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PEDIATRA, DIVULGADORA Y ESCRITORA

Lucía Galán: "El miedo es una emoción natural y un instinto de supervivencia que hay que aprender a gestionar"

14/05/2017 - 

ALICANTE. Lucía Galán Bertrand, pediatra asturiana afincada en Alicante, desde donde empezó a repartir empatía con una soberbia capacidad de contar historias y transmitir con ellas, a partes iguales, ciencia y emoción, primero a través del blog Lucía, mi pediatra, casi un pseudónimo ya, con el que ganó en 2015 el primer premio al mejor blog de Salud e Innovación científica en los Premios Bitácoras y posteriormente, desde 2016, y en sólo dos años, con dos libros que se han convertido en paradigma de la más reciente divulgación científica en el ámbito médico, Lo mejor de nuestras vidas (2016), y el más reciente Eres una madre maravillosa (2017), impartirá en la Casa de Cultura de Mutxamel, el próximo 16 de mayo, su conferencia-taller Educar en la tranquilidad, después de pasar por Alicante, Gijón, Oviedo, Plampona, San Sebastián, Sevilla, Córdoba, Granada, Madrid, Barcelona, Ciudad Real,… donde la gente se ríe, llora, como una montaña rusa emocional. Lucía, además de hablar desde su rol de médico pediatra, en ejercicio ahora mismo en un hospital alicantino, lo hace desde el de madre de dos hijos, niño y niña, de 8 y 10 años ahora mismo.

- Cómo surge la idea, en qué momento se dispara esa chispa que te empuja a trasladar toda tu experiencia como pediatra y como madre, en principio con el blog “Lucía, mi pediatra”, después con el impacto en las redes sociales, para acabar plasmándolo todo en los libros “Lo mejor de nuestras vidas” primero, en 2016, y ahora en “Eres una madre maravillosa”. 

Pues fue algo totalmente casual y fortuito, en casa de una vecina, merendando con los niños, estábamos hablando de la consulta, de mi día a día, de que muchas veces yo les escribía pequeños artículos a mis pacientes, consejos en hojas que les entregaba para que tuviesen la información por escrito. Y esta amiga, que estaba muy metida en el mundo de las redes sociales, me dijo “por qué no te abres un blog”, así concentras toda la información ahí, y tus pacientes tienen acceso. Y yo que estaba totalmente pez en este campo, ni leía blogs ni nada, una neófita total de la blogosfera. Al llegar a casa le empecé a dar vueltas a la idea, me puse a explorar la red, a ver lo que había en este campo de la divulgación científica, sanitaria… y me baje a una librería a comprar un libro de WordPress, la conocida plataforma de creación y gestión de blogs. A la semana me planté en casa de Silvia y le dije, venga, vamos a ponernos con él. Lo hicimos, colgué mi primer post y la sorpresa fue mayúscula, cuando a los cuatro meses llevaba más de un millón de visitas, me escribía gente de todo el mundo,… fue abrumador, ¡yo lo había creado para mis pacientes!. Para que tuvieran fuentes fiables donde buscar información, resúmenes claros y concisos de las distintas enfermedades.

- Pero hubo un punto de inflexión…

Sí, cuando empecé a escribir de emociones, de experiencias personales, de lo que me había pasado un día en la consulta, o en mi propia casa, con mis hijos, mi maternidad, mi manera de concebir este viaje. Ahí se projujo un pico importantísimo de visitas, un feedback tremendo, la página de facebook multiplicaba por mil los seguidores cada día. Un crecimiento exponencial desde el momento en que empecé a hablar de emociones.

