VALENCIA. Los tira y afloja entre las diputaciones dominadas por el PP, Castellón y Alicante, y la Generalitat, que preside el socialista Ximo Puig, han agitado en varias ocasiones la actualidad política en el año y medio de legislatura transcurrido. No obstante, la tensión entre el Consell y la Diputación de Castellón que dirige Javier Moliner (Castellón de la Plana, 1975), se han reducido considerablemente en las últimas semanas.
Días atrás se alcanzaba un acuerdo sobre los presupuestos de esta institución, sacándose adelante las cuentas para 2017 con la abstención de PSPV, Compromís y C's. Esta misma semana, Moliner aceptaba públicamente -algo que ya había negociado previamente- que la diputación participaría -a diferencia de Alicante- en el fondo de cooperación municipal activado por Presidencia de la Generalitat.
"Quizá la novatada del principio generó algunas chispas pero creo que el clima de colaboración cada vez puede ser mayor", explica el dirigente castellonense, quien pone el acento en la "importancia" de la "lealtad institucional" a la hora de negociar y llegar a acuerdos. "Nosotros no queremos ser enemigos de la Generalitat", asegura, en la entrevista concedida a Valencia Plaza.
-Han sacado adelante los presupuestos de 2017 de la Diputación de Castellón con la abstención de PSPV, Compromís y Ciudadanos y solo el voto en contra de Podemos. ¿Cómo ha sido el proceso?
-Estamos en un momento político que exige que ni las mayorías puedan imponer ni las minorías puedan extorsionar. Debemos ofrecerle a los ciudadanos soluciones que pasen por ser capaces de llegar a un punto de encuentro. Esto, desde la mayoría absoluta que tenemos, tiene un doble valor porque lo hemos hecho aunque no lo necesitemos. Hemos estado desde hace un mes y medio hablando con todos los grupos y recogiendo las diferentes cuestiones que se nos habían planteado durante el año para mejorar. Así, con humildad, diseñamos unas cuentas para el próximo ejercicio sumando cuestiones que había puesto sobre la mesa la oposición. Especialmente en algo que me preocupa mucho que es la relación entre la Diputación y los ayuntamientos: se puede entender que desde la óptica de la estrategia provincial pueda haber algunas discrepancias pero no puede haber frentes abiertos en la relación diaria. Dada la policromía de gobiernos municipales debemos tener la capacidad de llegar a acuerdos con todos de forma leal.
-¿Quiere decir que se ha llegado a pactos para repartir fondos a ayuntamientos de todos los colores políticos?
-No, no ha sido una negociación con cesiones concretas a algunos consistorios. Lo que se ha buscado es una forma nueva de relacionarse. Por ejemplo, la Generalitat ha puesto en marcha el fondo de cooperación municipal y nosotros teníamos que reaccionar con una aportación. En ese ámbito de negociación, buen clima y predisposición a encontrar soluciones para ayudar a los ayuntamientos, se ha llegado a un punto de acuerdo importante.
-¿Notó usted que había posibilidades desde el inicio de que hubiera acuerdo en los presupuestos o fue cuando se sucedían las conversaciones cuando pensó que se alcanzaría un pacto?
-La verdad es que fue surgiendo en las conversaciones. Partiendo de la escucha activa del equipo de gobierno, nosotros fuimos comentando cuestiones que desde la oposición se nos habían planetado a lo largo del año y que se podían tener en consideración. A partir de ahí, en estas negociaciones bilaterales, surge un poco esa empatía y se llegó a buen puerto.
-¿Y por qué no se ha hecho antes? ¿Qué ha cambiado este año?
-Hay que enmarcar de donde venimos. La Diputación de Castellón había sido un epicentro de la guerra política años atrás. Yo intento desde el principio minimizar ese efecto y generar un clima de buena relación. Durante la legislatura pasada logramos que un año Compromís votara a favor los presupuestos, pero es este año es donde creo que hemos hecho un gran avance para todos.
-Hay un crecimiento del 16% en las inversiones directas a los municipios y partidas de 73 millones de euros para servicios sociales. Son unos presupuestos expansivos, ¿por qué esta mejoría?
-La Diputación tiene un 18% menos de personal y un 60% menos de deuda de lo que tenía hace cinco años. Reducir los gastos del consumo de la máquina, por así decirlo, te permite que se pueda aprovechar más el dinero para transferir a los ayuntamientos.
-Han programado un adelantamiento de 60 millones de euros a casi 130 municipios. ¿Cómo han dado ese paso?
