España se posiciona tecnológicamente entre los primeros puestos
VALÈNCIA. Por cada euro que se invierte en investigación aeroespacial, entre 3 y 5 euros retornan a la economía. Aunque muchos no seamos conscientes de ello, hay quien afirma, como César Ramos, director general de la Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Aeronáutica y Espacio, TEDAE, que, por ejemplo, “si los satélites dejaran de funcionar, la economía mundial simplemente colapsaría”.
La misma fuente asegura que “las actividades relacionadas con el espacio generan 257.000 millones de dólares cada año” y que “la ciencia y la tecnología ayudan cada vez más a abordar muchos de los desafíos a los que se enfrentan los países en desarrollo. Los sistemas espaciales, en particular los satélites de comunicaciones y los satélites de teledetección, tienen el potencial de desempeñar un papel importante en estos esfuerzos”.
En este campo, España ha logrado posicionarse tecnológicamente entre los primeros puestos. El año 2018 ha sido especialmente relevante para nuestro país. Un hito importante lo marcó el lanzamiento del satélite PAZ, en servicio desde septiembre, seis meses después de su lanzamiento. PAZ surge de un proyecto que el Ministerio de Defensa encargó a la empresa española Hisdesat que figura como propietaria, operadora y explotadora del satélite.
En su desarrollo han intervenido un total de 15 empresas y 3 universidades generando 425 empleos directos de alta cualificación. A estos se suman otros 100 puestos de trabajo una vez que el satélite está en órbita y los empleos indirectos que se creen por el desarrollo de aplicaciones y servicios basados en imágenes SAR.
La inversión requerida ha sido de 160 millones de euros con una vida útil del satélite ‘espía’ prevista entre 5 y 7 años. La manera de rentabilizar la inversión será, en parte, a través de la venta a terceros de las imágenes capturadas por el satélite. PAZ tiene capacidad para emitir hasta un máximo de 100 imágenes radar diarias con idéntica precisión a cualquier hora e independientemente de las condiciones atmosféricas. Cubre un área superior a los 300.000 km2 y está a 514 kilómetros de altitud.
Al margen de los servicios gubernamentales que pueda aportar el satélite, las imágenes radar tienen también numerosas aplicaciones de uso civil. Según afirma la empresa, PAZ orbita alrededor de la tierra 15 veces al día. “Las detalladas imágenes radar aportan una gran cantidad de información especialmente útil para múltiples aplicaciones, como son: control fronterizo, inteligencia, control medioambiental, protección de los recursos naturales, operaciones militares, verificación de tratados internacionales, vigilancia de la superficie terrestre, urbanismo, planificación de infraestructuras, evaluación de catástrofes naturales o cartrografía de alta resolución, entre otros”. A todas las referidas, pueden añadirse trabajos a demanda de empresas particulares. Para su comercialización, Hisdesat creará un ecommerce desde su sitio web.
El otro satélite de observación de la tierra en el que trabaja Hisdesat es Ingenio, del que se espera que esté en órbita antes de que finalice 2019. Se trata de otro avanzado instrumento óptico al que algunos consideran “el mayor proyecto espacial acometido por la industria española”.
En cuanto al accionariado de Hisdesat hay que decir que cuenta con importante presencia del sector público y de las principales empresas españolas del sector espacial quedando repartido de la siguiente manera: la operadora de satélites de comunicaciones Hispasat (43%), la sociedad pública perteneciente al Ministerio de Defensa, ISDEFE (30%), AIRBUS Defence & Space (15%), INDRA (7%) y SENER (5%). El accionariado responde a un modelo de colaboración de capital público privado para proporcionar servicios de carácter estratégico con criterios de eficiencia y excelencia.
Otro proyecto por el que se interesó recientemente Pedro Duque, ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, es el satélite CHEOPS (CHaracterising ExOPlanets Satellite), liderado por Airbus Defence & Space. En este caso participan en el consorcio 24 empresas (siete de ellas españolas) tras superar una competición abierta de la ESA (Agencia Espacial Europea).
El satélite tiene como misión principal ‘cazar’ exoplanetas, es decir identificar planetas que orbitan en torno a una estrella diferente al sol. El objetivo principal de la misión CHEOPS es la monitorización de tránsitos planetarios mediante el uso de fotometría de muy alta precisión sobre estrellas conocidas con planetas orbitando alrededor de ellas.
José Luis Lizondo, responsable de calidad del proyecto, señala como otra de las peculiaridades, que se trata de un proyecto de bajo coste. “Hemos conseguido hacer ciencia con menos dinero”, afirma. Ello se debe a que se han servido de tecnologías maduras ya disponibles, sin necesidad de hacer desarrollos específicos.
Tras un intenso periplo de pruebas y ensayos que se ha prolongado por espacio de siete meses, el ingenio espacial está prácticamente terminado, con una vida útil de alrededor de tres años y medio. Para febrero de 2019 está prevista la conclusión de la revisión de aceptación final en la que la ESA declarará que CHEOPS está listo para ‘volar’. Posteriormente, el satélite será trasladado a Kourou, en la Guayana Francesa, para su lanzamiento anunciado para finales de año a bordo del lanzador soviético Soyuz.
Cheops también identificará potenciales objetivos para futuros estudios de habitabilidad. La idea de que otros planetas puedan albergar vida inteligente es antigua, pero su estudio parece cada vez más acuciante a raíz de declaraciones como las Stephen Hawking urgiendo a las potencias mundiales a afanarse, “por el bien de la humanidad”, a buscar otros planetas habitables. El cambio climático, la sobrepoblación, las guerras, el riesgo del choque de asteroides… son algunas de las razones por las que el físico británico depositaba pocas esperanzas futuras en el planeta Tierra. Y en dicha urgencia es donde parecen ver oportunidad de negocio las mentes preclaras del emprendimiento como Elon Musk, con SpaceX, el fundador de Amazon, Jeff Bezos, con su empresa Blue Origin o Sir Richard Branson con Virgin Galactic.
La compañía tecnológica castellonense alcanza los 16,8 millones de euros de ingreso anual recurrente, revaloriza su acción un 70% hasta los 32 millones de euros de capitalización y su área de ciberseguridad crece un 46% gracias a su avance en Latinoamérica