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 PROYECTO DOCENTE

‘El Mur’: estudiantes que luchan por la Memoria Histórica… con trabajos de clase

17/02/2020 - 

VALÈNCIA. El día a día bajo la amenaza de los bombardeos en Poblats Marítims, el horror sufrido por los españoles en Mauthausen, la represión franquista durante la postguerra, la muerte de Miguel Hernández…Recuerdos empapados de dolor, violencia, miedo e incertidumbre. Estos son solamente algunos de los retazos de vida que recoge El Mur, una plataforma 2.0 en el que alumnos y alumnas de Comunicación Audivovisual de la Universitat de València comparten sus relatos en torno a la Memoria Histórica. Un proyecto coordinado por los docentes Carlos López-Olano, Juan Carlos Colomer y Santiago López Porcar, que busca hacer añicos la amnesia colectiva en la que quedó atrapado nuestro pasado reciente. Frente al silencio, palabras, vídeos…y memes.

Nacida en 2019, esta iniciativa toma su nombre del paredón de Paterna, donde más de 2.200 personas fueron fusiladas por el franquismo entre 1939 y 1956, pero sus horizontes se despliegan por toda la geografía de la violencia y el miedo. “Elegimos ese lugar como leitmotiv, pero nuestro objetivo es recuperar historias que abarquen cualquier ámbito de la represión franquista. En cualquier caso, creo que es un espacio que todo el mundo debería conocer, ya que lo que sucedió allí fue terrible, pero ahora está bastante abandonado”, apunta López-Olano. A través de sus experiencias en El Mur, los estudiantes “se acercan a la realidad de la represión, la comprenden de una manera más profunda e íntima”, explica Colomer.

Exhumación de la Fosa 112 de Paterna. Foto: ESTRELLA JOVER.

El resultado de esta propuesta, a la que el alumnado se suma de manera voluntaria, son más de 400 piezas originales creadas en formato audiovisual o escrito. Además, los estudiantes desgranan a través de las redes sociales sus propias narraciones mediante el hashtag #ElMur. “Es una forma de multiplicar la difusión en Internet de estas narraciones, que no parten de las instituciones, sino de los jóvenes, con su propio lenguaje y sus códigos”, apunta López-Olano. Así lo hizo la estudiante de Comunicación Audiovisual Paula Electra Zanón Simarro, quien tejió en Twitter un relato en el que iba desgranando las vivencias de los habitantes de El Cabanyal – su barrio- durante los bombardeos del bando franquista. “Yo siempre había querido abordar el pasado de mi familia, quería saber si había sucedido algo porque siempre han estado muy comprometidos ideológicamente. Me rondaba mucho la cabeza la frase ‘lo personal es lo más creativo’, y al final creo que ha sido verdad. Quería hablar de mi abuelo, estuve trasteando por casa y acabé encontrando el cuadernillo del que hablo en mi trabajo”, explica la joven sobre el anecdotario en el que Enrique Simarro plasma algunas de sus vivencias infantiles en los refugios antiaéreos. 

De hecho, para Juan Carlos Colomer, que forma parte junto a López-Olano del Aula de Historia y Memoria Democrática de la UV, uno de los ejes fundamentales de esta experiencia docente es que permite divulgar la represión franquista en València “a través de un enfoque novedoso y mediante el uso de nuevas tecnologías. Es una forma diferente de romper el silencio que existe en torno a la Memoria Histórica y de mostrar a la ciudadanía todos los esfuerzos que se están llevando a cabo para recuperar las vivencias de las víctimas y sus familias”. 

“Son los estudiantes los que crean el conocimiento histórico a partir de las fuentes. Pretende ser algo más que un trabajo para una asignatura: queremos que reconstruyan el proceso represivo, las circunstancias y causas de esos fusilamientos… Eso le da al proyecto un valor mucho más interesante y hace que los alumnos lo vivan de una manera más personal”, apunta Colomer, especialista en didáctica de la historia con medios tecnológicos y audiovisuales. “Participar en El Mur me ha abierto la mente. Yo ya tenía unas concepciones básicas sobre la Memoria Histórica, pero nunca había podido trabajarla por mí misma.  Ha sido una forma muy bonita de acercarme al tema y de hacer oír la voz de mi abuelo. Además, de conocer su historia, que yo desconocía, también me ha permitido acercarme a las situaciones recogidas por otros compañeros de clase”, señala Zanón. 

