La miniserie de Telecinco está basada en la novela homónima de Nieves Herrero y narra la historia de amor entre el cuñado de Franco, Serraño Suñer y la Marquesa de Llanzol
VALENCIA. La aristócrata Sonsoles de Icaza y Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco y ministro del Régimen, se enamoran nada más verde. Un amor clandestino, ya que ambos estaban casados, pero un amor real bajo la sombra de Franco. Ambientada tras la Guerra Civil española, la miniserie narra la historia de amor prohibida de dos importantes personalidades de la época: una mujer fascinante y avanzada a su época y un ministro de Asuntos Exteriores; y uno de los hombres más poderosos del Régimen. La miniserie se inspira en el libro Lo que escondían sus ojos. Tan sólo tiene cuatro capítulos, donde Ruben Cortada y Blanca Suárez recrearán, además de esa relación, los primeros años del franquismo.
Mientras algunos quedaron cautivados por la puesta en escena y la incipiente historia de amor de sus protagonistas, la mayoría de los espectadores no tardaron en expresar su malestar e indignación por la imagen de la figura de Ramón Serrano Suñer que se muestra en la ficción. Algunos recordaron por las redes sociales la verdadera cara de Serrano Suñer, y criticaron a la cadena por “vestirle de cordero”. Además de ser el cuñado de Franco, fue uno de los ideólogos de la primera etapa del franquismo, la más dura en cuanto a represión y censura. Fue él, precisamente, quien acordó el encuentro entre Franco y Hitler en Hendaya.
Por la ficción aparecen personajes como Francisco Franco o el diseñador Cristóbal Balenciaga, del que Sonsoles fue su gran musa e íntima amiga. De ahí a que la vestimenta fuese un elemento clave, donde los personajes llevan un estilo de Balenciaga, modernos pero sin copiarse. Intentar recrear la época de los cuarenta es muy complicado, tanto para vestuario como para las localizaciones, donde han sabido utilizar muy bien el Centro Cultural de los Ejércitos, en la Gran Vía. Inmuebles palaciegos como la Quinta del Pardo y los Palacios de Santoña y de El Rincón; templos como la Iglesia de San Jerónimo el Real y la Real Basílica de San Francisco El Grande; el mítico restaurante madrileño Lhardy; centros académicos como la Escuela Técnica Superios de Ingenieros Agrónomos, y el Casino de Madrid, en el que se ha ambientado el primer encuentro de esta miniserie. No proyectan una recreación arqueológica ni documental, pero les sirve para apoyar al guión y a la trama.
Rubén Cortada y Blanca Suárez son tan guapos como quizás malos actores, y sobre todo para estos personajes. A su alrededor hay actores mejores como Javier Gutiérrez como Franco. La miniserie solo se centra en el drama amoroso e incluso se banaliza el fascismo. El contexto histórico está sólo de fondo, tanto que ni a Serrano Suñer le han puesto de rubio. ¿Cómo va haber seriedad si tan sólo sacan alguna escena de pobres lamentándose de la falta de trigo y de trabajo? Luego hay cosas tan ridículas como que los personajes ingleses hablen entre ellos con acento inglés.
'Lo que escondían sus ojos' llegó con gran éxito este martes a Telecinco. Ante 3,3 millones de espectadores se presentó en Mediaset a un nuevo ídolo al que admirar. Es guapo, ambicioso e inteligente. Ruben Cortada no es el más indicado para representar al 'Hitler español', ya que ha resucitado en nuestras pantallas al tres veces ministro de este, pero rodeado de mucho glamour. 'Lo que escondían sus ojos' es muy mala e incluso no dice nada. El material en el que se basa la serie no tiene ningún potencial. Profundizar en esa historia, alojada en el corazón del Franquismo, no es nada fácil y más bajo la sombra de Franco. Se analiza cada escena de forma superficial y no consigue llegar a nadie.
A Blanca Suárez y Rubén Cortada les viene muy grande la responsabilidad de sacar adelante una serie con pretensiones más allá del entretenimiento. Pero son gente guapa que les viene muy bien el glamour. Pero tranquilos, no puede haber trampa porque no hay cartón. No hay nada. La miniserie muestra el contexto con demasiada frivolidad y el resultado es una serie muy muy rosa. Blanca Suárez ha decidido entregarse de lleno a su papel y ofrece una interpretación excesiva y Rubén Cortada tiene poco que hacer cuando comparte plano con alguien más.
Los guionistas sabían que se estaban metiendo en la boca del lobo, jugaban a un quiero y no puede y el resultado ha dejado muchas críticas a su paso.
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