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Los anuncios de prostitución en la prensa

25/03/2018 - 

Hace muchos años, en la facultad, el profesor Antonio Laguna (Historia del Periodismo) llevó un lunes un periódico local del día anterior, con póster, medallita y gran cobertura gráfica de la Virgen de los Desamparados en su día grande; un poco mas adelante, cinco o seis páginas de anuncios de prostitución con imágenes. "¿No lo veis una incongruencia?", preguntó. Al siglo XX le quedaba más de una década, Martes y Trece se reía de las maltratadas –"mi marido me bega"–, Loquillo cantaba La mataré, Eugenio hacía chistes de ancianas violadas en su juventud –"es que me gusta recordarlo"– y la chica del As, en toples, remataba todos los días a toda página la información deportiva de este periódico. Reconozco que no lo vi una incongruencia, que cada uno publique lo que quiera. Entrado el siglo XXI, con el péndulo en el otro extremo, los anuncios de contactos en periódicos serios son un anacronismo.

Años después, tuve una modesta participación en una decisión de la que me siento muy orgulloso, que voy a relatar brevemente como introducción al tema que nos ocupa. En primavera de 2004 lanzamos las ediciones de València y Alicante de 20 minutos, diario gratuito que desde hacía cuatro años se publicaba en Madrid y Barcelona. Le pregunté al director, Arsenio Escolar, si las ediciones valencianas iban a publicar anuncios por palabras, como las de Madrid y Barcelona, que incluían anuncios de prostitución. Me respondió que no y que, de hecho, estaba pensando prescindir de los llamados anuncios de contactos. Las imágenes eróticas se eliminaron de inmediato de esas páginas de clasificados, pero los procaces anuncios por palabras sobrevivieron algunos años no porque hubiese dudas sobre su idoneidad, sino por motivos económicos. Era mucho dinero. La decisión parecía tomada desde hacía tiempo, solo había que ejecutarla.

Recuerdo un debate del comité de dirección, del que formaba parte como responsable en València, Alicante y Murcia, en el que solo hubo una opinión discrepante de la mayoría, curiosamente, de la única mujer en aquel cónclave tan poco paritario, que no era nada sospechosa de falta de compromiso feminista. Su argumento me pareció tan interesante, que me hizo dudar. Escribo de memoria, pero era algo así: lo que hay que erradicar es la prostitución y entonces se acabará esa publicidad, pero mientras haya prostitución, lo único que conseguimos quitando los anuncios por palabras es fastidiar a mujeres que están ejerciendo de manera independiente y pueden verse abocadas a hacerlo en una red de proxenetas. El debate, como se ve, no era económico, aunque fuese el vil metal lo que iba retrasando la decisión.

En febrero de 2007, Arsenio Escolar daba el paso y anunciaba que 20 minutos dejaba de publicar este tipo de anuncios. Fue el primer periódico español en tomar esa decisión, días después de que el Congreso de los Diputados instase a los medios a hacerlo. Solo un año más tarde comenzaron a notarse los efectos de la crisis con una sucesión de despidos que provocó cierres de periódicos y dejó menguadas las plantillas de los que sobrevivieron. También en 20 minutos, donde quizás se habrían salvado algunos puestos de trabajo de haber seguido publicando anuncios de prostitución.

Como fui uno de los afectados por la ola de despidos, puedo decirlo bien alto: El perjuicio económico para las empresas editoras o el posible daño en términos de empleo no justifica el mantenimiento de un contenido que supone participar a título lucrativo en el negocio de la prostitución. 

Firma del Pacto contra la Violencia de Género y Machista. Foto: ESTRELLA JOVER

Estos días se debate entre los grupos de Les Corts la conveniencia de vetar la publicidad institucional en medios de comunicación valencianos que contengan anuncios de prostitución. La Generalitat no puede prohibir ese tipo de anuncios, amparados por la libertad de expresión, pero sí desincentivar su publicación. De hecho, no solo tiene la potestad de hacerlo, sino la obligación desde que en septiembre se firmó el Pacto contra la Violencia de Género y Machista, que no puede quedar en papel mojado: "Las administraciones públicas valencianas no contratarán y/o subvencionarán medios de comunicación que utilizan la cosificación de las mujeres y la prostitución" (artículo 17 del cuarto eje).

Esta semana, PSPV y Compromís pactaron una enmienda a la Ley de Publicidad Institucional que no hablaba de prohibición sino de "preferencia" por los medios que no lo hacen a la hora de contratar, lo que dejaba la puerta abierta a que los anuncios del Consell se insertaran en periódicos con páginas de prostitución. Tras publicarlo Valencia Plaza, los dos partidos, junto con Podemos, prepararon una segunda enmienda que sí recoge la prohibición, como debe ser.

Los parlamentarios que lo han negociado, Isaura Navarro, Ana Barceló y Antonio Montiel, podrán presumir de este hito en la batalla contra la violencia de género. En cuanto a los medios afectados, acabar con este anacronismo no será tan grave como creen. Cuando se prohibió fumar en los bares parecía que no iba a entrar nadie y se iban a ver abocados al cierre, pero ahí están, hay más bares, más limpios, más agradables y más sanos. Sus lectores se lo agradecerán.

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