Exhumación de la Fosa 112 de Paterna. Foto: ESTRELLA JOVER.

Contra la amnesia colectiva

¿Y cómo es posible que en pleno 2020 todavía quedaran tantos recuerdos familiares por desvelar en la intimidad de un sofá o una cocina? Tantas sobremesas en las que se esquivaban las alusiones a sufrimientos pasados, en las que se prefería sepultar esos instantes de temor y sustituirlos por anécdotas menos dolorosas. “Hay un cierto miedo a descubrir horrores que no sabías en el seno de tu familia, un cierto negacionismo, quizás, que impide preguntar y relatar. Por eso mismo creo que es importante que participemos en proyectos como estos, y por eso mismo creo también que mi abuelo decidió escribir sus memorias”, apunta Zanón respecto a este viaje a las entrañas de su hogar.

Su caso no es precisamente excepcional. “Hemos detectado que la mayoría de alumnos no conocían bien estos episodios y muchos, al principio, tampoco mostraban demasiado interés. Pero yo siempre les recomendaba que contaran historias lo más cercanas posible, que fueran a sus parientes y les preguntaran, que hablaran sobre la Guerra Civil y la postguerra con ellos. Y lo cierto es que muchos de ellos han acabado recuperando los recuerdos de sus abuelos, asuntos que no se conocían en su casa y que les han sorprendido y les han parecido interesantes”, apunta López-Olano para quien este ejercicio curricular permite a los participantes “ir más allá de cumplir con unos objetivos académicos”. 

Y es que, hay muchos velos de mutismo, desinterés y olvido que todavía no han saltado por los aires. “Lo sucedido en Paterna es poco conocido. Se sabe de algunos nombres relevantes que murieron allí -como Vicent Miguel Carceller, editor de La Traca-, pero no de la envergadura de todo el proceso que se vivió”, explica Colomer, quien incide en que esta amnesia colectiva resulta especialmente sangrante “en todo lo que respecta a las numerosas fosas comunes que hay en ese cementerio”. Como subraya Zanón, “se usa la excusa de ‘no querer reabrir viejas heridas’ para no hablar de ciertos temas. Desde un punto de vista político y social, todo lo relacionado con la Memoria Histórica no se ha tratado como se debía tratar y es necesario colaborar para revertir esa situación”.

López-Olano lanza aquí unas migajas de optimismo: “creo que estamos en el buen camino para acabar con ese silencio. Al menos, estamos mucho mejor que hace diez años”. En cualquier caso, el profesor señala que la Memoria Histórica va “mucho más allá de sacar los cadáveres de las cunetas, aunque ese sea un paso importantísimo. Creo que es imprescindible la tarea de difusión, lograr que no se olvide lo que sucedió para evitar que vuelva a suceder, sobre todo si tenemos en cuenta el actual ascenso de los partidos de la ultraderecha en todo el mundo. Conocer nuestra historia nos previene para no repetirla, y ahí queda mucho por hacer”.

“Este ha sido el primer curso en el que hemos puesto en marcha la propuesta, ha sido una edición piloto. Nuestra idea es continuarlo el próximo año ampliándolo a otras universidades ya que nos han contactado docentes de otras instituciones que están interesados en participar”, apunta López-Olano sobre esta iniciativa que cuenta con el respaldo de la Asociación Ciudadanía y Comunicación. Más allá de las coordenadas académicas, el proyecto aspira a crecer en otros espacios durante los próximos meses, por ejemplo, mediante un podcast que verá próximamente la luz en Plaza Radio. Toca seguir dinamitando el silencio.


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