LA PROGRAMACIÓN ES REDUCIDA, ADAPTADA O INEXISTENTE

Música en directo en covid, un regalo envenenado: las salas de conciertos no la ven rentable

7/06/2021 - 

ALICANTE. "Valencianos y valencianas, las restricciones -casi- han muerto". Y con ellas, ha aumentado la vida en las calles, en las terrazas y, próximamente, el movimiento nocturno por la caída del toque de queda a partir de mañana, martes 8 de junio, en la Comunitat. Pese a la relajación de las normas, el aumento de los aforos y la mayor permisividad de ciertas acciones, todavía hay sectores tremendamente afectados y cuya recuperación será lenta y nadie dijo fácil. La hostelería es uno de esos sectores tocados y la cultura, también. Y si se juntan, tocadas y hundidas. El hijo entre ambas podrían ser las salas de conciertos, donde la música en directo se ha vetado durante, prácticamente, todo el estado de alarma.

La pandemia ha convertido la música en directo en un regalo envenenado: el público la agradece y, aunque las salas de conciertos también, coinciden en que es poco rentable ahora por los aforos reducidos, el caché de los artistas o el precio de las entradas. Es por ello que algunos espacios han decidido no programar música en directo por el momento, como es el caso del Jendrix Rock Bar, un pub alicantino afamado por sus sesiones de DJ. Su gerente, Juli Mohedano, ha confesado a Alicante Plaza que, con el aforo permitido y el cierre a las 2:00 horas, no se pueden permitir "el lujo" de contratar a un DJ. Más todavía cuando han estado cerrados durante, prácticamente, la pandemia al completo.

"Abrimos un par de semanas en agosto, pero al cerrar nos dimos cuenta de que los costes económicos que hubo por esos 15 días de funcionamiento fueron demasiado altos. En Navidades lo intentamos unos días, pero también tuvimos que cerrar. Hicimos menos en Nochevieja que en un día normal", expone la situación. El Jendrix volverá a ponerse en marcha durante esta segunda semana de junio, en la que el gobierno valenciano ha flexibilizado las restricciones para el ocio nocturno. Pero Mohedano es consciente de que esta reapertura será "limitada" y confía en que los DJ vuelvan al pub "cuando cuadren los números. Antes de septiembre u octubre no vamos a volver a programar", adelanta.

En el otro extremo se sitúa la sanjuanera sala Euterpe, que retomó los conciertos en abril de 2021, aunque con un público muy por debajo del habitual. "El aforo normal es de 115 personas, pero con las medidas restrictivas caben 30. Con estas cifras, a nivel económico es insostenible y el déficit de ingresos, atroz", esboza Fran Bordonado, gerente de la sala junto con su compañera Raquel Molina. Pese a estar encorsetado en cuanto a público, el 'pub cultural' ha diseñado una programación de día y tarde, si bien es consciente de que "mientras no se pueda tener público en pie en las salas de conciertos va a ser muy difícil que sea rentable. Es muy probable que este verano no programemos o que programemos cosas muy puntuales. Con el aforo completo de la antigua normalidad los números ya salían malamente".

Sin embargo, Bordonado confía en que después de verano se elabore un protocolo o normativa común que permita algo más de estabilidad. "Las medidas actuales tienen una vigencia de 15 días, por lo que no sale a cuenta hilvanar un plan. Estamos esperando a que diseñen una legislación que, por lo menos, dure un trimestre para preparar la campaña de octubre, noviembre y diciembre". Por el momento, la sala quería recuperar el hábito de consumir música en directo, ya que desde el último concierto hasta que se pudo retomar la programación pasaron alrededor de 400 días.

En este sentido, el gerente cuenta que desde marzo hasta junio de 2020 Euterpe tuvo que cancelar más de 35 conciertos, aunque en un primer momento fueron 'optimistas' y solo cancelaron la programación a un mes vista. "La sorpresa fue mayúscula", expresa Bordonado ante la que fue la realidad. En verano del año pasado la sala no organizó música en directo y solamente abrió con servicio de hostelería. Sin embargo, el decreto de agosto obligó al considerado como ocio nocturno a bajar las persianas de nuevo y Euterpe las volvió a subir solo unos días en Navidad. "Fue un acto para indicar a la gente que seguíamos aquí", desvela.

"A día de hoy aún no sabemos cuál es la solución para recuperarnos de esto (el cierre, las cancelaciones...)", declara Pau Chisbert, director de comunicación de una de las grandes salas de la provincia de Alicante, la sanvicentera The One, que por ahora ha suprimido la música en directo y funcionará "a modo discoteca, como mínimo, hasta septiembre". Chisbert coincide con Bordonado en la necesidad de elaborar un plan de actuación común y de aferrarse a una fecha sobre la que poder trabajar, ya que diseñar una programación musical requiere de tiempo.

Con este panorama carente, The One pretende arrancar su nueva programación "pasado septiembre. No sé si como en la antigua normalidad, pero sí esperamos que se pueda hacer conciertos que nos recuerden un poco a eso que vivíamos antes de marzo de 2020", fija la meta. Además, la música en directo tiene una particularidad: "Es una mesa con muchas patas (los gastos de la sala, hablar con el artista para rebajar el caché porque viene menos gente…) Hay que encontrar un equilibrio entre tanta gente que ahora mismo no hay una solución".

"Es algo que también está pasando en los festivales", asegura el también director de comunicación del Pirata Rock Festival de Gandía. "Aunque este año se puedan celebrar con aforos reducidos, muchos de ellos deciden no organizarlos porque no salen rentables. El artista tiene un caché y, si viene menos gente, o subes unas entradas a precios abusivos para poder pagarlo o no te sale a cuenta", razona la problemática.

Pese a que el Pirata continúa anunciado, Chisbert es consciente de que la cancelación es una posibilidad que está encima de la mesa y asegura que "la inseguridad es mayor en los equipos de dirección de un festival como el Pirata que en la sala The One. En esta última tenemos la esperanza de organizar conciertos con un mínimo de normalidad antes de que acabe el año, pero los festivales se han convertido en eventos masivos; si no van 40.000 personas no se hace porque no sale rentable. Por eso, aunque seguimos anunciados, cada día que pasa la esperanza es un poco más pequeña".

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