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abogado EN BRUSELAS y ex eurodiputado DE CIu

I. Guardans: "Todas las empresas deben prepararse para una situación de desastre con el Brexit"

24/02/2018 - 

ALICANTE. El abogado y ex eurodiputado Ignasi Guardans (Barcelona, 1964), ha inaugurado este viernes los Desayunos de Alicante Plaza y Casa Mediterráneo. Como abogado residente en Bruselas y conocedor de la administración europea, por su etapa de parlamentario, Guardans ha desgranado las 10 cuestiones sobre la Unión Europea de las que se hablará durante este 2018: Terrorismo, Ciberseguridad, Migraciones y Refugiados, Autoridad Europea del Trabajo, Brexit, Financiación de los Estados tras la salida del Reino Unido, Elecciones Europeas 2019, el futuro del euro, Acuerdos Comerciales con terceros países y Mercado Único Digital. 

-De todas ellas, ¿cuál es la más preocupante para la economía de España?

-Creo que hay dos: cómo arreglamos la salida del Reino Unido y cómo se encarrila. No se va cerrar del todo durante este 2018, pero al menos como se diseña la salida del Reino Unido con la Unión Europea. Esto tiene unas consecuencias para España muy importantes: si no lo hacemos bien, perdemos todos. Debe quedar orientada en 2018 y si no hay acuerdo, no iremos bien. Otra cuestión importante, aunque a los ciudadanos les parezca muy remota, es la reestructuración de la gobernanza del euro. El marco jurídico alrededor del euro, todo el marco jurídico del sistema financiero europeo. El tema de la inmigración también es un importante y tampoco quedarán cerrados a lo largo de este año.

"CUALQUIER EMPRESAS CON UN VOLUMEN DE EXPORTACIÓN DEBE HACER LOS DEBERES Y TENER PLANES DE CONTINGENCIA"

-El caso del Brexit ha generado mucha preocupación en la Comunitat Valenciana: viven muchos residentes británicos y hay muchas empresas que exportan al Reino Unido. ¿Están ambas cuestiones solventadas en las conversaciones Reino Unido-Unión Europea?

-No, no hay nada solventado. Todas las empresas deben prepararse para una situación de desastre. Y lo deben saber, no es una broma. Igual que cuando se hablaba del referéndum del Brexit, se decía: "Eso no pasará"; ahora, las empresas están en la misma situación. "Bueno, ha habido referéndum, pero seguro que se ponen de acuerdo", decían. Posiblemente, no se pongan de acuerdo porque hay muchas cuestiones sobre la mesa y, por tanto, las empresas se deben preparar para un escenario, que aunque no será inmediato, pero que es de ruptura. Existen grandes esfuerzos para que eso no sea así, pero puede pasar. Y si pasa, será a partir de 2020, que para una empresas y sus proyectos es dentro de cuatro días. Es posible que haya dos sistemas de regulación diferentes y que se tengan que pedir permisos dos veces. Habrá flujo comercial como si fuera un tercer país más, pero no dentro de la Unión Europea. Cualquier empresa con un volumen de exportación debe hacer los deberes y tener planes de contingencia.


-¿Puede Reino Unido cambiar de socios comerciales a partir de 2020?

-No es que cambie de socios comerciales, sino que entramos en una nueva fase en la que el Reino Unido pasa a ser un país tercero a todos los efectos. En una situación extrema, en la que yo no creo, el Reino Unido podría pasar a tener una relación mucho más preferencial y hacer competencia desleal desde fuera. Esa situación, de tener una especie de Singapur ultraliberal al otro lado del Canal de la Mancha, yo no lo veo, pero es posible, aunque Reino Unido perdería más de lo que ganaría. Tan extremo no lo veo, pero los retrasos en la tramitación de las exportaciones pueden generar muchos problemas a las empresas españolas. 

"Los nuevos británicos que se jubilen a a partir de 2020, no estarán en la misma condición, no podrán beneficiarse del sistema sanitario europeo"

-Y en cuanto a los residentes británicos en España, ¿qué puede pasar?

-A los británicos que ya están aquí no les va a pasar nada, como tampoco a los europeos que están en el Reino Unido porque ya tienen los derechos consolidados A partir de 2020, cuando acabe el periodo de transición, la situación será diferente. Los nuevos británicos que se jubilen a partir de ese año, no estarán en la misma condición, serán radicalmente diferentes y no podrán beneficiarse del sistema sanitario europeo, ni podrán tener la movilidad que tienen. Desde el punto de vista del turismo, es diferente: porque ahora hay turistas rusos, y no están en la Unión Europea. En el turismo se notará menos, pero todo lo que es a largo plazo sí que cambiarán las condiciones. 

-En tu charla en Alicante, has hablado de la preocupación que hay en el seno de la Unión con las inversiones chinas. ¿Qué está haciendo la UE ante eso? ¿Las está frenando?

-Es una preocupación importante. Por un lado, todo el mundo quiere atraer inversión extranjera, y China es quien está más capacitado para hacerlo. La Unión Europea mantiene una relación abierta respecto a la captación de esta inversión, hay buena voluntad de relación comercial con China, pero a la vez, hay preocupación porque no está jugando de acuerdo con las reglas del juego. Hay unos asuntos públicos encubiertos: la dominancia de la inversión china en sectores estratégicos puede acabar siendo muy peligrosa. En estos momentos, la Unión Europea lo que está es revisando la posibilidad de limitar la inversión china en sectores estratégicos. Y lo que falta es definir qué son intereses estratégicos: no es lo mismo lo que era estratégico en el año 1960 y lo que es ahora, en 2018. Los cambios tecnológicos han pasado a ser estratégicos, y no sólo las infraestructuras. Hay inquietud y falta saber cómo se materializa eso jurídicamente sin que la Unión Europea se convierta en un espacio cerrado a la inversión, que tampoco lo podemos ser. Es una debate complicado.  

"En estos momentos, la Unión Europea lo que está es revisando la posibilidad de limitar la inversión china en sectores estratégicos"

-China es preocupante porque amenaza a la competencia...

-No sólo por eso, como si fuera una empresa más. Las empresas chinas son algo más que empresas y que la agenda económica de China es algo más que una agenda económica. Por ejemplo, el hecho de que el 75% de los puertos británicos estén en manos de empresas chinas, y que puedan acabar dominando todos los puertos de Europa, puede tener consecuencias que no son estrictamente económicas, como, por ejemplo, de seguridad y de modelo. Y es lo que hay detrás: si China fuera una democracia con equilibrios internos, estaríamos hablando de otras cosas. 

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