VALÈNCIA. Cuando a Paco Roca le encargaron una exposición desde el IVAM, es posible que nadie esperara la demostración de fuerza que ha acabado suponiendo su propuesta, El dibuixat, que se inaugura hoy en el museo y ocupará la galería 6 hasta el 30 de junio. Durante los últimos días, se habían filtrado algunas imágenes del montaje en redes sociales y prensa escrita, así que en la rueda de prensa había cierta expectación por conocer la historia que armaría el Premio Nacional de Cómic. El resultado ha sido de satisfacción y asombro general (la frase "Qué chulo" se escuchó en varias ocasiones). ¿La clave? Entrar en el museo con el cómic patas arriba para que se contagie del caos. Con sencillez y alegría, las marcas de la casa de Roca.
Antes de entrar en la sala, el director del IVAM, José Miguel Cortés, hablaba de "un antes y un después" en la historia del museo, poniendo el acento en que la entrada del formato que lleva sucediéndose desde hace un par de años ha resultado ser una novedad a nivel nacional. "Sin el cómic no seríamos tan ricos artística y culturamente", ha dicho. También advertía, aún en la puerta y sin haber entrado en la sala: "la obra que ha realizado Paco Roca supera completamente al cómic y lo engrandece". Y al entrar, los asistentes pudieron ratificarlo.
Entrar en la galería 6 supone meterse de lleno en el nuevo cómic de Paco Roca, que ha trasladado el papel a la pared. El asistente está ahora dentro de él, entre página y página. El dibuixat se divide en dos espacios diferenciados: en un primer lugar, la primera planta, se cuenta una historia de ficción sobre un dibujante y sus creaciones, que interactúan de manera poética. Roca rompe con la linealidad del cómic y presenta varias líneas de trabajo que se entrecruzan, aparecen y reaparecen, jugando con los puntos de vista, los paralelismos y las dimensiones de la ficción. Las viñetas, a pesar de contar una especie de tragedia cotidiana, no puede evitar despertar la sonrisa de quién la sigue al entender su intríngulis. Además, en el marco visual, es especialmente estimulante para los amantes del cómic, que podrán descrifrar la cantidad de referencias a su historia que ha introducido Rosa en esta historia: "Cada elemento está puesto a propósito y cuenta las influencias de Roca a la hora construir esta historia", advertía el comisario Álvaro Pons.
El dibuixat demuestra claramente que el poder discursivo no se limita a las "artes mayores", planteando un debate sobre la relación entre el creador y la creación, en cómo sobreviven la una a la otra y cómo el arte tiene la capacidad de diferenciarse y tener una vida propia más a allá del artista, incluso evocando al "Dios ha muerto" que Nietzche proclamó en La ciencia jovial. Los personajes que crea Paco Roca cobran vida y se ponen a la misma altura que el propio dibujante. El dibujado ahora es el que coge los mandos de su propio relato, ante la imposibilidad del creador de seguirlo, aunque continúe incompleto. También pone a la misma altura al espectador, que tiene que formar parte activa en el relato plasmado en la pared, y tiene el control para asumir como quiera el orden narrativo que plantea Roca. Es una verdadera revolución en el mundo del cómic.
Con la historia en mente, el atrezzo de las escaleras que llaman a la parte de arriba llaman al visitante a adentrarse a una viñeta que reza: "Y mientras tanto, en la mente del creador...", y que cambia completamente el ámbito del aparato expositivo. Si abajo se contaba una historia, la parte de arriba es un exquisito ejercicio de vouyerismo artístico que desnuda el proceso de creación de la historia. Se exponen los esquemas con los que se pasó del "Tienes total libertad" que le trasladó Cortés en su día a la idea final, la trascendencia explicada. También se exponen bocetos y los dibujos finales que compondrán la muestra final, además de otros dos visuales que muestran las preocupaciones personales que le plantea el hecho artístico y la evolución de la historia del cómic, respectivamente.
Esta planta se completa, como no podría ser, con un contundente alegato a favor del formato cómic a través de su propia Historia. Álvaro Pons vuelve a sacar a relucir su extensa colección y pone en conversación la evolución de las historias gráficas, desde lo más comercial a las diferentes vanguardias. En última instancia, se muestra como el sentido final del cómic, a pesar de ser una industria que absorbe en su ámbito más mediático los cánones marcados, siempre ha buscado explorar sus propios limites de fondo y forma. Hay cómics en papiro, en vertical, en chapas... Y esto también explica otra de las motivaciones de Roca con esta exposición: "quería salir de mi trabajo actual y hacer ver que, fuera de la industria, el cómic también tiene mucho que contar". Y en efecto, a esas alturas, el visitante lo ha naturalizado todo, y de repente se le ha olvidado que en esta galería no hay obras colgadas, sino que está metido en un cómic.
Con todo esto, se hacía necesario dejar un espacio en la galería con unos bancos y una estantería con la obra de Paco Roca. Una manera de reposar la manera en la que el autor ha elevado y superado el formato del cómic, que llega en un momento de su carrera en el que, entre obra y obra, se le hace necesario "cambiar y probar cosas nuevas" para seguir estimulando su creatividad", según ha contado en la rueda de prensa. Pero sería injusto no decir que también ha conseguido, a través de esta historia aparentemente sencilla, elevar el concepto de museo como espacio artístico plural. Bendito antes y después el que dibujaba (en este caso, de manera figurada) José Miguel Cortés a las puertas de la exposición, si el después mantiene este nivel de potencia visual y discursiva.