VALÈNCIA. Hace unos días, cuando aún brillaba el sol y era primavera de verdad -y no esta estafa en la que se ha convertido-, se celebró la tercera edición del Festival de l'horta Turia en la Masía de San Antonio de Benifaió. El evento, organizado por la marca de cerveza, es un encuentro de conciertos musicales, gastronomía tradicional y artesanía que pretende acercar, sobre todo a los más jóvenes, la huerta de València. Una excusa perfecta para pasar un domingo de sol al aire libre con amigos y dar por inaugurada la temporada de festivales musicales.
En el jardín de la masía se dispusieron distintas casetas donde poder comprar o comer productos de la huerta que se cocinaban en el momento gracias a un servicio de parrillas. A las frutas y verduras recién recolectadas, las llaman “productos de Km0”, que se ve que así impacta más. Pues eso, mucho Km0, talleres donde poder dar rienda suelta a la creatividad intentando hacer cerámica aunque el resultado sea más bien una morcilla -Km0, también claro- y hasta una exposición de obras inspiradas en la huerta y el mundo agrícola promovida por la galería de arte Pepita Lumier. Y paella, también hubo paella porque un domingo en l’horta sin paella ni es domingo ni es nada. Estaba buena, por cierto.
Entre los grupos que se subieron al escenario ubicado entre palmeras sonaron: Els Jóvens, The Parrots, el niño prodigio del electropop Lewis OfMan, Cero en Conducta y Hits With Tits. Pero si hubo dos grupos que hicieron bailar al personal -aún más- esos fueron Novedades Carminha y Cariño. Las componentes de Cariño cantaban su popero “Me gustan las chicas” y los chicos y chicas les hacían los coros mientras saltaban repartiendo amor, convirtiendo esta canción casi en un himno generacional.
El termómetro marcaba 30 grados y el sol caía a plomo sobre los huertos de naranjas y caquis y las más de 3500 personas que acudieron. El temido cambio de armario se produjo en un pestañeo dejando en libertad shorts, crop tops al más puro estilo Rosalía y camisas hawaianas -esto último supongo que por la “conexión palmera de l'horta-Hawai”- Las más previsoras hasta se atrevieron con las sandalias. Y así, con estos estilismos, el calor, la modernor valenciana, las palmeras, la piscina, el escenario... más de uno se vino arriba pensando que el Festival de l'horta era el Coachella. Los chicos de The Parrots así lo transmitieron en sus stories de Instagram. No les culpo, el calor y las cervezas -litros y litros- son capaces de crear los espejismos más increíbles. Lewis OfMan, en cambio, se desmarcaba más místico declarando que la acogida del público y la localización había sido un sueño.
El caso es que el festival se retransmitió casi al segundo por Instagram porque, permítanme la expresión de cronista de sociedad rancia, el “todo València” estuvo en la masía de Benifaió.
Entre los urbanitas que cambiaron asfalto por huerta estaban: el sombrerero Betto García muy agrícola con su estilismo de pimientos estampados, Elena Gimenez y Jorge Vento de Santo Spirito Vintage presumiendo de la recién estrenada web de su tienda, Alba Barrera de Bam Bam Studio, la siempre estilosa Maite Sebastiá, Lucas Zaragosí y Adrián Salvador de Savage, el jovencísimo diseñador de Becomely Quique Vidal, Álvaro Martínez luciendo brazos cincelados, Belén Segarra, la ilustradora África Pitarch junto a Patricia Moreno y Paula Collado de Corinne Films. Silvia Lorente, redactora de Cosmopolitan y valenciana de adopción, Hector Campoy y un largo etcétera que se completó con la aparición sorpresa de James y Oliver Phelps, actores que en Harry Potter encarnaron a Fred y George Weasley.
Los gemelos estaban encantados de haber cambiado Hogwarts por la terreta, normal. El motivo de su presencia en el festival está relacionado con la inauguración de la exposición “Harry Potter: the Exhibition” a la que asistieron unos días antes y que se muestra en el Museu de les Ciències.
Cultivar tu propio huerto es el nuevo running
En el Saler, con una paella del restaurante Lahiver sobre la mesa, unos amigos me intentaban convencer hace unos días de las ventajas de tener una pequeña parcela en la que poder cultivar tus propias verduras y hortalizas. Y una que no pisa nada más que asfalto o arena, los miraba escéptica porque eso de los abonos y la azada suena a un mundo aparte. Pero resulta que los dueños de esos huertos son tan urbanitas como yo o como ustedes, así que son huertos aptos para agricultores -muy- inexpertos.
El caso es que tener un pequeño trozo de tierra para cultivar tus propios tomates y lechugas es tendencia. Y teniendo l'horta tan cerca lo raro es que esta moda no haya aparecido mucho antes. Una iniciativa que puede ayudar a salvar la huerta y acercarla a más personas.
El sistema es sencillo, alguién con un terreno alquila pequeñas divisiones de 20-90m2 con contratos anuales o mensuales y nos da derecho a cultivar lo que nos apetezca. Además se facilita lo necesario para conseguir ver crecer nuestra cosecha (agua, abono, herramientas). Los más preparados tienen incluso un baño y paellero/barbacoa así como taquillas para dejar las herramientas. Huertos de diseño para cosmopolitas que no se deciden a abandonar la ciudad.
Quizás, dentro de poco, ir a recoger lechugas el fin de semana se convierta en el nuevo running. L’horta es más tendencia que nunca.