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el billete / OPINIÓN

La muerte de ancianos reduce el gasto en pensiones

Foto: JOAQUÍN CORCHERO/EP
2/08/2020 - 

Que la cuarentena impuesta por el Reino Unido a los viajeros procedentes de España "nos favorece porque desincentiva que venga gente del Reino Unido" —Fernando Simón dixit— es tan cierto desde el punto de vista epidemiológico como que, desde el punto de vista económico, la muerte de al menos 30.000 ancianos en solo dos meses favorece que se contenga el gasto en pensiones. No imagino al economista José Luis Escrivá soltando esa perogrullada estadística porque el ministro es un tecnócrata pero tiene la empatía que le falta a Simón, quien cada vez se gusta más en su papel de científico despistado desconectado de la realidad.

Con todo, lo más lamentable de la boutade de Simón no es la nula empatía mostrada hacia las personas que ese día volvían a quedarse sin trabajo porque cerraban los hoteles que habían abierto en julio —en Benidorm, sin ir más lejos—, sino la forma de pedir perdón, la peor de las posibles: reiteró lo dicho, sin entender que no se le reprochaba la veracidad sino la oportunidad, y utilizó el condicional —"si en el sector turístico se han sentido ofendidos..."—, que es la manera de llamar susceptible al agraviado.

Pedro Sánchez disculpó a Simón porque "es un epidemiólogo" y las decisiones al final las tienen que tomar los políticos, como también ha recordado el ministro Illa esta semana: los técnicos asesoran pero las decisiones las toma el político. La pregunta es qué hace el asesor epidemiólogo dando explicaciones sobre las decisiones políticas que toma el Gobierno. Es como si las explicaciones sobre el cierre o no de las discotecas en la Comunitat Valenciana las diera Herme Vanaclocha, epidemióloga de cabecera de la Generalitat, y no Puig o Ana Barceló. A Vanaclocha la pusieron delante del micrófono el primer día allá por marzo y decidieron, con buen criterio, que no era una buena idea.

Foto: ALBERTO RUIZ/EP

Entrando en el asunto del ocio nocturno, no me gustaría estar en la piel del presidente de la Generalitat en estas semanas cruciales para el sector turístico en las que cualquier decisión que tome sobre el equilibrio entre contener los contagios y no dejar caer la economía va a ser criticada. Le han criticado hasta sus compañeros de Gobierno, sobre todo Compromís, que paradójicamente fueron los que se resistieron a cancelar las Fallas cuando el día 10 de marzo ya era evidente que no se debían celebrar.

Lo ideal para atajar los contagios sería cerrar todo, meternos en casa otra vez y esperar una o dos quincenas. Es un fracaso para la sociedad que mucha gente esté reclamando a los gobiernos cierres de negocios y confinamientos porque somos incapaces de cumplir las medidas elementales que nos han dictado: mascarilla, lavado de manos y distancia de 1,5 metros. Pero es lo que hay, así que a los gobiernos autonómicos les toca elegir casi cada día hasta qué punto restringen libertades para proteger nuestra salud.

"No se puede ir a brochazos, esto no va de grandes prohibiciones", dijo Puig el viernes en involuntaria alusión a la decisión de parar España durante tres meses por parte del Gobierno central. El president, con sus socios en contra y los partidos de la oposición en calculado silencio, trata de salvar de la hecatombe al principal sector económico valenciano, compuesto por miles de empresas y decenas de miles de personas que se juegan su futuro inmediato durante la canícula. Lo ideal desde el punto de vista epidemiológico sería que cerraran el ocio nocturno, las terrazas, los parques infantiles, las zonas comunes de las urbanizaciones privadas… Pero decisiones de brocha gorda ya tuvimos suficientes cuando el responsable era el ministerio.

Foto: EUROPA PRESS

No seré yo quien le diga a Puig lo que tiene que hacer con el ocio nocturno, que bastantes asesores oficiales y oficiosos tiene ya dentro y fuera del Palau. Sus aciertos o errores habrá que evaluarlos a posteriori, tanto desde el punto de vista sanitario como económico. Hasta ahora no ha llevado mal ese equilibrio: la Comunitat Valenciana no está entre las más azotadas por la covid-19 a pesar de ser uno de los principales destinos turísticos de los españoles, como no lo fue en lo peor de la pandemia a pesar de que el virus entró por València desde Italia con las mascletaes ya en marcha.

Cuando la fuente oficial miente 

Es una pena que esos comparativamente buenos resultados epidemiológicos no vayan acompañados de una política seria de comunicación por parte de la Conselleria de Sanidad. De la falta de respuesta a numerosas preguntas durante cuatro meses hemos pasado a algo intolerable, que una fuente oficial mienta a los medios de comunicación que tratamos de dar información veraz en medio de tantos bulos.

Ya son varias veces. La última, este viernes, cuando dos redactoras de Plaza trataron de confirmar que Sanidad iba a autorizar la reapertura de discotecas en Gandia a partir del sábado. La responsable de Comunicación se lo negó a las dos por teléfono y por Whatsapp. Como teníamos la seguridad de que era cierto, no era la primera vez que nos mentían y, además, supimos que la Conselleria iba a anunciarlo esa misma tarde, publicamos la primicia a pesar de la negativa de la fuente oficial. Poco después llegó el comunicado de la Conselleria sin que nadie hubiese llamado ni escrito a las periodistas para rectificar la fake news oficial.

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