ALICANTE. Un título sin pretensiones, un grupo de WhatsApp y una carpeta compartida de Drive. Así fue como empezó, hace tres años, el juego literario entre David Báez, Adriano Fortarezza, Manuel Jorques y Eduardo A. Vidal, cuatro novelistas con gustos similares cuya única intención era disfrutar escribiendo. Sin embargo, cuando superaron las 300 páginas y sus conversaciones las protagonizaban los personajes de su relato, supieron que estos tenían vida suficiente como para crear una historia. “Fue entonces cuando empezamos a tomárnoslo en serio y a ir perfilando la trama”, revela Jorques. Puesto el punto final, dedicaron unos cinco meses a corregirla, de modo que el argumento quedara bien trazado. Ahora, Obedece a la morsa, una obra de autoría múltiple con toques de comedia y acción, ya figura en los estantes de las librerías editada por Stirner.
Con un espíritu crítico, la novela ahonda en el fenómeno de la “poesía del sentimiento”. “Esa poesía que —en palabras del coautor— vende cientos de miles de ejemplares y tiene muy poca calidad”. La protagonista es así una “poeta” que nunca ha publicado un libro pero que triunfa en las redes sociales. Ante tal situación, cuenta Jorques, una familia de Barcelona con dificultades económicas ve en ella la posibilidad de “pegar un pelotazo que les salve la editorial”. Pero todo se complica cuando se involucran en el negocio “los bajos fondos de la ciudad” e incluso la propia Generalitat. “A partir de ahí, hacemos una especie de parodia en la que hay rasgos de novela negra”, confiesa el escritor.
La historia transcurre en la Barcelona de 2017, unos meses antes del 1-O, por lo que, “sin querer hacer política”, salen a relucir algunos temas relacionados en clave de humor. “La novela tiene muchísimos personajes y muchísima ficción, pero está enclavada en una realidad tanto geográfica como temporal. Todo eso tenía que aparecer de alguna forma, pero dentro de un ambiente paródico”, aclara el alicantino. Y aunque sabe que las interpretaciones dependerán de cada lector, reconoce que “el humor es siempre un poco corrosivo”.
Obedece a la morsa, a la venta desde el pasado mes de mayo, será presentada este viernes, 25 de junio, a las 20 horas, en el Aracataca Espresso Bar de Alicante, el germen de toda esta aventura. Allí, Manuel Jorques conoció al resto de los autores y, desde entonces, su amistad no ha dejado de crecer. Se habían leído mutuamente, pero nunca antes habían participado en un proceso de creación conjunto. Sin embargo, “haber tertuliado muchas veces, tener autores favoritos en común y una confección de la literatura similar” les ha ayudado bastante a conseguir un resultado más o menos homogéneo.
Al margen de esa conexión, han tratado de mantener sus respectivos sellos: “Nos hemos ido mimetizando con el tiempo, pero es plenamente reconocible el estilo de cada uno”, garantiza Jorques. Se suceden, por tanto, capítulos más introspectivos o barrocos en las descripciones con otros más dinámicos o cómicos. Un hecho que, a menudo, genera cambios de ritmo en la lectura conservados a propósito: “Consideramos que si estaba escrita por cuatro personas, era importante que se notara”, arguye el novelista.
Sin duda, un trayecto tan largo y costoso como el de escribir un libro se ameniza cuando se comparte. En casos como este, además, los autores asumen una doble función: la de escritor y la de lector. “En el texto, se percibe un afán de superación, porque tenemos unos lectores inmediatos que somos los propios escritores. Eso ha sido lo más divertido de escribir esta novela”, concluye Manuel Forques. Aun así, admite que el recorrido “ha sido bastante duro”, pues han debido atravesar épocas de mucha actividad y otras en las que casi abandonan el proyecto. “Tenemos historia para hacer una segunda parte, porque los personajes dan mucho de sí, pero, de momento, estamos en una fase de relax en la que no nos planteamos seguir”, apunta. Todo dependerá —señala— de cómo funcione esta primera novela en plural.