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El sudoku de Puig: sin dinero para liberar cargos y con dudas de si nombrar miembros del Consell

26/07/2017 - 

VALÈNCIA. El reelegido secretario general del PSPV, Ximo Puig, se enfrenta esta semana a la complicada misión de diseñar una nueva Ejecutiva del partido que lidera tras haber vencido en las primarias al alcalde de Burjassot, Rafa García. Así, el también presidente de la Generalitat se comprometió a "cambios profundos" en la dirección de la formación socialistas si obtenía el triunfo: un mensaje que ahora toca cumplir con no pocas dificultades en el tintero.

En este sentido, una de las críticas más reiteradas por parte de la oposición interna sobre la dirección del PSPV que Puig nombró en 2012 ha sido lo que muchos han considerado un bajo rendimiento sobre todo tras las elecciones locales y autonómicas celebradas en 2015. "El partido está muerto", llegó a espetarle el aspirante Rafa García durante el debate entre ambos candidatos.

Una circunstancia que, de alguna manera, varios dirigentes partidarios del propio Puig comparten. De hecho, el propio secretario general acometió variaciones en la dirección en octubre de 2015, introduciendo a distintos candidatos electorales y a grandes alcaldes como responsables de área y dejando como vocales a dirigentes orgánicos que ostentaban un cargo en el Consell. Unas variaciones que, a tenor de lo visto en los procesos posteriores, no terminaron de conseguir una reacción potente dentro del PSPV, que era lo que esperaba Puig con los cambios: "Reforzar la dirección en un momento en el que el partido es más importante que nunca", afirmó en ese momento.

Ahora, tras su victoria en las primarias, el secretario general tiene la oportunidad de diseñar una nueva Ejecutiva. Hasta el momento, y pese al baile de nombres que se vienen produciendo, lo que se conoce por boca del presidente de la Generalitat es que el órgano tendrá un tamaño mucho más reducido, unos 40 miembros. Menos de la mitad con los que ha terminado la dirección socialista en este mandato.

No obstante, el dilema que desde el entorno de Puig nadie sabe responder es si el líder contará en esta ocasión con algunos altos cargos del Consell para la dirección. Bien es cierto que hay nombres con fuerte simbolismo para estar presentes en la Ejecutiva pero, al mismo tiempo, el secretario general es consciente de que el partido debe acumular en la sede de Blanquerías dirigentes que se centren en el trabajo del PSPV y para ello no posean fuertes responsabilidades en la gestión institucional.

En esta situación están conselleras como Carmen Montón -que se ha reconciliado con Puig tras su travesía favorable a Pedro Sánchez- o María José Salvador; quien pertenece todavía a la Ejecutiva actual, así como el secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, entre otros. Además, en la última remodelación de la dirección Puig dio entrada -aunque sin ninguna responsabilidad asignada- a alcaldes de grandes municipios como Gabriel Echávarri (Alicante), José Benlloch (Vila-real), Carlos González (Elche) o José Chulvi (Xàbia), además portavoz en la Diputación de Alicante.

Unos nombres que, si el objetivo de Puig es poblar Blanquerías para que el PSPV cuente con mayor presencia centrada en el partido, no tendrían demasiado sentido si además se produce una reducción de número en la Ejecutiva. Por contra, y aunque también puede ser discutible su dedicación intensa al día a día en el partido; se da por segura la asunción de un puesto relevante pese a sus otras responsablidades del portavoz en Les Corts, Manolo Mata; del presidente de la Diputación, Jorge Rodríguez, y del alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa.

Por otro lado, cabe recordar que la formación socialista atraviesa una crisis económica que le ha llevado a poner a la venta la sede central del partido. De concretarse el traspaso, la situación mejoraría considerablemente dado que en la actualidad la deuda de la formación socialista se eleva a unos 7,8 millones de euros. No obstante, y aunque hay ofertas por el citado edificio que rondan los cinco millones, distintas fuentes del partido coinciden en que el PSPV no se encuentra en una situación boyante como para poder acumular cargos orgánicos liberados. 

Es decir, otro de los problemas de Puig es que no puede diseñar una Ejecutiva a golpe de talonario, sino que en la mayoría de los casos deberá elegir dirigentes que poseen un sueldo privado o público pero que, al mismo tiempo, dispongan de tiempo para también dedicar horas al partido. Una circunstancia más probable en los alcaldes de municipios no demasiado grandes, diputados autonómicos o provinciales.

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