El experto de XTB analiza el último congreso nacional del Partido Comunista de China en un momento de especial relevancia para el país más poblado del mundo
MADRID. Con motivo de la celebración del XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China el pasado 18 de octubre, pudimos tomar nota de los planes con los que el gigante asiático pretende afrontar los devenires de las próximas décadas.
Uno de los momentos más esperados de la jornada fue la intervención del presidente Xi, el cual dejó aflorar varías ideas de la hoja de ruta que seguirá China en los próximos años. El líder chino dejó entrever el deseo de incrementar sus influencias en los países occidentales, continuar con la innovación del país e incrementar el poderío de su ejército. Xi se centró principalmente en resaltar los logros del partido, así como en ensalzar las reformas que se han realizado de cara a la apertura de empresas extranjeras, las modificaciones en las empresas estatales y la regulación del sector financiero abogando por un fortalecimiento en el control de este.
Más allá de los elogios hacía su propio país -llegó afirmar que "China está pasando a ser el centro del escenario mundial"-, Xi hizo varios incisos acerca de los importantes desafíos a los que tendrán que hacer frente. El primero de ellos hizo referencia a las dificultades que soportará el propio partido para expandir el control sobre todos los aspectos de la nación para lograr la supremacía del sistema del partido único de China.
Otra de las dificultades a encarar son las reformas estructurales que se deberán llevar a cabo a lo largo de esta década para lograr una transición económica basada en el desarrollo sostenible y la calidad de la segunda economía más grande del mundo. También hizo hincapié en la importancia de la respuesta de China ante futuras ralentizaciones económicas, ya que de ella depende en gran parte la estabilidad de la economía mundial.
En último lugar, y no por ello menos relevante, el presidente chino dejó clara la preocupación en otros dos ámbitos como son los cambios en la demografía (ligados a un envejecimiento de la población) y el incremento constante de su deuda.
El resultado del congreso es una nube de incertidumbre acerca de cómo materializar el camino a seguir para alcanzar los objetivos y desafíos fijados. Lo que no generó ninguna duda es el refuerzo de Xi como un líder, todavía más fuerte, dotándole de un mayor control que se aproxima a la mitad de los principales rangos de liderazgo del partido y que le garantiza la estabilidad hasta la finalización de su segundo mandato en 2022.
Antonio Sales es analista de XTB