VALÈNCIA. Que 2024 ha sido un año para olvidar en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) es una realidad. El museo acumula problemas, no menores, sin que desde la Conselleria de Educación y Cultura, liderada por José Antonio Rovira, se haya llegado a concretar una hoja de ruta para el que es uno de los principales organismos artísticos de la Comunitat Valenciana. La fotografía cuando apenas quedan unos días para que acabe el año no deja lugar a dudas, pues el centro despide el curso sin director artístico, con su sede de Alcoy cerrada, parte de su colección afectada por las inundaciones de la Dana, con un proyecto de jardín a medio hacer, un calendario de exposiciones presente cambiante y uno de 2025 que todavía no ha sido presentado. Y todavía está por conocer el futuro de los presupuestos y cómo afectará a los organismos culturales, tanto en el ámbito de las exposiciones o de las adquisiciones de obra de arte. Del proyecto a largo plazo ya ni hablar.
Decía el pasado mes de agosto la secretaria autonómica de Cultura, Pilar Tébar, que el tema del IVAM le preocupaba “lo justo”, preguntada en este caso por la cuestión de la dirección artística. “No considero que el museo esté en crisis”, incidió. Hoy difícilmente se puede sostener esta frase ante un escenario que viene siendo más que dificultoso desde principios de año y que, en lugar de mejorar, se ha ido agravando conforme pasa el tiempo, especialmente en estas últimas semanas, marcadas por los efectos de la Dana en los sectores culturales.
El primer gran problema es, claro está, la falta de dirección artística. La polémica dimisión de la ya exdirectora del centro, Nuria Enguita, entonces con la Conselleria de Cultura liderada por Vicente Barrera (Vox), dio paso a una etapa de transición que hoy sigue sin resolverse. A la crisis de imagen que trajo consigo su marcha, pues provocó las reacciones de numerosas entidades artísticas del ámbito local y nacional contra la gestión de la Generalitat, se suma la que ha envuelto al propio proceso de selección, que fue paralizado por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) en verano tras recibir una denuncia por las bases. Con la luz verde para la reanudación del proceso, sin embargo, la cuestión sigue encallada meses después, ahora por la suspensión de los plazos administrativos por la Dana, aunque, si bien, otros procesos sí han seguido su curso.
La falta de dirección artística es un problema de presente pero que tiene mucho que ver con el futuro. Si bien la directora adjunta, Sonia Martínez, ha mantenido el rumbo del ‘barco’ en estos meses de transición, lo cierto es que tanto la programación de 2024 como, previsiblemente, la de 2025 -que todavía no ha sido presentada- se nutre principalmente de propuestas diseñadas durante la etapa de Enguita. De hecho, esta última ha sido comisaria de varias de las exposiciones que han abierto sus puertas en estos meses. La batería de propuestas, con todo, se va agotando y teniendo en cuenta que muchos de los proyectos expositivos pueden tardar entre dos o tres años en gestarse, el retraso en la llegada del nuevo director artístico compromete seriamente el proyecto cultural de futuro del museo.
Y llegó la dana
La riada también ha tenido sus efectos en el patrimonio artístico público. Uno de los más directos, el que pasa por la inundación de la nave del el polígono industrial El Oliveral de Riba-roja de Túria, que custodiaba 128 piezas de los fondos del IVAM, obras de artistas como Andreu Alfaro, Mona Hatoum, Jaume Plensa, Soledad Sevilla o Miquel Navarro, entre otros. Si bien, los daños, tal y como han relatado desde el museo, no son graves al tratarse en su mayoría de esculturas, la nave también guardaba numerosos archivos y publicaciones así como la colección de arte contemporáneo de la Generalitat.
El calendario expositivo también ha sufrido más de un cambio como consecuencia de a Dana. El más inmediato se dio en el mes de noviembre, en el que el IVAM, como el resto de espacios expositivos, se vio obligado a reconfigurar su calendario de presentaciones por dos cuestiones: la primera, la decisión de la Generalitat de frenar su actividad pública, que ha retomado a cuentagotas en los últimos días; la segunda, el hecho de que algunas de las empresas de montaje o que ofrecen distintos servicios a los museos fueran afectadas por la riada.
Los cambios, con todo, van más allá de 2024 y hace apenas unas semanas se anunciaba el retraso a 2025 de la exposición de Senga Nengudi y Maren Hassinger, que debía haberse abierto el público en este otoño, así como la entrega del Premio Julio González, que recibe Simone Fattal, a pesar de que la artista viajó recientemente a València para la inauguración de su muestra, que en este caso sí ha sido presentada.
Sin jardín, sin sede en Alcoy, sin ampliación…
Pero los males del museo no solo tienen que ver con una Dana que, ciertamente, ha creado algunos problemas, ha agravado otros, pero no los ha creado todos. El museo ha tenido que hacer frente este curso a uno de sus proyectos fracasados, el anunciado como jardín de las esculturas y después renombrado como Pati Obert, un espacio verde que se planteó hace años como una extensión del museo y que en estos días se está deshaciendo. El espacio ha perdido su pilar, pues las obras de arte allí instaladas han sido retiradas definitivamente, tras haber sufrido numerosos ataques vandálicos, una retirada que dará paso a algunas mejoras en el ajardinamiento -proyectadas para este mes y, luego, retrasadas a 2025-, un cambio que, en todo caso, entierra la idea inicial con la que se abrió el jardín.
A esta cuestión, además, se suma la clausura de su sede el Alcoy -que comparte con la Fundación Mediterráneo y el Ayuntamiento de la localidad- tras un fallo en el sistema de climatización del edificio, que obligó en junio a retirar las obras de arte de Josep Renau allí expuestas para evitar daños "hasta que se garanticen las condiciones ambientales adecuadas de la sala, ante la falta de soluciones por parte del Ayuntamiento de Alcoy, que es el encargado del mantenimiento de esta sala”, expresaron desde la Generalitat. Medio año después, el espacio sigue sin exposiciones. Y de la prometida subsede en el Parc Central, que iba a suponer una ampliación de su espacio de acción en la ciudad de València, no solo no se ha avanzado sino que, en la práctica, parece enterrada.