La serie documental de la BBC, heredera de su antecesora Planet Earth, llega a España el próximo día 23 de noviembre tras un rotundo éxito en Gran Bretaña. Grabada con tecnología de ultra-alta definición, sus vibrantes escenas están repletas de suspense, drama, e incluso comedia
VALENCIA. “Esto no es un episodio. Esto no es marketing. Esta es la realidad”, tuiteaba la cuenta oficial de la serie Black Mirror la madrugada que se confirmaba la victoria de Donald Trump sobre Hillary Clinton. Últimamente, entre tanta serie de ficción, nos olvidamos de lo básico: no hay historia más potente y estremecedora que la propia realidad cuando se muestra en toda su crudeza. Y a las elecciones norteamericanas me remito.
Ese temblor es el que sentimos al presenciar el estreno de Planet Earth II, la miniserie documental de David Attenborough, que aterrizará el próximo 23 de noviembre en #0 (Movistar). Diez años después de la emisión de su antecesora, la originaria Planet Earth, ahora disponible en Netflix, la BBC vuelve a sorprendernos con otra temporada de seis episodios, rodada con la tecnología más puntera (ultra-alta definición).
El propio Attenborough, con 90 años, continúa en su papel de narrador como si por él no pasasen los años. Los primeros compases nos sitúan con el divulgador subido en un globo a 2.000 metros de altura. “Es imposible no impresionarse por la grandeza, esplendor y poder de la naturaleza”, asegura mientras contemplamos una cordillera nevada. Llevamos menos de dos minutos y ya se nos sube el primer calambre hasta la nuca. Vamos a ser testigos únicos de una hora de televisión magistral.
Recomendarles que visionen la serie en un receptor de televisión con la mejor definición posible, ya sea en su casa o en la de algún amigo o familiar. Porque gracias a las mejoras en los sistemas de grabación y a la exquisitez en el trabajo de los operadores de cámara, directores de fotografía, montadores, especialistas en postproducción de sonido, y a su conmovedora banda sonora, quedarán hipnotizados con cada escena sobre la naturaleza.
Ya nos dejó sin aliento en 2006 la primera, Planet Earth, galardonada con 4 premios Emmy, y vendida a 320 países. Una década de mejoras tecnológicas, con la aparición de los drones y los avances en la estabilidad de las cámaras, dan como resultado una espectacular fotografía y un montaje a la altura de la mejor película de suspense. Envuelta en un banda sonora de Hans Zimmer (El Rey León, Gladiator, Interestelar), junto a Jacob Shea y Jasha Klebe, la serie se transforma en la obra audiovisual más impresionante jamás realizada para televisión, grabada tan solo con imágenes reales, sin planos virtuales, ni efectos especiales.
La persecución de un ejército de culebras contra una iguana bebé, la búsqueda de una hembra por parte de un perezoso pigmeo en una isla de Panamá, o la dura tarea de alimentar a sus crías por los pingüinos barbijos, protagonizan estremecedoras secuencias de acción, simpáticas comedias románticas, y dramones sobre la angustiosa lucha por la supervivencia de los seres vivos que habitan nuestro planeta. Es imposible no reír, llorar, sentir pánico y tensión dentro del mismo metraje.
También se les hará difícil, viendo las secuencias de los pingüinos en su lucha a vida o muerte contra el furioso mar, no hacer un paralelismo con los miles de refugiados sirios o africanos que lo cruzan en penosas embarcaciones junto a sus hijos, en busca de una vida digna para ellos. Llorarán por los pingüinos, pero también por la insensibilidad de aquellos líderes de la especie humana que gobiernan en lugares clave y miran hacia otro lado, y que en estas escenas nos vienen a la memoria. Pingüinos y seres humanos buscamos lo mismo: sobrevivir, alimentar a nuestros hijos. Tal vez los mandatarios más importantes del mundo deberían ver Planet Earth II antes de salir a trabajar. Que sus votantes les obligasen a verlo al estilo La Naranja Mecánica, en un bucle.
