VALÈNCIA. El socialismo valenciano vive días de luto tras el fallecimiento en la noche del sábado del concejal de Hacienda, Ramón Vilar (València, 1955), debido a un infarto. Una pérdida muy honda en lo personal para el PSPV-PSOE y la FSP-UGT, pero también especialmente profunda para el grupo municipal en el Ayuntamiento de València.
Vilar encarnaba la veteranía, carisma y oficio que dotaba de un equilibrio necesario al equipo diseñado por la vicealcaldesa, Sandra Gómez. El concejal, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universitat de València, ya formó parte del equipo de Gobierno entre 1983 y 1995 con Ricard Pérez Casado y Clementina Ródenas para, desde 2015, regresar como edil en el consistorio hasta ahora.
Miembro del Colegio de Economistas, del Club de Encuentro Manuel Broseta, del Ateneo Mercantil de Valencia y consejero del Levante UD, Vilar, además de su peso dentro del tejido social y empresarial de la ciudad, ejercía a menudo de brújula y contrapeso del relativamente joven grupo -unos 45 años de media- liderado por Gómez, en el que solo Emiliano García, compartía la longevidad con Vilar.
Una pérdida que deja en estado de 'shock' a la familia socialista, especialmente en el consistorio del Cap i Casal, puesto que al dolor irreparable de la ausencia del veterano edil, debe añadir la problemática de la reorganización en un consistorio cuya caja, cuentas y presupuesto, era controlada al milímetro por Vilar, en cuyos hombros recaía la responsabilidad de hacer posible lo imposible en el manejo de las finanzas municipales.
De su gestión quedará haber sido pieza clave para el saneamiento de las cuentas municipales. Aunque el anterior gobierno popular ya había empezado a reducir la deuda, fue a partir de 2015 cuando la difícil empresa se constituyó eje fundamental en la gestión de la concejalía del socialista. En el anecdotario queda, por ejemplo, su acérrima defensa de los toros y del bou embolat -se llegó a ausentar cuando su gobierno prohibió estas fiestas en los pueblos del norte-. También sus intervenciones de voz rota y socarrona, su capacidad de llegar a acuerdos y el ejercicio de una proximidad que incluso se ganó el cariño en la oposición.
Se quedó, eso sí, sin concluir algunas de las líneas políticas emprendidas en el ejecutivo local de Compromís y PSPV: el cobro del IBI a los edificios lucrativos de la Iglesia. El pasado ejercicio el consistorio emitió algunos recibos, pero desde entonces no se ha sabido nada. "Menudos líos tengo. De momento lo tengo aparcado, no doy para más", admitía apenas hace un mes a este diario. En los últimos meses había destacado también como consejero de la EMT, con motivo del fraude de cuatro millones perpetrado contra la empresa en septiembre y la comisión de investigación abierta en la misma firma. Con todo, y además de todo ello, se fue tras una pandemia mundial, reivindicando que el consistorio pudiera hacer uso de los ahorros propios.
Ahora, la vicealcaldesa y su equipo se enfrenta a una reestructuración del grupo con la previsible entrada del jovencísimo Borja Sanjuán (València, 1992) como concejal -figuraba en el puesto 8 de la lista-, que hasta ahora ha ejercido las funciones de asesor de Sandra Gómez y director Estrategia Urbana y Agenda Sostenible dentro del consistorio. Un imprevisto que trastoca y mucho al grupo socialista.
La salida de Sanjuán de las funciones que hasta ahora desempeñaba, siempre que acceda a ocupar la plaza en ejecutivo, dejaría a Gómez sin el concurso de uno de sus más estrechos apoyos en la coordinación de área de Urbanismo. A ello hay que unir la reciente marcha del coordinador general de este área, Rafa Rubio, otro experimentado dirigente socialista y funcionario que fue designado subdelegado del Gobierno en Valencia. Un vacío importantísimo que el grupo socialista se encontraba estudiando cómo ocupar.
Estas dos ausencias -las de Vilar y Rubio- dejan a los socialistas consistoriales huérfanos no sólo de dos piezas clave en el funcionamiento del equipo de gobierno, sino de su inexcusable experiencia y conocimientos políticos. Por delante quedan tres años de mandato y sólo el tiempo dirá si estos imprevistos en el plantel del PSPV pasarán factura.
Con la ida imprevista de Vilar, la Concejalía de Hacienda queda vacante para los socialistas. Al tratarse de uno de los departamentos más importantes en la administración local, el grupo municipal deberá elegir sin demasiada demora algún responsable, entre cuyos candidatos podría estar el propio Sanjuán, Pilar Bernabé o Elisa Valía, aunque no se descarta alguna reestructuración mayor.