Que la soberbia de algunos no nos prive de la recuperación. Que no nos la roben
En 1925 John M. Keynes escribió Las consecuencias económicas de Mr. Churchill, donde criticaba el retorno del Reino Unido al Patrón Oro con la paridad anterior a la Primera Guerra mundial. Lo incorrecto no fue tanto volver al Patrón Oro sino lo inadecuado de la paridad. Keynes predijo que, con una libra tan sobrevaluada se hundirían las empresas exportadoras, aumentaría el desempleo y bajaría el nivel de vida. Eso fue lo que pasó, sumiendo a Gran Bretaña en una recesión que llegaría casi hasta las vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
No he podido evitar la anterior referencia, pues aunque distan bastante un caso y otro, tienen en común un análisis erróneo de la situación por parte de quienes tomaron la decisión, así como la sobrevaloración de la importancia relativa de Gran Bretaña, unos y de Cataluña, los otros. Se ha hablado mucho ya sobre los efectos económicos que tendría una potencial secesión de Cataluña del resto de España (para un estudio académico puede consultarse un trabajo de D. Comenford, N. Myers y J.V. Rodríguez Mora en 2014), aunque la salida de empresas y la depresión de la inversión y, en general, de la actividad económica desde días antes de la declaración de independencia pueden dar una idea de lo volátil que es la confianza.
Durante los últimos días se han hecho públicos tres estudios coyunturales que merece la pena analizar, puesto que los han realizado instituciones relevantes y experimentadas en este ámbito.
La primera de ellas fue la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal). Esta institución es de reciente creación, fruto de la reforma de la gobernanza económica de la Eurozona acordada en 2011. A través de un tratado internacional. En el caso español supuso la reforma del artículo 135 de la Constitución Española en septiembre de 2011, desarrollada con una Ley Orgánica. Así fue como se crearon instituciones independientes de seguimiento de los presupuestos de las administraciones públicas en todos los países de la Eurozona. Dado que en el nuevo artículo 135 todas las administraciones deben actuar siguiendo el principio de estabilidad presupuestaria, la AIReF, formada por expertos y técnicos especializados en finanzas públicas, realiza análisis y recomendaciones periódicas sobre el estado de las cuentas públicas, tanto en el caso del Estado Central como las Comunidades Autónomas. A finales de octubre señaló que veía factible el cumplimiento por parte de las CCAA del objetivo de déficit para 2018 (un 0.4% del PIB). Sin embargo, apuntaban a que dicho cumplimiento estaba condicionado por la inestabilidad política, al tiempo que aplazó su pronunciamiento sobre Cataluña. Unos días más tarde señaló que la crisis institucional de Cataluña reduciría entre 0.7 y 2.7 puntos porcentuales el crecimiento del PIB de Cataluña en 2018 (puede verse en el Gráfico 1 anexo el resumen esquemático de las principales conclusiones). No sólo eso, dicha inestabilidad también afectaría al conjunto de España, con un menor crecimiento el año próximo entre 0.4 y 1.2 puntos porcentuales. La horquilla viene determinada por el escenario más favorable (una crisis institucional corta, resuelta rápidamente con vuelta a la estabilidad) frente a otro escenario de inestabilidad prolongada.
Lo que más le preocupa a la AIReF de estos escenarios previstos es su repercusión sobre las cuentas de las administraciones públicas. Como puede verse en la imagen superior, la probabilidad de cumplimiento de los objetivos de déficit en Cataluña, factible hasta hace unos meses, es bastante baja, sobre todo si se prolongara la inestabilidad. Dado el volumen de la economía catalana, a su vez repercutiría en el propio cumplimiento del objetivo de déficit para toda España y en la salida de nuestro país (prevista hasta ahora para 2018) del Procedimiento de Déficit Excesivo.
De manera similar, el BBVA hizo pública su última actualización de la coyuntura española para el cuarto trimestre del año. En este caso, la incertidumbre en Cataluña (puede verse un índice de dicha incertidumbre en el gráfico superior) restaría entre un 0.2% y un 1.1% a la tasa de crecimiento del PIB en España en 2018, aunque se inclinan por el escenario más optimista. Por otro lado, mantiene para el conjunto de España un déficit público previsto del 3.1% en 2017 y de un 2.4% en 2018, dentro de los límites pactados con la Unión Europea.
Por último, el Instituto ifo alemán ha presentado los resultados trimestrales de las encuestas a expertos económicos internacionales sobre el clima y la situación económica en Europa (el gráfico superior representa los resultados para las cuatro mayores economías de la Eurozona). La valoración global es positiva, con mejores perspectivas en toda la Eurozona en un contexto económico de expectativas favorables. Con una excepción: la española. A pesar de que los expertos valoran positivamente la situación económica, tanto el clima como las expectativas han sufrido un deterioro notable debido a la inestabilidad en Cataluña.
Todo esto no hace sino confirmar lo que todos venimos percibiendo en las últimas semanas: que las expectativas son muy frágiles, que la confianza se puede evaporar en unos días. Las consecuencias, sin embargo, pueden ser duraderas y son más graves cuanto más se persiste en el error, como le ocurrió a la economía británica en el período de entreguerras. Bastaría con haber devaluado la libra esterlina respecto al oro para sacar a su país de un deterioro progresivo. Que la soberbia de algunos no nos prive a todos de beneficiarnos de las ventajas de la recuperación, que está al alcance de la mano. Que no nos la roben.