Planet Earth II se estrenó en tierras británicas el pasado 6 de noviembre en horario estelar, ante más de 10,6 millones de espectadores entre los que lo vieron por televisión y los visionados que acumula por su plataforma para internet, iPlayer. La emisión superó a su mayor competidor coincidente, el mítico Factor X. En este momento seguro que estarán pensando: esto solo ocurre en Gran Bretaña, y porque allí tienen a la BBC, claro. Craso error. Los británicos no son los únicos en adelantar en audiencias a la mejor de las ficciones con un contenido real. Esta misma semana en Estados Unidos el programa 60 minutes de la CBS aventajó en medio millón de espectadores a la imbatible serie de zombis The Walking Dead, la emisión de mayor audiencia, cautivando a 12 millones de norteamericanos. ¿Cómo lo consiguió? Con la primera entrevista al Presidente electo Donald Trump tras su victoria en las elecciones. Quién hubiera pensado que hoy en día a los espectadores de televisión les iba a parecer más interesante el espectáculo real sobre la lucha encarnizada de cualquier reptil, que la lucha encarnizada contra unos muertos vivientes.
En España, ante la ausencia total de proyectos de esta envergadura, y mucho menos que se emitan en prime time, debemos aguantar el chaparrón de ser objeto (merecido) del humor corrosivo del Mundo Today, el diario satírico online que esta semana publicaba la siguiente noticia falsa: “La 2 de TVE ha logrado ser la cadena más vista con un documental de National Geographic titulado La Cobra, gracias al tirón de Operación Triunfo: el Reencuentro”. Cuánta verdad subliminal hay en esta noticia falsa.
El pasado mes de octubre, durante el debate organizado por el Observatorio del Audiovisual de la Universitat de València, titulado “La BBC, el eterno modelo para las televisiones públicas en España”, moderado por el profesor Carlos López Olano, y del que nos hicimos eco en Valencia Plaza, la profesora de la Universidad de Sevilla María Lamuedra repasaba las claves por las que la televisión pública británica “cuenta con el aprecio de la mayor parte de los ciudadanos”, con una credibilidad “cinco veces superior al de su inmediato competidor”.
Además de su “historial de servicio a la nación, fuera de toda duda”, explicaba, “un rasgo que les caracteriza es el de ser un medio de comunicación muy fuerte”. Su ambición a la hora de abarcar cualquier proyecto, y de esta forma ofrecer en el mercado producciones de altísimo nivel, como es el caso de Planet Earth I y II, redunda en la credibilidad que le otorgan los ciudadanos británicos, además de abrirse al jugoso negocio de la ventas internacionales, el segundo pilar más importante de su financiación.
La BBC nos propina una impresionante bofetada al resto de países occidentales poseedores de televisiones públicas, que debería hacernos reaccionar. Pero no solo debido a la serie documental Planet Earth II. La campaña en redes sociales demuestra, como decía la profesora de la Universidad de Navarra Ana Azurmendi en el debate organizado en el Observatorio, que “apuestan fuerte por la innovación”. La web de la BBC es el sitio online con más tráfico de toda Gran Bretaña, por encima de Google y Facebook, con más de 89 millones de visitas únicas al mes. Elemento importante para mantener su presencia, mejor dicho omnipresencia, y, por supuesto, la credibilidad entre su público objetivo.
Si nos fijamos en concreto en la campaña lanzada en redes sociales con motivo del estreno de la serie Planet Earth II, las cifras de interacciones en tan solo una semana son casi tan estremecedoras como el documental: el primer tuit en la red del pajarito que adjuntó un vídeo de la persecución de la iguana, acumula casi 200.000 RTs, mientras que la publicación del mismo vídeo en Facebook suma 5,4 millones de reproducciones. En Youtube registra también más de 5 millones de visionados. Todo en tan solo diez días. Audiencias, muchas de ellas, superiores a las del mejor programa de televisión en España.
La viralidad de la secuencia de la iguana recién nacida está lejos de toda duda, aunque el tuit sobre el perezoso pigmeo también les levantará de la silla para aplaudir, no solo por la historia, esta vez cómica, la fotografía, la banda sonora, y el montaje, sino por la adaptación para redes sociales de la escena, añadiéndole rótulos visibles al extracto que ayudan para la claridad de su visionado. Les recomiendo verlo mejor en el propio Twitter aquí. La versión para Youtube, que también adjunto si no tienen Twitter, va acompañada de la voz en off de Attenborough, y no de los rótulos a los que me refiero, creados ex profeso para la campaña de promoción en redes sociales.
Nunca explorar los más grandes tesoros del planeta se había visto de forma tan apasionante, y nunca habíamos podido contemplarlo, no solo en nuestro televisor, sino en cualquier tipo de canal, ya sea web o redes sociales. Y luego nos preguntamos por qué la BBC es tan fabulosa.