VALÈNCIA. La arquitecta y diseñadora Luisa Bocchietto está en València. Esto, en sí mismo, no sería noticia. La cosa cambia cuando decimos que es la presidenta de la World Design Organization (WDO), entidad que ha nombrado València Capital Mundial del Diseño para 2022. Fue la pasada semana cuando la entidad dio a conocer el resultado de una competición que nos enfrentaba con Bangalore (India), una decisión que dibuja un nuevo horizonte para la relación entre el diseño y la ciudad, las empresas y las instituciones. El objetivo: aprovechar la oportunidad. Con la resaca todavía presente tras el anuncio, la italiana ha visitado esta semana Feria Hábitat, donde ha aprovechado para dar una conferencia sobre la entidad, que fue creada en 1957. Entre una cosa y otra, en Culturplaza le rascamos algunas primeras impresiones tras la designación.
-¿Qué tiene València para ser Capital Mundial del Diseño?
-Es una competición entre ciudades de todo el mundo y cada ciudad pone encima de la mesa su personalidad y sus objetivos de cara al futuro. Lo importante es tener una tradición, entender lo que es el diseño y, también, tener una visión sobre lo que el diseño puede hacer por la ciudad. Este proyecto quiere implicar a ciudadanos, no solo a gente que trabaja en el sector; así como a instituciones, estudiantes y el apartado comercial. Con respecto al objetivo de futuro, cada ciudad es distinta, pero pienso que València puede abrir más su visión del diseño relacionado a la ciudad, al impacto social y a ese proyecto mediterráneo para ser un puerta, incluido un lugar de conexión para Latinoamérica.
-¿En qué es diferente el proyecto de València, cuál es su sabor?
-Su relación con el mediterráneo. Una ciudad relacionada con el mar es muy distinta que otra que no lo está, hay una visión más social que una megalópolis. Creo que aquí la gente tiene que aprender hasta que punto el diseño puede ayudar para crear un mundo mejor. No solo en el sector del mobiliario, también en el día a día. Es un reto para la ciudad. València puede ser un ejemplo de esto.
-Había una regla no escrita por la que las capitales saltan de continente en continente, una regla que se ha roto con València (en 2020 será Lille, Francia).
-Fue difícil por esa razón. Al final te basas en si el grupo de la candidatura ha hecho un buen trabajo. Depende del país, de la cultura... pero al final también de la gente. Y la gente que trabaja bien lo consigue. Efectivamente era difícil justificar que nos quedáramos dos turnos en Europa, porque la WDO tiene como objetivo estar presente en todo el mundo, pero es verdad que tenemos otros proyectos [para que otros países participen], como la asamblea general, que celebraremos en India.
-Las candidaturas entre Bangalore y València eran muy diferentes...
-Muchísimo. La dimensión de las ciudades es muy distinta, también sus problemas. Era muy complicado comparar sus dos situaciones.
-El comité de la WDO habló de una Bangalore "emergente" pero con muchos retos; de València dijo que ya era una capital del diseño. En el pasado se han seleccionado casos como el primero y como el segundo, ¿por qué tomar esta segunda dirección?
-Tenemos que equilibrar, dar el impulso correcto a la historia y el conocimiento sin dejar de pensar en el futuro. Es importante tener en cuenta los retos. Ahora estamos pensando en crear proyectos específicos para este tipo de ciudades porque es difícil comparar. Necesitamos tener una ciudad que tenga tradición pero quiera afrontar nuevos retos. En la otra parte tenemos ciudades que tienen necesidad real de usar el diseño para cambiar la vida de la gente, pero que no se acerca al concepto de Capital Mundial del Diseño. No es suficiente.
-¿Cuál es el mayor reto al que se enfrenta el diseño global?
-El mayor reto del diseño es la sostenibilidad. hasta ayer hablábamos del diseño que creaba una mejor vida para la gente, el hombre estaba en el centro. Ahora tenemos que ponernos a un lado y poner el planeta en el centro. El reto es la vida en la tierra. Necesitamos entender que no es suficiente con hacer cosas bonitas, tenemos que hacer cosas inteligentes.
-Hay muchos actores implicados en esto: estudios, administración pública, etc.
-Cuando hace dos años nos cambiamos el nombre a World Design Organization (de International Council of Societies of Industrial Design) decidimos también cambiar la visión. Tenemos una agenda mundial que se basa en la obligación de cada uno de nosotros de promover soluciones que se basen en cuestiones de igualdad, en la lucha contra la polución... El diseño puede dar muchas soluciones en esta dirección.
-Turín fue la primera Capital Mundial del Diseño, ¿cuál es el elemento común entre todas las seleccionadas?
-Cada ciudad es diferente, pero lo similar es que la Capital Mundial del Diseño no es la Semana del Diseño, no es una feria, es un evento que dura un año y que busca generar cambios en la ciudad. Este es el punto que se mantiene sea donde sea.
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