- De intentar dar formación a hablar de ti

Sí, y lo más bonito de todo es que descubrí que a mí me sentaba muy bien hablar de emociones, y escribir sobre mi propia maternidad y sobre mis propios hijos, y sobre mi manera particular de vivir y de sentir. Que no solamente ayudaba a quien me estaba leyendo –que también, porque empecé a recibir muchísimos emails de cómo habían calado mis artículos-, sino que me servía también a mi un poco, como terapia. A los cuatro meses de haber abierto el blog, escribí un post con el título “Mamá también llora”, donde intentaba explicar que no hay ninguna razón para ocultar nuestras emociones, que no somos mujeres y hombres perfectos, y que había momentos en la vida para llorar, si era necesario, junto a tus hijos, explicándoles cual era ese acontecimiento importante que te llevaba al llanto. Este artículo se hizo viral, tubo un millón de visitas en unos días y, estando en casa con mi familia, me empezaron a decir que esto era ya muy grande, que estaba recibiendo mensajes de México, Argentina, media España compartiendo este artículo, tienes mucho que contar, ¿por qué no escribes un libro?

- El libro sigue manteniendo un prestigio de posteridad mayor que las redes, aunque el impacto de estas sea mayor.

Sí, es como una cosa para siempre. Esa misma tarde me puse a pensar a quién le enviaba la propuesta, y decidí que a Planeta, la editorial número uno de habla hispana en el mundo. Les envié un mail, “soy Lucía Galán, soy pediatra, tengo un blog, con este impacto, me gustaría escribir un libro”. Y al mes y medio recibí respuesta de quien acabaría siendo mi editor, “Lucía, me he leido tu blog, todos los comentarios, te he visto en redes, tienes una fuerza increible, vente a Barcelona que queremos conocerte”. Una semana después estaba en el impresionante edificio Planeta, tres meses después presentaba el libro, y ya vamos por la 10 edición.

- Las emociones de las que empezaste a hablar, ¿tenían el filtro de la profesión?

Lo de poner filtros, al principio puede funcionar, pero pero luego deja de funcionar. Si hablas de emociones, los filtros no funcionan. Lo que valoró el lector, y tal vez ahí estuvo el secreto del éxito, es que yo hablaba sin filtros de mi maternidad, como una madre más. Esta mujer que es madre, aunque también es pediatra, tiene las mismas preocupaciones, los mismos miedos, la misma angustia que yo, que me dedico a lo que sea. Y el hecho de mostrar esa debilidad, a pesar de tener toda la formación a mi alcance, te pone al nivel de que la gente te sienta como si estuviera tomando un café contigo.

- A pesar de eso, intentas huir del tan extendido pensamiento positivo vacío.

“Para conseguir algo, no tienes más que desearlo, tú tienes el deseo y entonces el universo te lo devolverá”, eso es irreal. Es muy bonito, pero no es real. Y siendo médico te topas con la realidad de bruces, no puedes caer en ese mensaje. Yo digo que la maternidad y la paternidad es maravillosa (aquí Lucía remarca cada sílaba), pero que es muy dura, muy difícil, con muchos túneles y lágrimas. Que es verdad que ellos son lo mejor de nuestras vidas, sin duda, pero no es un camino de rosas.

- Pero sí utilizas el filtro para transmitir las historias de otros.

Sí, claro, yo soy una buena contadora de historias, al menos eso es lo que me dicen, es parte –tal vez una de las más importantes- del éxito, pero cuando traslado las historias que me llegan como pediatra, lo hago como la doctora Lucía Galán. Pero la doctora Galán que a su vez es madre, y eso le permite un grado más alto de empatía con esa madre, con ese padre. Siempre en la facultad nos hablaban de la barrera que había que mantener con el paciente, pero con el tiempo he sentido que ese no es el camino que yo quería recorrer en mi profesión.

- Profesión que también ha cambiado. Mi primer pediatra era un señor con bigote a lo Vicente del Bosque que fumaba puros… en la consulta.

¡Qué horror ¡

- La escritora e historiadora norteamericana Rebecca Solnit ha publicado un libro con el revelador título de Los hombres me explican cosas, mostrando una autoridad sobre las mujeres en campos en los que ni la tienen, ni se la han ganado. A las pediatras, a Lucía Galán, ¿todavía los hombres le explican cosas?.