-La clave es que, como decía, teníamos hace cinco años una deuda de 140 millones de euros y ahora estamos en 54 millones. Estaríamos en condiciones de cancelar a cero la deuda pero preferimos, antes que adelantárselo al sistema financiero, adelantarlo a los ayuntamientos. Así, el día 2 de enero lo transferiremos a los consistorios de forma que el día 3 puedan estar pagando a proveedores y no tengan que estar perdiendo tesorería de sus propias cuentas.
-¿Cómo ha sido la negociación con la Generalitat del fondo de cooperación municipal? Porque las relaciones no han sido fáciles este año...
-En primer lugar, todo lo que sea transferir dinero y mejorar la financiación de los ayuntamientos va a contar con el aplauso de la Diputación de Castellón. Desde el inicio, nosotros les trasladamos cuál era nuestra opinión: el mecanismo de reparto puede tener divergencias dado que la Generalitat plantea un criterio poblacional mientras que nosotros vemos que debe existir desde la Diputación cierta discriminación positiva hacia la ruralidad. Ahí creemos que es interesante que la corporación provincial, en cuanto a su parte de los fondos, aplique un cierto efecto compensatorio respecto al reparto que haga la Generalitat. Eso se lo trasladamos al presidente Ximo Puig desde el primer momento y pudimos llegar a un punto de encuentro. De hecho, esto también formó parte de la negociación con los presupuestos que citaba antes. Así que ya les dijimos que cooperaríamos pero que queríamos fijar, tal y como he explicado, las bases de reparto bajo un criterio en el que todos podríamos estar de acuerdo.
-Ustedes, la Diputación de Castellón y también la de Alicante, ambas gobernadas por el PP, recurrieron los decretos de Coordinación de Turismo y Deportes que impulsó Puig. ¿Ha complicado esto mucho las relaciones?
-Al presidente yo se lo he trasladado muchas veces: nosotros tenemos mecanismos de coordinación ya establecidos y con plena voluntad de cumplirlos. Por ejemplo, la vicepresidencia del Patronato de Turismo de la Diputación de Castellón la ostenta el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, miembro del gobierno de Puig. Desde el inicio de la legislatura, todos los acuerdos que se han alcanzado han sido votados y apoyados por unanimidad, él incluido. Más coordinación es imposible. Desde luego, lo que no estamos de acuerdo es que se establezca la coordinación mediante un decreto que impone la posibilidad de que la Generalitat pueda acabar disponiendo de la gestión del presupuesto propio y también del presupuesto de las diputaciones. Si de verdad, como dice la Generalitat, no hay esa intención, entonces que se supriman los decretos y sigamos coordinándonos con los mecanismos bilaterales que existen. Porque entiendo que nadie tiene interés en duplicar competencias.
-¿Teme que toda la legislatura sea una pelea en esta línea?
-Oímos muchos rumores sobre más decretos de Bienestar Social, o de carreteras... pero no se han producido. Creo que la sensatez impera y todo el mundo opina que lo mejor es aplicar una coordinación real y tener vías abiertas de diálogo como nosotros hemos tenido desde el primer momento.
-¿Cómo está viendo al presidente de la Generalitat en estas negociaciones?
-La relación está entrando en unos cauces de diálogo que me parecen muy sensatos, que es lo que nosotros perseguíamos desde el principio. No tenía sentido el enfrentamiento. Las diputaciones nunca van a ser enemigas de la Generalitat, ni nosotros queremos ser enemigos de la Generalitat. Lo que quiero es que la institución que presido sea lo más útil posible al territorio que me debo y eso pasa por crear climas de colaboración con ayuntamientos y con el gobierno autonómico. Quizá la novatada del principio generó algunas chispas pero creo que ese clima de colaboración cada vez puede ser mayor.
-¿Cómo ha visto los presupuestos de la Generalitat en la provincia de Castellón?
-La verdad es que los he visto muy bajos en inversión. Muy poco compromiso y apenas ninguna inversión nueva. Lo peor es que no he visto en las cuentas un rumbo claro sobre la puesta en marcha de esta Comunitat. Al final entiendo que el papel de la Administración es ser útil para generar un tejido productivo que sea rentable para el territorio. Y esa visión de lo económico como estratégico creo que no aparece en estas cuentas. Tengo la sensación de que se están perdiendo mucho en debates sobre engordar la Administración en número de funcionarios, en cuantía de sueldos... pienso que es un error estratégico. Hoy en día la Administración debe ser lo más pequeña y ágil posible para facilitar las cosas y que la iniciativa privada y la propia sociedad con su dinamismo ponga en marcha a esta comunidad.
-Háblenos de algunos proyectos que han puesto en marcha desde la Diputación de Castellón como son el 'Repoblem' o 'Soñadores'...
