Lo que hoy conocemos como Unión Europea (UE) se inició en 1957 como una Unión Aduanera, eliminando todas las barreras arancelarias entre los países miembro y estableciendo un sistema uniforme de derechos aduaneros sobre las importaciones a la UE. Desde entonces, la armonización de la política aduanera ha evolucionado considerablemente. En mayo de 2016 se aprobó un nuevo código aduanero que simplifica y homogeneiza procedimientos. Sin embargo, siguen existiendo importantes diferencias entre los Estados Miembros de la Unión en cuanto a su aplicación, despacho de aduana, controles, inspecciones y sanciones.
La realidad es que la Unión Aduanera no está finalizada porque se carece de una adecuada homogenización y armonización en materia de inspección, control y régimen sancionador.
Profesionales del sector denuncian que, en determinados puertos del norte de Europa, se llevan a cabo un menor número de inspecciones aduaneras e incluso aplican controles menos rigurosos cuando actúan cómo puerta de entrada de productos de paso hacia otros países. También existen divergencias en el régimen sancionador de los Estados miembros, dando lugar a que ante infracciones similares se apliquen sanciones penales, por parte de algunos, o una simple infracción administrativa, por parte de otros.
El resultado de esta situación es que, en algunos sectores, los operadores económicos buscan los puertos europeos que establecen menores requisitos de inspección y sanción, posibilitando la entrada en nuestros mercados de determinados productos que no cumplen con los estándares medioambientales y fitosanitarios europeos, así como falsificaciones y mercancías ilícitas.
Ante esta situación, se entienden las legítimas y reiteradas denuncias por parte de Organizaciones Agrarias valencianas ante la laxitud de los controles fitosanitarios realizados en algunos puertos del norte de Europa, poco sensibles a los peligros de plagas que amenazan a los cultivos mediterráneos, posibilitando la introducción en el mercado europeo de cítricos contaminados con la mancha negra, o de plantas infectadas con la Xylella Fastidiosa, letal para nuestros olivos.
Estas disparidades en los procedimientos aduaneros están generando una reorientación del tráfico comercial hacia determinados puertos de la Unión, en detrimento de otros donde los controles e inspecciones son más frecuentes y rigurosos, como es el caso de los puertos españoles y valencianos, afectando negativamente a su competitividad. Esta reorientación del tráfico marítimo produce también importantes distorsiones en la recaudación de ingresos fiscales, en el tráfico rodado, al elegirse puertos de entrada a la Unión que no son los más próximos al destino final de la mercancía, generando mayores perjuicios para el medio ambiente y el cambio climático.
Esta situación es inadmisible y se puede corregir. Depende de la voluntad política de defender nuestra Unión. La Comisión Europea, el Consejo, los Estados Miembros, tienen que hacer todo lo necesario para conseguir una adecuada armonización aduanera. El Parlamento Europeo, también, y ya lo ha hecho.
El pasado 16 de mayo, el Pleno del Parlamento Europeo aprobó, por una amplísima mayoría (468 votos a favor, 89 en contra y 82 abstenciones), un informe sobre la evaluación de los aspectos externos del funcionamiento y la gestión de los servicios de aduanas, del que fui ponente del Grupo Socialista Europeo, en el que se proponen medidas concretas para luchar contra estas prácticas. Entre ellas, destacaría las siguientes:
Para lograr una plena armonización de los controles e inspecciones, se propone transferir ciertas responsabilidades de las Autoridades Aduaneras desde el ámbito nacional al nivel comunitario. Con ello se pretende fijar directrices básicas comunes para todas las aduanas europeas, unificar criterios de inspección y establecer un conjunto de indicadores clave para evaluar las diferentes prácticas. En este sentido, quiero destacar que defiendo la necesidad de crear un Organismo de Control Europeo, pese a que las reticencias por parte de algunos Estados Miembros y Grupos Políticos, impidieron que se acordara su inclusión en el informe.
Si la armonización de inspecciones y controles resulta imprescindible, la de infracciones y sanciones es la otra cara de la moneda. Por ello, el informe propone unificar criterios, equiparar sanciones en cuantía y número y armonizar la distinción entre sanciones penales y administrativas.
Asimismo, se recoge la importancia de reforzar la cooperación y coordinación entre las Administraciones Aduaneras de los Estados Miembros, los operadores económicos autorizados, las fuerzas policiales y autoridades judiciales y otros actores pertinentes.
En conclusión, la UE necesita una verdadera Unión Aduanera armonizada, sin fisuras, que funcione sin distorsiones, capaz de asegurar la recaudación fiscal, de salvaguardar nuestros estándares medioambientales y fitosanitarios, de garantizar una competencia leal y de luchar eficazmente contra el comercio ilícito. Por todo ello, seguiremos trabajando desde Europa.
Inmaculada Rodríguez-Piñero es eurodiputada socialista y miembro de la Comisión de Comercio Internacional.