VALÈNCIA, (EFE). Desarrollar un "sistema nervioso" de sensores ópticos avanzados que podrá aplicarse en campos como la biomedicina, la ingeniería civil y textil o el sector energético es el objetivo fundamental de Finesse, un proyecto europeo entre cuyos socios se encuentra la Universitat Politècnica de València (UPV).
En el parque científico de esta universidad (la Ciudad Politécnica de la Innovación), y concretamente en los laboratorios del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia (ITEAM), se fabricará el corazón de estos sensores, la parte óptica, han asegurado desde la institución académica.
El proyecto, que está coordinado por la Escuela Politécnica Federal de Laussane (Suiza) y se prolongará hasta 2020, incluye también la formación de quince jóvenes investigadores europeos, tanto para la fabricación de los sensores de fibra óptica como para su transferencia al sector empresarial.
De todos ellos, ocho pasarán por los laboratorios del ITEAM, de manera que la Universitat Politécnica de València será de los socios que más investigadores reciba para su formación, dentro un proyecto del que también forma parte la Universidad madrileña de Alcalá de Henares.
El investigador del ITEAM Salvador Sales ha destacado que el laboratorio de este instituto cuenta con más de quince años de experiencia en la fabricación de estos dispositivos ópticos y se ha convertido en un laboratorio de referencia a nivel europeo.
Así lo demuestra, según ha afirmado, el elevado número de investigadores que pasan por sus instalaciones para formarse, tanto en el marco de este proyecto europeo, como de otras colaboraciones internacionales que realiza la ITEAM.
Sales ha explicado que frente a la generación de sensores electrónicos, los sensores ópticos destacan por ser "energéticamente muy eficientes" y por "ser inmunes a las interferencias electromagnéticas" y tampoco generarlas.
Eso, ha afirmado, permite que esta tecnología pueda ser empleada "en ambientes especiales que van desde aplicaciones médicas a ambientes explosivos", como pueden ser centrales eléctricas o nucleares, u otros espacios donde puede en lo que se puede producir concentración de gases.
"Su rango de funcionamiento es enorme, incluso en condiciones extremas de temperatura o humedad; pesan muy poco, son muy pequeños y tienen una gran eficiencia energética", ha destacado Sales.
Todo ello, ha apuntado este investigador, "hace que se puedan utilizar en múltiples sectores; su potencial es enorme y la demanda del sector industrial es cada vez mayor".
Así, en el marco de este proyecto se prevé desarrollar, para el Instituto Tecnológico Textil-Aitex y el fabricante de equipos de descanso Donalit, sensores que irían incluidos en tejidos "inteligentes" y que permitirían monitorizar diferentes variables fisiológicas de los usuarios.
También se trabajará en una nueva generación de sensores para ingeniería civil, en este caso para la empresa pública Adif y las empresas Calsens (de la UPV) y Becsa; nuevos equipos para monitorización en el entorno aeroespacial, que se desarrollarían en este caso para la multinacional Thales; y sensores de radiación nuclear para Andra.
Se trata de alguna de las empresas participantes en el proyecto, ha asegurado Salvador Sales, quien ha indicado que el proyecto Finesse aglutina a veintiséis socios, entre universidades, centros de investigación y el sector industrial.
Las empresas trasladarán sus necesidades de producto y el resto de socios trabajará en la I+D para dar respuesta a esas demandas, ha explicado el investigador del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia.
El objetivo, según Sales, es hacer estos sensores cada vez "más baratos" y accesibles -una de sus desventajas es el enorme coste que tienen- con el fin de ampliar sus aplicaciones, más allá de las grandes obras, donde estos sensores se utilizan desde hace más de diez años.
Por parte de la UPV, junto a Salvador Sales participan también en el proyecto Ivana Gasulla, Javier Madrigal, David Barrera y Demetrio Sartiano, todos ellos del ITEAM; así como Pedro Calderón, del Instituto de Ciencia y Tecnología del Hormigón (ICITECH), y Pablo D'Este, ingeniero de la UPV-CSIC.