ALICANTE. Que el futuro o las aspiraciones de Carlos Mazón dependen de Ciudadanos y de Pablo Casado es una cuestión que muchos dan por sobradamente conocida. De la primera, una hipotética moción de censura entre Cs y el PSPV contra el presidente de la Diputación, es algo que por el momento no hay que temer. Varios portavoces de Ciudadanos han rechazado esa posibilidad. Pero, ¿cómo afectará a Mazón si el presidente del PP, Pablo Casado, no consigue sobrevivir al terremoto originado este miércoles en Murcia?
Hay tres cuestiones sobre la mesa. La primera: bien, no hay moción de censura, de momento. Mazón (y el PP) puede respirar tranquilo. Pero lo de Ciudadanos en Murcia es un aviso a navegantes que se puede dar en cualquier momento que surja una polémica -como sucediera con las vacunas vip- o un escándalo. Es decir, de momento, no, pero la amenaza sigue ahí latente y el PSPV presionará, por tierra, mar y aire, hasta lograr su objetivo de derrocar al presidente provincial del PP de Alicante. Y cómo ha sucedido en Murcia, la decisión será avalada por Madrid. Otra cosa es que el órdago de Murcia pase factura a la propia Inés Arrimadas. Lo que está claro es que se ha abierto la veda, y la supervivencia dentro de la organización naranja.
La segunda, cómo saldrá de ésta el PP de Pablo Casado. La moción de censura de Murcia evidencia que el líder popular no controla la estructura del partido. Su principal aliado, Ciudadanos, le hace una moción de censura, y el partido no se entera, o se entera tarde, y además, no sabe reaccionar para evitar que fructifique, más allá de conseguir que finalmente que algunos diputados o concejales de Cs acaben cambiando su voto. Es decir, lo de Murcia le ha pillado a la dirección del PP a contrapié, y además, la reacción de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido presionar el botón nuclear con una finalidad diferente a la que buscaba su líder. Casado buscaba el centro política; la nueva situación le aboca a disputarse el terreno político y a competir con Vox y dinamitar lo que quede Ciudadanos.
Y la tercera, cómo quedan las aspiraciones de Carlos Mazón, que eran las mismas que Génova. Desde que asumiera la Diputación Provincial y, posteriormente, la dirección del PP de Alicante, Mazón ha sido catapultado para empresas más grandes, como podría ser asumir el timón del PPCV y, cómo no, ser el candidato popular a la Presidencia de la Generalitat Valenciana en 2023. Aunque ahora se niegue, esa opción ha estado sobre la mesa. ¿Qué no esté ahora? Pues también es posible, toda vez que Isabel Bonig anunció que iba a presentarse a la reelección como presidenta del PPCV. Pero hasta entonces, y ha sido ha quedado demostrado en varias visitas e informaciones, Mazón era la apuesta de Génova, más concretamente, de Teodoro García Egea para el PPCV.
Mazón hace tiempo que se ha dado cuenta -e incluso, ha dicho públicamente- que su pretensión ahora no era conquistar el cap i casal. Es consciente de que quizás ahora no toca un choque de trenes con Isabel Bonig para tomar el control del PPCV en un congreso, que, fuera cual fuera el resultado, dejaría a la organización dividida en dos. Quizás Mazón haya decidido tomar aire, sin esperar a ver qué depara el futuro de Casado, complicado tras los resultados de Cataluña, preocupante a la espera de ver como se dilucida el terremoto de Ciudadanos, tanto en Murcia como en Madrid. Y a la espera de las réplicas en Castilla-León y Andalucía.
Vista la algarabía institucional; la disputa jurídica que viene, las dudas con el líder o las consecuencias de un resultado incierto en un congreso autonómico con dos candidaturas, lo mejor sea consolidar su liderazgo en Alicante y el buenrollismo en la Diputación -salvo los disgustos que le da Compromís- a la espera de que alguien se fije en él y llame a su puerta para lo mismo que había pensado García-Egea; llegar a València por aclamación, algo que ahora no es posible, máximo si sus mentores no sobreviven al terremoto desatado por Ciudadanos.