DISEÑO E ILUSTRACIÓN

Jay Cover: “Un error en los ilustradores emergentes es querer definir su estilo demasiado pronto”

El ilustrador británico, colaborador de medios como Monocle, Apartamento y Sunday Times, ofrecerá este viernes una charla enmarcada en las actividades del Master de Diseño e Ilustración de la UPV

14/02/2019 - 

VALÈNCIA. Posee un estilo gráfico fresco, contemporáneo y muy versátil. Es un ilustrador joven, y al mismo tiempo una figura consolidada dentro de un sector en el que no es fácil despuntar profesionalmente. Puedes encontrar los trabajos de Jay Cover en un bolso de tela del London Center of Books Arts; ilustrando artículos de actualidad en periódicos como el Sunday Times o integrado en revistas de tendencias como Monocle o Apartamento. Cover también imparte clases en el Camberwell College of Arts (Londres) y pertenece al colectivo multidisciplinar de artistas Nous Vous. Es, en suma, un caso inspirador para las nuevas generaciones que quieren hacer carrera en el campo de la ilustración, razón por la que ha sido invitado este viernes a impartir una charla en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de València. El encuentro, que es gratuito y de acceso libre hasta completar el aforo, se enmarca en las actividades paralelas que organiza el Master de Ilustración y Diseño de la UPV que dirigen Nuria Rodríguez y David Heras. La nómina de creadores que han pasado a lo largo de los años por las llamadas Ilustrafics Talks incluye nombres tan respetados como el del diseñador gráfico francés Jean Jullien –“al que trajimos cuando todavía no era inalcanzable”-, Nicolas Burrows, el dúo berlinés Golden Cosmos, Ben Newman, Catalina Estrada y muchos otros. Después de Jay Cover, la próxima cita será el 5 de abril con Olga Capdevila. “Son todos ilustradores sensacionales, punteros ahora mismo, jóvenes y que suponen una carta de esperanza para los alumnos”, explica Sergio Membrillas, uno de los ilustradores valencianos con mayor proyección internacional y profesor de ilustración conceptual en este master, en el que hay tantos docentes como alumnos.

Complex Simplicity, título escogido para esta charla, hace referencia a la valiosa cualidad de encapsular conceptos complejos con pocos elementos. Un don que caracteriza el trabajo de Jay Cover, con quien hablamos para conocer de antemano su visión sobre la profesión. 

-Imagino que tanto en tus clases en la universidad como en este tipo de encuentros con el público te pedirán consejos a menudo. Muchos verán en ti un ejemplo de cómo conseguir prestigio cuando todavía eres joven.
-Yo les aconsejo que se tomen su tiempo para pensar qué tipo de dibujo quieren hacer y cuánto les apetece hacerlo. No hay urgencia. Veo a muchos ilustradores emergentes tratando de definir un estilo propio demasiado pronto en su carrera profesional. Creo que se debe tomar más tiempo para llegar a ese punto; hay que dejar que el lenguaje visual evolucione de manera natural. De este modo, a largo plazo estarás más satisfecho. Otro buen consejo es que sean lo más proactivos que puedan a la hora de buscar trabajo. Por supuesto que es muy positivo tener tu portfolio en una web y una cuenta de Instagram, pero creo que también ayuda mucho intentar conocer a gente con la que te interesa trabajar. Puedes dejar caer tu mail y decir algo así como: “Hola, me gusta mucho lo que hacéis y me gustaría aprender más de ello, ¿podemos vernos para tomar un café?”. Así puedes encontrarte cara a cara y hablar sobre cualquier oportunidad que pueda tener para ti. Y en caso de que no sea así, a lo mejor puede hablarle de ti a otros colegas de profesión. Como mínimo habrás hecho un nuevo amigo y un contacto valioso.