-Para nosotros es estratégico intentar que los valores que tiene esta provincia se conviertan en oportunidades de futuro. Uno de ellos es la diversidad. Aunque pueda ser más conocida por la franja litoral, tenemos un interior que es un diamante en bruto: de hecho somos la segunda provincia más montañosa de España y tenemos un patrimonio histórico y paisajístico sensacional. Es fundamental para esta oferta turística es que haya gente viviendo en el interior que mantenga la esencia. Y, por otro lado, que los 600.000 castellonenses se conviertan en embajadores de esos atributos y valores: para eso se lanza el proyecto 'Soñadores'. Al final, si conseguimos que haya gente que viva allí y que las políticas de las Administraciones tiendan, no a la concentración, sino a facilitar que cada uno pueda desarrollar su proyecto profesional independientemente de donde viva, vamos a poder conservar durante mucho más tiempo esos atributos de paisaje, gastronomía, tradiciones, cultura, patrimonio...etc. Y si conseguimos además que todos los ciudadanos de la provincia conozcan esos valores y participen en los proyectos de futuro vamos a poder ser mejores embajadores de Castellón, algo que contribuye a la autoestima y al orgullo de pertenencia de todos.
-También han hecho una inversión fuerte en empleo, concretamente de 650.000 euros. ¿Cómo se distribuye?
-En general, soy poco partidario de los planes públicos de empleo, aunque suene algo impopular. Creo que las Administraciones no deben generar empleo sino el ecosistema para que los empresarios creen el empleo. Pero es cierto que hay ocasiones en que se juntan las necesidades con la oferta. Por ejemplo, respecto a necesidades de ayuntamientos que tienen problemas de temporalidad. En esas circunstancias concretas puede tener cabida un plan público de empleo, pero no cayendo en las trampas de esos planes que muy pocas veces consolidan un puesto de trabajo estructural. Así que hablamos de medidas excepcionales en momentos excepcionales.
-Ha habido tensión con la Conselleria de Sanidad a raíz de los despidos en el Hospital Provincial de Castellón. ¿Cuál es la posición de la diputación?
-El Consorcio está participado al 50% por la diputación y la conselleria. Desde el principio de la legislatura, la Generalitat ha actuado como si tuviera el 100% sin ni siquiera descolgar el teléfono para informar sobre las decisiones que tomaba. Nosotros les trasladamos la necesidad de cambiar esa forma de actuar y compartir la toma de decisiones, lo cual no quiere decir que ellos dejen de tener el control. La diputación ni quiere ni debe tener este control sobre el hospital, lo debe tener la Administración autonómica, pero se exige un mínimo de lealtad institucional. Esa actitud unilateral implica que cuando se toman medidas impopulares como ha ocurrido en los despidos, en base a un informe que no aportas de inicio y que luego tampoco explica que debas tomar esa decisión, lo que no pueden esperar es que aplaudamos ante ese cúmulo de despropósitos. Esperamos un cambio de actitud porque nosotros tenemos la voluntad de ser un socio fiel en ese consorcio.
-Pero, según la conselleria, ha habido en estos años una serie de contrataciones para hinchar la plantilla...
-Bueno, para empezar, si el problema de un hospital donde trabajan mil profesionales eran 17 personas que son las que han despedido... tampoco parece que fuera tan grave ese hinchamiento de plantilla del que hablan. El Hospital Provincial de Castellón pasó de ser un centro menor a convertirse en un lugar de referencia en el ámbito oncológico, oftalmológico y en la salud mental. Esas son cualidades a las que los ciudadanos de Castellón no van a renunciar. Por parte de la conselleria da la sensación a veces de que se quiere devolver este hospital a ese centro de salud que fue en su día. Ahí se encontrará con la oposición de la gente.
-¿Qué espera del nuevo gobierno de Mariano Rajoy respecto a infraestructuras como el Corredor Mediterráneo?
-Hace falta de acabar la Alta Velocidad a Castellón antes de verano y de forma inminente ponerse a trabajar en esa Alta Velocidad y ancho europeo hasta Barcelona. No tiene sentido que la segunda y tercera ciudad del país no tengan entre sí una conexión ferroviaria en condiciones, además de ser el nodo de salida de una cantidad de productos de comunidades que suman casi el 50% del PIB español.
-Unas obras que han causado no pocas quejas por el incremento de tiempo de los cercanías...
-Bueno, las obras siempre generan molestias, aunque ahora ya están resueltas. Bienvenidas sean estas molestias si al final se hacen las infraestructuras necesarias.
La magistrada apunta a irregularidades administrativas y al desequilibrio en la distribución del dinero, pero no aprecia ilícito penal