con sus competencias, pero el problema es que tenemos que saber cómo llegar al usuario para que lo pueda entender, que sepa a quién tiene que dirigirse y cómo tiene que dirigirse. Una única gestión a través de una ventanilla única. 

-¿Ha trasladado esta petición a la administración?
-Sí y la escuchan, pero el problema que tenemos es que la administración es un dinosaurio. Todo lleva su legislación, todo lleva su reglamentación, todo lleva su normativa, todo lleva su gestión administrativa y la burocracia es muy, muy pesada.

-El sector de la automoción se encuentra en un momento de transición con la llegada del coche eléctrico. ¿Se está demonizando al vehículo de combustión?
-Sí. La actual evaluación de lo que contaminan los vehículos va desde el depósito a rueda. Si comparas sólo eso un vehículo de combustión contamina mucho más que uno eléctrico. Tenemos que medir la huella contaminante desde que se inicia la producción de ese vehículo hasta que muere. Cuando lo haces, la diferencia entre un vehículo eléctrico y otro de combustión tampoco es tanta. Si queremos demonizar el motor de combustión, midamos solo de depósito a ruedas. Si queremos saber exactamente cuál es el vehículo más eficiente, hagámoslo desde que se inicia su producción hasta que termina su vida útil.

-¿Cuál sería entonces el vehículo menos contaminante?
-Dependerá del tipo de uso que le demos. En un entorno urbano probablemente estemos hablando de los motores eléctricos porque las distancias son cortas y el rendimiento del motor es más eficiente, pero si tenemos que hacer medias/largas distancias, el rendimiento del motor eléctrico está limitado por los kilómetros que puede realizar a un determinado consumo por lo que ya nos tenemos que ir a otro tipo de combustible. En cualquier caso, lo que echo de menos son ayudas estatales para el sector de la automoción. Por ejemplo, el Gobierno de Corea del Sur ha dado 800 millones de dólares aproximadamente para ayudar al sector a pasar al vehículo eléctrico. Eso solo era el primer año. Luego iba a ir dando ayudas para ir construyendo y hacer la transición. En España, en cambio, no se están dando.

-¿Estamos preparados para el vehículo eléctrico?
-No, porque tenemos que llevar esa transitoriedad. Fue en abril de este año donde apareció el decreto del Real Decreto de autoconsumo y ahora tenemos unas autopistas o más carreteras de un único sentido de circulación que tu vas desde lo que es la generación eléctrica, el transporte, distribución y comercialización hasta el usuario. Sin embargo, ahora en ese estadio intermedio van a aparecer elementos productores también. Las carreteras van a tener que ser de doble sentido de circulación.

-¿Qué futuro le augura a la planta de Ford Almussafes?
-No sabemos qué tipo de movilidad vamos a tener ni hacia dónde tienen que ir. El tiempo nos lo dirá, pero ya hay empresas del sector automoción que se están uniendo para convertirse en plataforma de servicios. Vamos hacia un cambio en el que las empresas fabriles de vehículos tendrán que generar utilitarios que den servicio a las demandas de movilidad de los usuarios. Ahí es donde se abre un abanico impresionante. Esa concentración que se está produciendo es para conseguir factorías que produzcan distintos tipos de modelos, de vehículos y de distintas marcas. A fecha de hoy no creo que pueda cerrar Ford en Almussafes porque las inversiones que se han acometido, las líneas de producción que hay y el personal cualificado es una joya de la corona que si no la quiere la empresa actual la querrá cualquier otra. Tenemos un diamante que cuidar.

-¿Es necesaria una nueva declaración de impacto medioambiental en el Puerto de Valencia para acometer la ampliación norte?
-La ampliación del puerto es una inversión privada de más de 1.000 millones que nos permite un desarrollo como ciudad y como comunidad. No hay debate porque el proyecto se adecúa a la declaración de impacto ambiental del 2007 y no necesita una nueva. Desde el Colegio hemos mandado unas cartas tanto al alcalde como a la consellera, como al presidente del puerto para que cualquier debate que pueda existir en torno a lo que es la ampliación del puerto podamos mediar para aclarar posturas y, principalmente, que la gente hable desde un debate técnico y no ideológico. No podemos desvirtuar lo que es una inversión en una ventana al exterior como es el puerto porque si no viene aquí se va a ir a otro sitio. Perderemos una oportunidad muy grande para generar empleo estable y de calidad y desarrollo de la industria. No perdamos el norte, nunca mejor dicho, con la ampliación del puerto.

 

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