-Comenta David Heras, uno de los directores del master de Diseño e Ilustración de la UPV, que es interesante tener un estilo reconocible, pero que es más importante todavía tener capacidad de adaptación a distintos medios y soportes. En tu caso esta cualidad se ve muy claramente, porque recibes encargos de muy diversa índole y además te gusta experimentar con otros materiales.
-Me encanta experimentar con nuevos materiales. Hago punto de cruz, pinto con plastilina, hago piezas de arte plástico, a veces trabajo con telas, madera o escultura. Pero ese tipo de obra la considero una afición. Intento no poner esta faceta en muchos contextos, porque no quiero que se convierta en mi profesión, porque sino al final todo se convierte en trabajo. Estoy feliz con la ilustración como modo de vida.

-¿Siempre tuviste claro que querías enfocar tu creatividad hacia la ilustración en lugar de, pongamos, en el arte plástico?
-En un principio no me orienté hacia la ilustración. Cuando me gradué en la universidad empecé a trabajar en proyectos muy distintos junto al colectivo Nous Vous: encargos de diseño, comisariados, talleres, exposiciones de arte. Pero más tarde me di cuenta de que lo que más me gustaba era hacer dibujos sin tener que pensar en el tema del que hablar. Me gusta trabajar con gente, y siempre me ha gustado la idea de que lo que haga acabe siendo útil en algún sentido. Por eso escogí la ilustración como medio expresivo.

-Se dice que en España, y en València particularmente, la ilustración atraviesa un momento muy dulce ¿Qué visión se tiene desde fuera de los ilustradores españoles? ¿Qué figuras te han llamado más la atención?
-Si soy completamente honesto, no conozco demasiados ilustradores españoles más allá de Sergio Membrillas. Pero creo que es porque en internet ya no se sabe quién viene de qué país. Es como si todo el mundo viviese en todas partes. ¿Antonio Ladrillo es español? [Sí, de hecho vive en València]. Su trabajo siempre me ha parecido muy fresco, vibrante y me encanta lo minimalista que es. También me gusta mucho su obra plástica y cómo es capaz de desarrollar dos carreras profesionales paralelamente. Espero conocer mucho más sobre ilustradores españoles aprovechando mi viaje a València esta semana.

-De alguna manera también llevas adelante dos trayectorias al mismo tiempo: una como profesional independiente y otra dentro de Nous Vous, junto a Nicolas Burrows y William Luz ¿Qué te ha aportado esta forma de trabajo colectiva?
-Trabajar con Nous Vous ha sido muy provechoso para mí, no sé ni cómo empezar a explicarlo. En él gané mucha experiencia y me dio la oportunidad de probar muchos caminos diferentes; me proporcionó muchos contextos diferentes para desarrollar mi trabajo. Formar parte de un colectivo te otorga anonimato y espacio para probar cosas nuevas que quizás no te atreverías a hacer por tu cuenta en un primer momento. Estar rodeado de gente que siempre está aprendiendo cosas nuevas te da confianza, y compartir con los demás te ayuda a desarrollarte más rápido. Nous Vous está en permanente evolución, siempre se ha adaptado a las nuevas necesidades que surgían en nuestras vidas. Ahora funciona más como una agencia, porque Nic y Will acaban de ser padres y no tienen tanto tiempo como antes. 

-El año pasado publicaste Walls (Muros), un libro ilustrado que ha llegado a definirse como playschool politics (política para niños de guardería). Es un libro gráficamente amable y naif, pero indisoluble de los problemas políticos a los que nos enfrentamos en la actualidad: Brexit, crisis migratorias a causa de la guerra, Trump y la amenaza de construir un gigantesco muro que lo separe de México…
-Walls fue un proyecto fantástico para mí. Fue la primera ocasión en la que me sentí con confianza para expresarme sobre un tema político. Normalmente no me siento cómodo haciéndolo; pienso que qué derecho tengo a decir algo. Pero en ese caso fue Brad Holdgrafer quien había escrito el libro. Lo compartió conmigo y me sentí muy afín a su mensaje. La intención del libro era cuestionar el punto de vista de Donald Trump, presentar otra manera de ver la situación. Mucha gente fue crítica con el libro, al entender que era una especie de llamamiento a la protesta. En realidad queríamos llegar más lejos. Queríamos poner en tela de juicio la misma idea de levantar muros. Es una especie de cuento que alerta sobre el pensamiento dogmático. Muchos padres me han comentado que este tipo de libros les facilita hablar con sus hijos de determinados asuntos preocupantes. Es un punto de partida para establecer una conversación con sus hijos.

