VALÈNCIA. Efecto de una fuerza aplicada bruscamente. Con este título hace algunos meses que el artista Pepe Miralles (Xàbia, 1959) comenzaba a trabajar en un proyecto sin precedentes para el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). El continente, un archivo, no es extraño a la institución museística; es, sin embargo, el contenido lo que convierte este proyecto en único. Se trata de un archivo de historias personales en torno al VIH y Sida, un trabajo que, en gran medida, se basa en una serie de entrevistas a personas afectadas por el mismo y que configurarán en última instancia una base de datos que podrá ser consultada y que nace para ser modificada. Así
-¿Qué papel juega la exposición dentro del proyecto global?
-Efectivamente, la exposición no es finalista, no es el resultado de la investigación. Hemos querido aprovechar el espacio de una muestra tradicional para convertirlo en un lugar donde comunicar qué estamos haciendo y realizar una serie de ensayos que van a aportar más material al archivo. Hay que tener en cuenta que para un proyecto de esta naturaleza, el público general no es el único destinatario, también lo es el propio museo, los participantes, etc. Quienes vengan de fuera se van a encontrar con el desarrollo del proyecto, van a entender en qué consiste esta investigación, qué objetivos tiene, qué dudas teníamos y tenemos... todo ello a través de un dispositivo de tiza y pizarra y otros elementos que aportarán información. Esto es ELISA, un dispositivo para detectar y ensayar.
-¿Por qué ELISA?
-ELISA son unas siglas con las que en inglés se llama al test que detecta el VIH. Cogemos como metáfora cómo se hace un ELISA, en unas cubetas llevando un antígeno y un anticuerpo, construyendo esta exposición como una dicotomía, en la que se plantean una serie de cuestiones, posiblemente contrapuestas, generando una actividad o conocimiento nuevo. Tenemos una actividad, por ejemplo, que se llama 'Desde el sling', en la que vamos a leer algunos textos de Foucault a partir de la evidencia de que no dijeron que había muerto de Sida sino a causa de una grave enfermedad. Vamos a colocar a alguien encima de un sling y a la vez que lo columpiamos estará leyendo un texto tan fundamental como La historia de la sexualidad, de una manera inestable y en un dispositivo utilizado para sexo.
-Dice que este proyecto tiene carácter "patrimonial"·
-Al final es un archivo que queda depositado en el IVAM y en ese acto entra a formar parte del patrimonio público. El carácter patrimonial viene dado por la propia institución. Para nosotros es muy importante recoger esas historias orales de personas con VIH, hemos hecho ya 14 entrevistas y pensamos llegar a 50. El hecho de tener ese conjunto de narraciones dentro de un fondo patrimonial es importante.
Hay una larga historia de hacer archivos en el contexto del arte. Este es uno más. La cuestión del archivo nos pareció importante en la medida de todo lo que puede surgir después. Un proyecto de esta naturaleza no tiene sentido si luego no se activa, si no se generan 'comisariados' de contenidos, creando lecturas distintas y ampliándolo. Eso es lo que nos gustaría que pasara.
-¿Qué conclusiones han sacado de estas entrevistas?
-Lo que más encontramos, algo que está en todos los estudios, es el miedo a comunicar el estado serológico, tanto en el ámbito familiar, laboral como afectivo. Esa es la parte más sobresaliente. Donde más dificultad hay es en socializar ese estado, en 'salir del armario' como persona seropositiva. La historia de esta enfermedad ha tenido grandes avances científicos y no tantos sociales.
-¿Ha dificultado esta cuestión el poder configurar un proyecto que tiene por objetivo divulgar?
-No, pero porque la estructura del proyecto parte primero de un grupo raíz que se genera en el IVAM y de una serie de vínculos con asociaciones. Antes de hacer una entrevista le damos a los participantes un cuestionario mediante el cual decide cómo quiere gestionar su visibilidad después de la entrevista. De las catorce personas, cinco no tienen problema en que su nombre y apellidos esté en la ficha descriptiva de la entrevista. Los demás prefieren utilizar un seudónimo y que se les distorsione la voz.
-Además de registrar historias, ¿también hay una intencionalidad de concienciar?
-En la medida que el archivo se active posteriormente, sí. Si termina en un cajón y solo sirve para algún estudioso obtener datos, no va a tener una gran función. No podemos olvidar esta cuestión patrimonial, que un museo como el IVAM se plantee tener estos contenidos es un paso importante.
-¿Está la comunicación -social o artística- hoy más avanzada con respecto a VIH/Sida?
-Yo creo que este tema socialmente no es interesante. No creo que al mundo del arte le interesen estas problemáticas, y menos ahora. En la época de la urgencia sí hubo una gran reacción por parte del mundo del arte, sobre todo en Estados Unidos. Una vez esta urgencia disminuye, pasa a ser una enfermedad bastante olvidada, tanto en el arte como entre los jóvenes.
-¿Quiere entonces este proyecto poner el acento en la falta de conversación en torno al VIH/Sida?
-Todas estas actividades [vinculadas al proyecto], que las llamamos activaciones, normalmente se hacen a posteriori, pero nosotros empezamos la investigación sin tener el archivo. Activamos algo que no existe para empezar a tenerlo. Todas estas cuestiones son las que generan conversación sobre el tema.
-¿Hay proyectos similares en otros centros?
-Hay un archivo muy importante organizado por Equipo REM, que no tiene el mismo enfoque, pues se plantea analizar cómo el activismo del VIH generó un modelo de lucha contra el neoliberal. Está basado más en estas cuestiones. No es que en el nuestro no haya política, evidentemente este archivo es político, pero está más relacionado con las historias de vida. No conozco más centrados en el VIH.
-¿Qué me dice de la metodología?
-Un trabajo de esta naturaleza entra en el IVAM y, de alguna manera, les pilla desprevenidos, ¿cómo se cataloga esto? La propia biblioteca se vio en la necesidad de generar un encuentro para hablar con expertas y expertos de otros centros de arte, como el MACBA o el Reina Sofía. Muchas secciones del museo han tenido que pensar desde otro lugar para gestionar este proyecto.