La publicación denuncia mediante fotografías y mensajes distorsionados la necesidad constante de sentirnos productivos o el bombardeo mediático de los últimos meses
VALÈNCIA. La estudiante de comunicación audiovisual y fotógrafa Paula Lorenzo se dedicó durante la cuarentena a recopilar las emociones que emanaban de las personas al estar encerradas. Para ello creó, junto a su compañera Anna Alegre, una cuenta en Instagram donde proponía cada semana un estado de ánimo que los usuarios interpretaban enviándole fotografías sobre la emoción en cuestión que ellas escogían. Aquel proyecto derivó en una reflexión más profunda sobre el malestar por no sentirse productivo durante el confinamiento.
Fruto de este proyecto digital surge un fanzine que busca plasmar todas las emociones que ha ido experimentando a lo largo de los meses de encierro. En concreto, aquellas que han acabado por abrumarla. Se trata de Infovirus, una publicación que mezcla fotografía (hecha mediante su propia webcam), imágenes y titulares de prensa, todo ello distorsionado con Photoshop e Indesign.
Infovirus tiene un claro objetivo: visibilizar aquellas emociones de vulnerabilidad que ya estaban presentes antes del coronavirus, y que esta situación ha intensificado. Habla del bombardeo mediático continuado de los últimos meses, de la necesidad de sentirnos hiperproductivos para formar parte “del engranaje de nuestro sistema de mercado” o de la necesidad de percatarse de que hay momentos en los que es mejor echar el freno.
Paula Lorenzo ha confeccionado su fanzine mientras estudiaba el curso de desarrollo de proyectos fotográficos de la Fotoescuela. Explica que durante el confinamiento decidió “hacerse fotos cada día en las que apareciera tosiendo”. Buscaba expresar su agobio a través de este gesto, y quería hacerlo de forma muy íntima, de manera que utilizó la webcam de su ordenador, “esa cámara que es solo interna, casera y que nadie utiliza casi nunca”, pero que durante la cuarentena adquirió un sentido renovado.
A partir de ahí, la fotógrafa fue viendo cómo los medios de comunicación y las redes sociales nos exponían a ingentes cantidades de información, todas ellas agoreras. Algo que ella misma considera lógico, puesto que “estamos viviendo una situación donde durante mucho tiempo todo ha sido novedoso”. No obstante, Lorenzo también apunta que ese chorro continuado e incesante de información “resultó caótico y de alguna forma insostenible para ella”.
Con todo, Paula Lorenzo denuncia con su fanzine que “en una situación de una vulnerabilidad tal para las personas, los medios de comunicación tendrían que saber cómo gestionar su actuación, teniendo en cuenta la reacción de la ciudadanía”. Reconoce que es complicado, puesto que “en la era digital es casi imposible desconectar”. Simplemente expresa los sentimientos que ha tenido a lo largo de todo este proceso.
Infovirus mezcla sus ‘autofotos’ de webcam, extractos de texto recogidos de medios o incluso conversaciones de Wathsapp, comentarios irónicos y reflexiones de Lorenzo a modo de diario. La fotógrafa hace hincapié en la importancia de su webcam durante la cuarentena y de cómo esta ha posibilitado la creación del fanzine: “Esa webcam, que de alguna manera siempre había estado ‘confinada’ porque nunca la utilizaba, es como un paralelismo con todos nosotros”.
Tanto las imágenes como las letras del fanzine están en muchas partes distorsionadas. Con ello, la fotógrafa ha querido expresar “la situación de insostenibilidad en la que de repente se han convertido nuestras vidas. Personalmente, yo he sufrido una vorágine de emociones tanto internas como externas muy complicadas de gestionar. Esa distorsión física plasmada en el fanzine me parecía una forma fácil de expresar lo que sentía”. Algo preexistente en el mundo anterior, como ella misma indica, pero que la pandemia ha hecho que “sintamos de manera mucho más presente”. Habla concretamente de los bulos y de la desconfianza que estos generan en la sociedad, para lo que utiliza el concepto de ‘infodemia’.
El fanzine también busca expresar que “el sistema de mercado nos obliga a tener que ser necesariamente hiperproductivos para poder estar bien”. La fotógrafa incide en que “eso es una gran mentira. Cada persona lleva sus tiempos, y más en una situación así”. Es cierto que desde hace meses se ha reivindicado vía redes sociales ese ‘derecho a sentirse mal’. Al respecto, Lorenzo opina que “la pandemia nos ha obligado a parar, y eso te hace replantearte la forma tan rápida, automática y despersonalizada en que vivíamos antes”. Aboga por “no sentirnos menos válidos por no ser productivos”, por “huir de la competitividad y del mensaje de ‘si no haces nada no vales nada’”.
Paula Lorenzo, además de gestionar la cuenta de Instagram CamMoods y de confeccionar sus proyectos artísticos, es cofundadora de la Asociación Cumul de producción artística contemporánea en Castellón: “Es un espacio que responde a la falta de espacios culturales contemporáneos en Castellón”. La asociación está formada por un grupo multidisciplinar de creadores que exploran perspectivas distintas como la fotografía, el vídeo, la escultura, la instalación, la literatura y la moda.
Tras la revolución musical de los 60 y el efecto que tuvo en grandes masas de jóvenes, la industria musical se apresuró a convertirlos a todos en clientes, a los artistas en productos y a las escenas en mercados. La ciencia económica pronto se mostró incompatible o reticente a la frescura del arte y algunos adolescentes de la época iniciaron una pequeña nueva revolución. Bomp! fue uno de los fanzines más importantes que hicieron de la autoproducción y los sellos independientes una cultura que estalló con el punk