-El primer contacto que tienen los niños con la literatura suele ser a través de la ilustración ¿Qué autores y dibujantes te marcaron a ti durante ese periodo?
-El que más me ha marcado es El cocodrilo debajo de la cama, de Judith Kerr. Trata de un niño que está enfermo, pero tiene un montón de aventuras con un cocodrilo que cobra vida en su habitación. Habla de cómo afrontar un problema utilizando tu imaginación. No puedo recordarlo del todo, pero creo que llegan a construir una nave espacial a partir de una caja. Me gustan los libros infantiles que no lanzan mensajes demasiado obvios. Desde que soy adulto me he metido más en la literatura infantil y he comprado a mi sobrino muchos libros de Judith Kerr, Laura Carlin y Jon Klassen. Me encantaría hacer un día un libro para niños que sea divertido sin más. Para que sea el propio niño el que le encuentre un significado.

-¿Qué importancia tiene el sentido del humor a la hora de empatizar con el público y transmitir mensajes gráficamente?
-El sentido del humor es una manera de romper las barreras entre la información y la audiencia. Conseguir que la gente se ría la mantiene interesada, incluso en asuntos que en principio podrían parecer intimidantes. Para mí el humor es una herramienta profesional, que además surge de manera natural en mí. Es parte de mi forma de ser. Y yo soy de los que creo que el trabajo debe reflejar la personalidad de cada uno. Todos los ilustradores que admiro lo hacen. Utilizan su perspectiva personal para ayudar a entender el mundo. 

-¿Qué te resulta más interesante, trabajar sobre ideas ya muy definidas o que te den absoluta libertad para ilustrar un texto o desarrollar la imagen de una institución o empresa?
-Ambas facetas tienen su parte divertida y su parte desafiante. Por ejemplo, a veces un director de arte tiene una idea muy sólida sobre lo que quiere y me lo pide casi como una instrucción. Por ejemplo: “Dibújame a un hombre que tiene mucha prisa y lleva consigo una maleta”. Cuando me llegan ese tipo de encargos a veces me siento muy aliviado, porque no tengo que pensar y puedo centrarme en qué aspecto le doy al personaje y cómo encaja con la marca a la que estoy representando. Pero otras veces recibo encargos muy abiertos como: “¿Puedes hacer algunos dibujos para nuestra empresa?” En esos casos tengo que investigar y tratar de determinar qué quieren realmente, qué les representa mejor visualmente. Esto requiere más ideas. 

-¿Rechazas trabajos que no te parecen atractivos?
-Sí, ahora mismo sí lo hago. Tengo la suerte de poder elegir. He establecido un estilo y unos parámetros, y elijo trabajar para gente que no me pide salir de ellos. 

-¿Qué encargo, de todos los que han caído en tus manos, te ha reportado más satisfacción?
-Creo que el trabajo con el que mejor me lo he pasado fue la serie de sellos que me pidieron para la Isla de Man. En ese trabajo probé una técnica de producción con la que no estaba familiarizado, y en una escala muy diferente a la que estoy acostumbrado. Además, el tema en cuestión requirió mucha investigación por mi parte. Es uno de esos encargos donde no puedes fallar, porque es un sello, va a formar parte de un archivo para siempre, y representa a una nación de personas que quieren celebrar sobre su propia identidad. Las exigencias eran muy elevadas. Pero creo que saco lo mejor de mí en aquellos proyectos que me obligan a aprender mucho.

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