Claro. La profesión ha cambiado mucho, tengo muchos compañeros con los que comparto el sentido de lo que hacemos y de lo que queremos hacer, y me siento muy apoyada por toda la comunidad pediátrica, pero al inicio de este camino, me sentí juzgada por compañeros de profesión, “de la vieja escuela”, que me acusaron de “comercializar con mi maternidad”.

- Contra esto no hace falta ni argumentar, ¿no?

No, no vale la pena. Ahora mismo somos muchos, muchísimos, los colegas, hombres y mujeres, que pensamos que la pediatría es mucho más que la salud física de los niños, que hay un vacío emocional, tanto de ellos como de sus familias, que hay que tratar.

- Jugáis con la ventaja del principio de autoridad de los médicos y de los pediatras en particular.

¡Y tanto, hay personas que te piden consejo hasta del colegio al que pueden llevar a sus hijos!

- ¿Hay un salto emocional entre Lo mejor de nuestras vidas y Eres una madre maravillosa?

Sí, el primero es como un manual de consulta, una guía, que puede llenarse de post-its en los márgenes, hablado desde la primera persona y llevado siempre de historias personales que hagan que puedas conectar, como que mis hijos no recuerden a Dora la Exploradora, con la que me estuvieron taladrando durante meses. Después del primero me quedó la sensación de que me quedaban muchas cosas por contar, pero igual que tenía claro que los niños estaban bajo el foco de aquel, el nuevo tenía que ponerlo sobre los padres.

- El manual que siempre se echa en falta…

No tanto un manual sobre cómo tratar a los niños, como a nuestras propias emociones, esas que no habías sentido nunca y ni siquiera sabías que existían. Hablo del miedo, de la pena, del optimismo…

- Al nacer mi primer hijo, un amigo me dijo “enhorabuena, ahora vas a saber lo que es tener miedo”.

Justo eso cuento en Eres una madre maravillosa, cuando tuve a mi primer hijo. Es un miedo atroz, paralizante, nadie te enseña a gestionarlo. Hasta que aprendes a hacerlo, y a vivir con él. El miedo es una emoción natural y un instinto de supervivencia del ser humano. Escribí el libro que a mí me hubiera gustado leer cuando tuve mi primer hijo.

- Más narrativo

Sí, los editores me dijeron que había ganado músculo narrativo, que había evolucionado. Y con un perfil de lectores diferente. El primero lo leen más padres primerizos. Este los que tienen hijos a partir de los dos o tres años, cuando ya has recuperado en parte tu vida.

- ¿Y ese músculo narrativo hacia dónde va?

De momento, hacia una novela que ya tiene 200 páginas, que no es para nada Lucía, mi pediatra, es Lucía Galán Bertrand, no hay maternidad, ¡no hay madres!, con una potente trama de trhiller en el mundo hospitalario, aunque no es el eje argumental principal, que no sé dónde llegará… estoy negociando con mis editores si seguir en esta línea o continuar una vez más con el material que queda pendiente de Lucía, mi pediatra, que es mucho.

- Y ese material lo cristalizas en cursos y conferencias como la que impartirás el próximo martes 16 de mayo en Mutxamel, en conferencia Educar desde la tranquilidad

Sí, casi tres horas de conferencia taller muy dinámica, con una primera parte que gira en torno a la salud física, todas esas cosas de “acción inmediata” que vienen muy bien para no perder la tranquilidad, relacionadas con todos esos problemas que con el tiempo pensamos “cómo me pude preocupar por eso”, si tienes las herramientas para actuar: fiebres, catarros, cuando ir a urgencias y cuando no, las cosas que se han hecho siempre y ahora no se hacen, y una segunda parte, de casi hora y media, sobre inteligencia emocional: gestión de límites, rabietas, como se desarrolla el cerebro de los niños. Con muchos ejemplos y experiencias prácticas que hacen que la gente se emocione, incluso que se ría mucho.

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